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Donald Trump, el 3 de abril, en Miami.

Foto: Mandel Ngan, AFP

Alerta naranja del norte y alerta naranja acá

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En todo el mundo, el acontecimiento de estos días fue una decisión unilateral (¿unipersonal?) de Estados Unidos: aumentar significativamente los aranceles a las importaciones. El presidente Donald Trump anunció porcentajes que dificultan notablemente el comercio con ese país y perjudican a adversarios declarados como China, que ya presentó contramedidas, y también a aliados históricos, como la Unión Europea.

Las bolsas de todo el planeta respondieron con una caída pronunciada, y distintos líderes han calificado las medidas del “hombre naranja” como una insensatez, pero este afirma que se trata de un shock transitorio. Su fan rioplatense, Javier Milei, lo felicitó porque le parece que las trabas al comercio finalmente favorecerán al libre comercio (parece que me entrevero, pero no).

Lo cierto es que tanto su Argentina como nuestro Uruguay, al igual que casi todos los países de la región, recibieron el “castigo mínimo”: un 10% de arancel. Los exportadores uruguayos se mostraron cautos, el gobierno va a coordinar una respuesta conjunta con Brasil y el Mercosur, y el ministro de Economía, Gabriel Oddone, resultó el más optimista.

Oddone también protagonizó, a lo largo de la semana, una disputa verbal con gente de su partido. Ocurre que el presidente Yamandú Orsi se reunió el lunes con los legisladores del Frente Amplio en Suárez y Reyes. Tras el encuentro, el senador empepepista Daniel Caggiani, coordinador de la bancada frenteamplista en la Cámara Alta, dijo a los medios que el gobierno de Lacalle Pou había dejado varias “bombas” plantadas en la economía. Luego de reunirse con la comisión de Hacienda del Parlamento, Oddone dijo que había desafíos pero no explosivos y que convenía ser cuidadosos en lo discursivo. Caggiani no se achicó y dijo que, además de bombas, había “cráteres”.

Finalmente, el presidente Orsi (también empepepista) salió a mediar: sentenció que lo que hay son “luces anaranjadas”. Me hace acordar un poco a los tiempos en que era presidente José Mujica y el debate económico era monopolizado por dirigentes del Frente Amplio.

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