Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
El 9 de marzo de 2020, el entonces flamante ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Carlos María Uriarte, dijo que el aumento de la cotización del dólar era “una solución” que no esperaba, pero ansiaba, por sus beneficios para el sector agroexportador. Dos días después le dio un marco teórico a esa postura, al afirmar que su función era “transmitir las necesidades y opiniones de los productores y tratar de que sus intereses sean considerados en las medidas que toma el gobierno”.
Uriarte fue reemplazado a mediados del año siguiente, pero su sucesor en el ministerio, Fernando Mattos, muestra, como veremos, una actitud muy semejante. Esto no debería llamar la atención, porque ambos son productores rurales con trayectoria en las grandes gremiales de su sector.
Ayer el diario El País publicó, con destaque en su portada, un artículo titulado “El gobierno sale al cruce de la frase de ‘peor atraso cambiario de la historia’ y defiende la libre flotación”, centrado en una disertación del presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Diego Labat. Este sostuvo la misma posición que había fundamentado en una entrevista que publicamos hace tres semanas en el suplemento Economía, cuando dijo que asume como tarea prioritaria del BCU el mantenimiento de la inflación en “niveles adecuados para Uruguay”, que lograr este objetivo es muy beneficioso y que comprende la preocupación de los sectores exportadores por su competitividad, pero no le parece que haya que intentar mejorarla aumentando “artificialmente” el tipo de cambio, con la consecuencia de abatir el poder de compra de quienes tienen ingresos en pesos.
Sin embargo, ayer Mattos sostuvo en rueda de prensa que las gremiales de exportadores “tienen razón” cuando se quejan del “atraso cambiario”, que las medidas del Ministerio de Economía y Finanzas “no han sido efectivas” para resolver ese problema y que, si bien “no sería razonable” que la cotización del dólar saltara al nivel de 58 pesos que desea la Federación Rural (FR), “sí sería un gran alivio para el sistema productivo tener un dólar más alineado y competitivo”.
La semana pasada, la FR expresó que “en gobiernos anteriores al campo le tocó ser la caja del Estado”, y que en este año electoral está “nuevamente transfiriendo recursos para mantener un nivel de consumo que no para de crecer”. Lo que señalan los grandes productores agropecuarios es que, con la cotización actual del dólar, se les priva de ingresos para sostener el salario real. Comparten que hay intereses contrapuestos en este asunto, pero no están de acuerdo con la forma en la que Labat considera que se debe administrar la contradicción.
El oficialismo declaró desde el inicio su intención de favorecer a los “malla oro”, pero en un año electoral no está dispuesto a que crezcan la inflación y, con ella, el descontento popular. Los grandes exportadores opinan que se les impone un sacrificio inaceptable, aunque sea transitorio y con miras a prolongar cinco años más una gestión de gobierno que los privilegie. No aceptan una reducción coyuntural de ganancias como inversión política de largo plazo. Les falta visión estratégica.
Hasta mañana.