A las dos de la madrugada del sábado, televisores y pantallas gigantes sintonizaban VTV en los clubes de los conjuntos del Concurso Oficial de Carnaval: en minutos empezarían los fallos. Las personas se amontonaban en espera de que llegara el turno de su categoría.
Música, niños corriendo, nervios, personas mayores, baile, alcohol, mate, gente fumando adentro, cautela, luces de colores, emoción. La noche de fallos nos lleva de club en club, cambia la gente (aunque algunas personas andan de gira y aparecen en diferentes lugares) pero la esencia se mantiene: la espera, el llanto, los abrazos.
El orden de los fallos ya está establecido: revistas, humoristas, sociedad de negros y lubolos, parodistas y murgas.
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Tabú
En pleno Belvedere, el Club Caparcona, sede y hogar de la revista Tabú, ya tenía todo pronto para recibir y agasajar a familiares y amigos, a la prensa y a toda la hinchada del conjunto. Como de costumbre, sus directores responsables, Julio de Río y Fernando Olita, no dejaron ningún detalle librado al azar, y en el gran salón de fiestas del lugar se colocaron, de forma estratégica, mesas y sillas con vista a la pantalla gigante en que se proyectó la transmisión oficial de los fallos del carnaval por la señal VTV.
En la cantina, los parroquianos no estuvieron nada ajenos al evento, se sumaron en la previa y se unieron en abrazos para festejar un triunfo de la revista, el club y el barrio. Enseguida que se supo la noticia, uno de los dirigentes más veteranos del antiguo club de fútbol consiguió una camiseta con la leyenda “Ganadora de 2022”, el vecino de la esquina agitó la música del festejo con tambores y volvió a prenderse el parrillero. Nuestra cámara, como las de la televisión y los micrófonos de las radios que cubren esta tradición, buscó a los emocionados integrantes del conjunto que nuevamente se llevó el primer premio de la categoría revistas.
“Una felicidad enorme por el trabajo, el sacrificio, el amor y el compromiso de la categoría. Hay que unir, no dividir. Ojalá todos los conjuntos del carnaval y principalmente las revistas se encarguen de esta tarea”, nos dijo Julio del Río rodeado de sus compañeros en una fila de abrazos.
La cantante Marihel Barboza –quien más tarde iba a recibir el premio de figura de oro de este carnaval–, visiblemente emocionada, nos contó: “Si te digo que no lo creía te estaría mintiendo. Estaba muy confiada con este espectáculo. Hay tanto amor y tanto compromiso puestos en los ensayos de cada compañero de la revista; los utileros, los maquilladores y hasta el chofer pusieron su granito de arena para que pudiéramos presentar un gran show en el Teatro de Verano. Se nos termina el carnaval, pero queremos seguir disfrutando este espectáculo [Diversa] y nos gustaría recorrer el país junto a las intendencias de cada departamento y compartir nuestra propuesta, al igual que lo hicimos con los montevideanos, con los vecinos de todo el país”.
Para terminar el festejo, o para darle un reinicio hasta altas horas, los responsables del club les regalaron a los presentes y a los vecinos una fiesta de fuegos artificiales.
Humoristas Los Choby’s
En el salón había banderas y camisetas de fútbol colgadas en las paredes, maquinitas, una barra, parroquianos tomando bebidas variadas, familias conversando. Todavía no habían arrancado los fallos de la categoría, pero ya había personas sentadas frente al televisor.
Junto a una barra, en un galpón atestado de gente bailando, tomando, riendo y cantando, un DJ pasaba música y varios componentes de los humoristas Los Choby’s cantaban micrófono en mano.
Marcelo Tuala, una de las figuras del conjunto, salió unos minutos al patio para charlar. “No hay nada que se compare con esto, no hay nada más democrático que el carnaval, es lo más grande que hay en este país”, dice convencido.
Aunque entiende que “el arte no se puede juzgar como si fuese deporte, pero es parte de las reglas de juego”, esperaba los fallos con “nervios, ansiedad, pero con la tranquilidad de haber hecho lo que teníamos que hacer; a la gente le gustó, funcionó. Muy feliz”.
Recuerda su pasaje por Los Jokers, las décadas que su familia estuvo al frente del conjunto. Asegura que salieron muchos años y ganaron pocos, “pero si no te mueven otras cosas, decirle a la gente lo que querés decir porque tenés el privilegio de poder subir a un escenario y que mucha gente te escuche”, no tiene sentido estar en carnaval. “Me quedo toda la vida con lo que pasa en los tablados”, asegura.
De repente se apaga la música y el malón sube las escaleras. Eso significa que comenzó el conteo de la categoría humoristas, y Los Choby’s son los primeros en saber su puntaje, que se revela por orden alfabético.
–¡Dale, Tenfield, dale! –grita un hombre desde el fondo del salón cuando aparece en la tele el cartel “Fin del espacio publicitario”, que anuncia el regreso del programa.
Aparece Ramiro Pallares, presidente del jurado, en pantalla.
–¡Aguantemo hasta lo último! –pide una voz perdida entre el mar de gente que mira.
–Sssssh.
–Sssssh.
Con los rubros de la primera rueda empiezan a aparecer caras de preocupación.
–¿Cuánto es el máximo de ese rubro? –preguntan.
–Sssssh.
–¡Vamo Los Choby’s!
–Sssssh.
El ambiente es de cautela cuando terminan de sumar el puntaje de Los Choby’s: 1.765 puntos. Alguien grita en broma:
–Bueno, vamos primeros.
El jurado repasa ahora el puntaje de Los Rolin y por cada subtotal que muestra que el conjunto del Bicho Yuane sigue arriba hay aplausos. Empieza a aumentar la emoción, a la par con los nervios. Una señora se agarra la cara con las dos manos e inclina la cabeza hacia abajo, como si rezara. Caen las primeras lágrimas.
Es el turno de Sociedad Anónima, la tensión va en aumento. Algunos comentan que no llegan, otros que todavía hay que esperar. Siguen sumando, sumando, sumando. Yuane abraza a su hija, ambos están llorando. Llega la liguilla, ya se perfila la victoria. Nadie se mueve. Aparece la última cifra del conjunto maragato y su puesto: 2. Explotan los gritos, el llanto, los abrazos en el club Amanecer, vuelan líquidos varios y tiembla la tele: ganó Los Choby’s.
Cynthia Patiño, figura del conjunto, dice entre la multitud: “Es el cierre divino de un carnaval en el que me sentí re cómoda. Esta felicidad es el producto de haber pasado precioso”.
Comparsa C1080
Una mesa larga inclinada por la bajada de Curuguaty sostuvo los ingredientes para el brindis todo lo que pudo; botellas de champagne, algún aperitivo, cubitos de hielo y otros beberajes, cerca de una tele chica con buena amplificación. La bandera de Cachila Silva funcionó como escenografía de referencia espacial entre la muchedumbre, que esperó con silencio y tensión hasta el último punto del jurado para empezar a festejar la victoria. Algunos prefirieron la tranquilidad de los bancos sobre la calle Carlos Gardel, al lado de la Casa Cultural de la comparsa. Llegó el Pinocho Routin y los canales de tevé. Los focos de iluminación, entre el griterío y los saltos, se fueron hasta los rostros de Mathías, Wellington y Guillermo Silva, los tres herederos y responsables de Cuareim 1080 que apenas si perdieron su habitual calma, por unos segundos, cuando lograron encontrarse, nunca muy lejos de una puerta hogareña, junto a sus hijos y familiares más próximos.
“Cumplimos la palabra del tío, que quería a la comparsa en la calle; el grupo humano se brindó al cien por cien por la causa y los resultados están a la vista; tuvimos muy buenos rivales y agradecemos al jurado que nos eligió a nosotros”, dijo Guillermo. “Muy feliz. Creemos que es importante haber vuelto al carnaval y sacar un espectáculo que además fue un homenaje a mi viejo [Waldemar Cachila Silva, fallecido en enero de 2021]”, agregó Wellington.
“Queríamos devolverle la alegría a la gente. Esto es la frutilla de la torta, muchos conjuntos podían haber estado en el primer puesto y no íbamos a dejar de festejar. Estamos muy felices y nos vamos con el orgullo de tener la copa con el nombre de papá en casa”, concluyó. “Lo soñamos mucho, él va a estar siempre con nosotros, lo amamos y esto es para el barrio y para el candombe” dijo entre lágrimas la vedete Serrana Silva.
Parodistas Zíngaros
El Club Colonia era una fiesta desde la entrada. Parodistas Zíngaros acaba de conocer el resultado de la categoría: son campeones y se llevan el premio que este año homenajea a Ariel Pinocho Sosa, igual que todas las personas que están en el club.
-¡Pinooooo, Pinoooo! -cantan a coro.
Sobre la pared del fondo hay unos globos dorados con formas de letras que dicen PINO. Gastón Sosa, hijo del Pinocho y responsable del conjunto, está sobre una tarima con los ojos abiertos y la mirada al cielo.
Las emociones están a flor de piel porque es el primer año que el conjunto sale luego de la muerte del Pinocho, y porque hasta último momento la categoría estuvo peleada. El festejo no estaba asegurado, los especialistas estaban divididos y buena parte del ambiente del carnaval daba como ganadores a Caballeros. Sin embargo, una diferencia de 23 puntos le dio la victoria a Zíngaros.
Por los altoparlantes comenzó a sonar la melodía de Chikano que desde hace más de una década Zíngaros utiliza como despedida, ante los gritos de la gente que festeja como si hubiese salido a escena su artista favorito.
“Porque es el tiempo la mejor medicina, antes estaba abajo y ahora estoy arriba. Y bailaré, si bailas junto a mí, y bailaré, quiero hacerte feliz”. Palmas, baile, más lágrimas.
Aldo Martínez camina apretado entre abrazos y apretones de mano, todo el tiempo se acerca gente a saludarlo. Dice que vive el triunfo “con felicidad, miradas al cielo y agradecerle al Cabeza divino que siempre creyó en el carnaval. Esta locura la está viviendo de arriba, nosotros abajo y él arriba, siempre con locura divina. Creer en la categoría, creer en el espectáculo, creer en el carnaval”.
Murga Asaltantes con Patente
A las 5.00 decenas de personas están expectantes en el local de AUTE en la calle Agraciada. Está por comenzar el conteo de la última categoría, murgas. El paso de la noche se nota en los ánimos y en los vasos y botellas tirados por todo el piso. El promedio de edad descendió si lo comparamos con los primeros clubes, y la fiesta empezó hace rato, mucho antes de saber los resultados.
Asaltantes con Patente se perfilaba como ganadora, pero la categoría es la más reñida. En una pantalla gigante colgada sobre una de las altas paredes de AUTE, en el patio al aire libre, se transmite el conteo, pero la imagen se desenfoca, así que las personas se agrupan para escuchar y mirar la transmisión en sus celulares.
El jurado termina de repasar el puntaje de Agarrate Catalina, que pelea el podio: 2465 puntos. Es el turno de Asaltantes, y la posibilidad de perder se nota en los rostros tensos, las manos apretadas y los pedidos constantes de silencio ante cualquier interrupción.
Llueve cerveza cuando Pallares dice el número final de la murga: 2493 puntos, lo que la deja primera. Empiezan festejos que son cortados de inmediato por integrantes del conjunto.
-Faltan ocho murgas todavía -grita alguien entre la multitud.
Que siga el baile, entonces.
La murga se va al patio del fondo a pedido de Tenfield, que quiere enfocarlos en la transmisión en vivo a medida que avanza el conteo de los otros conjuntos. Así que la gente que vino a festejar con la murga o a tomar algo y disfrutar queda adelante y el conjunto hace un círculo atrás.
Con cada resultado que los sigue dejando primeros alguien grita:
-¡Vamo', Asaltantes!
-Sssssh.
-¡Todavía falta!
Así en loop hasta que el jurado llega casi al final de la liguilla de Queso Magro, último en la lista por orden alfabético. La victoria ya es un hecho, los componentes de Asaltantes están en cuclillas con los celulares en las manos. Un poco más, un poco más.
-Asaltantes con Patente, ganadores de la categoría murgas -dice Pallares.
-¡Vaaaaaaamo, Asaltantes, vamooooo! -se vuelven todos un grito sólo.
De repente estamos en un pogo gigante entre componentes, personas allegadas y prensa. Todo el mundo quiere llegar primero a abrazar a alguna figura o ponerle un micrófono en la cara. La radio en vivo se impone a los empujones, los murguistas se abrazan a sus familias, se aúpan entre ellos, lloran.
-¡Campeones, nomá!
Eduardo Díaz, integrante del coro, dice a la diaria que este triunfo es “una locura, el último año que gané fue en 2003 y ganar ahora es una alegría enorme, voy a festejar una semana entera”. Sin poder evitar caer en “una frase hecha”, asegura emocionado que “este grupo fue espectacular. Siempre digo que es mentira que ganan los 17 que están arriba, si vos no tenés un grupo unido con la coordinación, técnicos, utileros, hinchada, es mentira que ganás: este es un esfuerzo de todos”.
Todos, que se siguen abrazando, gritando y sacándose fotos. El festejo se mueve nuevamente hacia el patio de adelante: a esta fiesta le quedan muchas horas de vida.