Tal como fuera consignado por la diaria, la orden Salesianos de Don Bosco puso a la venta el edificio de la Escuela Industrial, ubicado en el centro de Juan Lacaze. Se trata de un complejo de 2.700 metros cuadrados construido por el empresario textil Miguel Campomar, a principios de la década de 1940, que incluye una decena de aulas, habitaciones, un teatro para 700 personas y un local donde funciona una imprenta.
La aparición del cartel de venta en la fachada de la Escuela Industrial cayó mal en Juan Lacaze. Este lunes, un grupo de vecinos y representantes de instituciones locales, ediles, concejales y el alcalde Arturo Bentancor (Frente Amplio) se reunieron en el municipio de esa localidad con el objetivo de revertir la decisión adoptada por los religiosos salesianos en relación a ese edificio.
“En esa reunión se conformó un grupo con el objetivo de conversar con los salesianos para conocer la situación, pero lo que se busca es que revean esa medida y para ello se hará una recolección de firmas”, comentó el alcalde sabalero. “Nuestro interés es conservar ese bien común para la localidad que, más allá de que el dueño legal sea la congregación salesiana, por su historia, y por lo que puede representar en el futuro, es un bien de los lacazinos”, aseguró Bentancor.
El edil colorado Gabriel Gabbiani, que también participó en esa reunión, por su parte, inició gestiones ante el Ministerio de Educación y Cultura y el Consejo Directivo Central de la ANEP, “ante el desinterés de la intendencia”.
El edil colorado reclamó que “se pueda atender la posibilidad de firmar un comodato de uso que reactive el funcionamiento del complejo de este invalorable colegio -reciente y tristemente puesto a la venta- y a la vez poner en valor un edificio que entendemos debería ser declarado Patrimonio Histórico Nacional”.
Los esfuerzos
Desde la instalación de los municipios en 2010, Darío Brugman y Arturo Bentancor, ex y actual alcalde de Juan Lacaze, respectivamente, ambos del Frente Amplio, pretendieron que esa infraestructura creada por Campomar, ya en estado ocioso, fuera destinada al desarrollo de carreras terciarias en esa localidad. Con ese afán, en numerosas oportunidades las autoridades locales se reunieron con autoridades de la Universidad de la República, de UTEC y del Ministerio de Educación y Cultura, e intentaron convencerlos de la importancia de concretar esa iniciativa. Para ello también contaron con la anuencia de la orden religiosa propietaria de ese edificio, que estaba dispuesta a cederla en comodato a la localidad, en caso de que fuese destinada a la función educativa.
Sin embargo, ninguna de las iniciativas ha cuajado hasta el momento y los religiosos decidieron poner a la venta, en 1,3 millones de dólares, la infraestructura que Campomar les donara hace 80 años.