Cotidiana Ingresá
Cotidiana

Foto: Alessandro Maradei

La manía de empezar con un whisky

1 minuto de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago
Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Solía ver a mis abuelos tomar un aperitivo antes de las comidas. Él siempre tomaba un vermú, un amargo, una cerveza ligera o un vaso de vino acompañado de algún queso o embutido. Sin embargo, mi abuela sigue hasta hoy tomando su whisky.

Como el aperitivo por definición es esa comida o bebida que se sirve antes del principal para abrir el apetito, se acostumbra tomar bebidas con poca graduación alcohólica, que despierten las papilas gustativas y acompañen un “abreboca” para ir entrando en calor. Este hermoso momento gastronómico, heredado sin dudas de los inmigrantes, fue desde siempre la excusa perfecta para la reunión familiar o las charlas entre amigos.

En Italia es el antipasto, en España son las tapas, en País Vasco los pintxos: cada región tiene su nombre para esta antesala. En nuestro país lo llamamos picada. Podemos preverla y hacerla pensada, combinando quesos, fiambres, legumbres, frutas y verduras, o tan solo empezar a sacar todo lo que tenemos en la heladera y la alacena para ir poniéndolo en pequeños pocillos y tablas sobre la mesa.

Volviendo a mi abuela, siempre me asombró su costumbre (que mi papá heredó) de tomar un whisky de entrada. Este destilado con 40% de alcohol obviamente no va a despertar nada en nuestras papilas gustativas, sino al contrario: va a dormirlas y saturarlas. Tampoco va a abrir nuestro apetito ni a favorecer el sabor del plato principal. Es más, va a quitarnos el apetito. Sin embargo, somos el segundo país más tomador de whisky per cápita del mundo y es muy normal ver que se consume como aperitivo. Esta costumbre es bien nuestra: no conozco ningún otro lugar del mundo donde se empiece una cena o almuerzo tomando whisky.

Mi abuela hoy sigue tomando whisky, con sus 90 años, y yo sigo los pasos tanos de mi abuelo y prefiero empezar con un vermú, una cerveza suave o ir directo a una copa de vino.

Hay varias opciones de aperitivos que podemos ir incorporando en nuestras picadas para de a poco ir dejando al destilado escocés para el final de la comida. Claro está que sobre gustos no hay nada escrito, pero les aseguro que van a disfrutar más los sabores si empezamos distinto.

Algunas recetas fáciles para preparar aperitivos con diferentes vermús sin usar destilados:

Long Punt e Mes

Vaso largo + Hielo + Punt e Mes + Tónica a gusto + Rodajas de naranja

Cinzano Rosso

Vaso largo + Hielo + 4 partes de Cinzano Rosso + 6 partes de gaseosa de pomelo + Rodaja de pomelo

Mezzo & Mezzo (Martini Tonic)

Copa o vaso largo + Hielo + Mitad de Martini Bianco + Mitad de agua tónica + Rodaja de limón

Americano* (también conocido como Milano-Torino)

Vaso corto + Hielo + Mitad de Campari + Mitad de vermú rosso + Agua con gas + Rodaja de naranja + Rodaja de limón

* Para que lo ubiquen mejor, este es el famoso cóctel pedido por James Bond en los libros de Ian Fleming. En la versión cinematográfica pide Martini.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura