¿En qué rubro te desempeñás? ¿Hace cuánto?
Soy profesora de yoga. Hace 19 años que doy clases en mi centro de yoga en Carrasco, y hace 13 que doy clases de yoga para embarazadas en Nacer Mejor.
Nacer Mejor es una organización dedicada a generar las condiciones para que cada embarazo, nacimiento y puerperio sean vividos como una experiencia protagónica, libre y respetada en lo físico, emocional y espiritual.
¿Cómo modificó tu actividad la pandemia? ¿Pudiste adaptarte, o tuviste que cambiar de rubro?
Pasé a dar mis clases desde casa, dejé lo presencial para hacerlo virtual.
El living-cocina de casa se transformó en la sala de yoga. Gracias a la complicidad y colaboración de mi esposo y de mi hijo es que esto es posible.
Me pude adaptar y encontrar la manera de poder transmitir la esencia de la práctica sin la presencia física.
Desde Nacer Mejor nos implicó repensar actividades y buscar formas diferentes de trabajar con emociones y procesos personales profundos a distancia.
¿Qué es lo que más te complicó? ¿Y qué fue lo más sencillo?
Al principio no sabía muy bien cómo lo iba a hacer, así que comencé a filmar algunas clases, abrí un canal de Youtube (Durga Ma Uy) para compartirles a mis alumnos las prácticas, tanto de los grupos regulares como de embarazadas y sus parejas, y que no se quedaran en este tiempo sin esta valiosa herramienta. Fue un desafío encontrarme con las dificultades que implicó este cambio, en cuanto a lograr un sonido e imagen de calidad.
Luego comencé a dar las clases vía Zoom, en los horarios habituales. Lo más difícil es estar sin la presencia física, sin el feedback, la mirada, el movimiento de sentir al otro, de verlo.
Lo más sencillo, en mi caso, fue adaptar mi casa y mi familia al trabajo. Disponerme a eso.
Lo más complejo a nivel del trabajo que hacemos en Nacer mejor fue buscar la manera de sustituir o compensar la falta de presencia física, la falta del contacto entre las personas, la cercanía que nos permite mostrarnos en nuestra verdadera esencia, con todas nuestras dudas, miedos e incertidumbres.
¿Qué te parece que va a pasar? ¿Podrás aprovechar algo de todo esto más adelante?
No sé lo que va a pasar, lo que siento es el aprendizaje que esta situación nos trajo, sobre los ritmos cotidianos, una bajada forzada que nos permite conectar con lo importante, a confiar en las redes que podemos tender entre todos. Siento una gran oportunidad de ir hacia adentro y encontrarnos con nosotros mismos, crecer, atravesar miedos, salir fortalecidos de todo esto.
Construir la conciencia de nuestra responsabilidad como humanos, de cuidar lo que siempre nos contiene y cobija, que es la tierra.
Esto abrió una puerta que permitió acercar a personas y familias, que no podían participar de prácticas, meditaciones, preparación para el nacimiento, por diferentes razones, como la distancia física dentro y fuera del país o las complicaciones de horarios para poder llegar; en este caso facilitó encuentros. Pensar la manera de incluir estas posibilidades manteniendo los encuentros presenciales va a ser un nuevo desafío. Seguir alimentando estas vías y construir una integración de ambas.
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