Este año, la celebración del Día del Patrimonio rendirá homenaje a tres reconocidos arquitectos -Alfredo Jones Brown, Juan Antonio Scasso y José Scheps- por sus aportes en la construcción de centros de enseñanza. En tanto, el cierre de la celebración se realizará en el liceo Armand Ugón de Colonia Valdense, porque fue el primero edificado en el interior del país.
Institución emblemática
Uno de los grandes hitos que se destacan en la historia de la comunidad valdense es la creación de un liceo en 1888, el primero del interior del país, que lleva el nombre de uno de sus principales promotores, Daniel Armand Ugón, pastor, docente y figura imborrable para esa comunidad.
Un docente que marcó historia en esa institución, Omar Moreira (1932-2017), escribió el libro Un liceo abierto, Daniel Armand Ugón. En ese trabajo el recordado narrador y profesor de Literatura describió el contexto en el cual fue creada esa institución educativa: “El Uruguay no tenía aún 700.000 habitantes. En 1890, Enseñanza Secundaria, dependiendo de la Universidad de la República, tenía 365 alumnos. Sólo existían tres Facultades: Derecho, Medicina y Matemáticas”.
Moreira estableció que detrás de la instalación de ese centro educativo estuvo la vocación de los valdenses por el desarrollo de la capacidad intelectual y espiritual, algo que venía desde el fondo de la historia y que el pastor Jean Francois Gay les recordó a los primeros colonos que se embarcaron rumbo a nuestras latitudes. “‘Tratad siempre de manteneros muy superiores intelectual y espiritualmente a quienes os rodean. Si sois iguales, seréis absorbidos; si sois inferiores seréis sus siervos’”.
En primera instancia el liceo funcionó en una casa de comercio, ubicada en cruce de caminos, donde confluyeron “un haz de intereses: primero, el propósito evangelizador de formar guías espirituales para las colonias por parte de los pastores Thomas Wood y Daniel Armand Ugón; segundo formar maestros para la colonia y colonias hijas (....)”. “La educación era la esencial inversión”, subrayó Moreira.
Otro motivo que impulsó crear un centro de educación secundaria en el centro de la colonia agrícola fue la necesidad de “elevar la cultura general y crear profesionales y dirigentes” en momentos que el país estaba “saliendo del militarismo” que gobernó Uruguay en la segunda parte del siglo XIX.
La creación del liceo valdense estuvo precedida de “los beneficios” que había generado la reforma vareliana, especialmente en el departamento de Colonia, donde al influjo del inspector Francisco Morelli, entre 1876 y 1887 se pasó de 15 a 28 escuelas primarias.
En 1926 el Estado oficializó al liceo valdense, y desde entonces la institución supo contar con conducciones que establecieron fuertes vínculos con la comunidad. Moreira destaca, además de a Daniel Armand Ugón, a las figuras de Oscar Griot y de Juana Armand Ugón -hija de Daniel- que fue directora de la institución y tuvo una visión muy audaz: “participó en primera línea para oficializarlo, en la idea, y luego en la construcción de 'una casilla de baños en la Plaza de Deportes'”, donde concurrían los estudiantes a clases de educación física y “planificó y gestionó ante particulares la vieja forestación hoy ya renovada, asimismo planificó la creación de un gimnasio que no se llegó a construir”.
Según Moreira, “parte importante del prestigio del liceo derivaba de su preocupación por el alumno, por su desarrollo, por su mañana”.
Ya en las primeras décadas del siglo XX el liceo valdense comenzó a recibir a estudiantes de otras localidades colonienses y de los vecinos departamentos de Soriano y San José. “La afirmación del liceo se acentuó por esos años en la zona, al verse beneficiado por su ubicación, con el tendido de la hoy Ruta 1. Ésta por su magnitud, primera como tal en el territorio nacional, repercutió en todo el suroeste del país”, opinó Moreira.
A fines del siglo XX y principios del actual, al multiplicarse la instalación de bachilleratos en los liceos de las localidades vecinas el liceo Armand Ugón dejó de recibir esa notable cantidad de alumnos que asistían a sus aulas. No obstante, en las memorias de los locatarios y de quienes llegaron desde otros puntos sigue presente la importancia de esta institución formadora de jóvenes.