En la historia de las especias la canela jugó un rol muy importante en lo que refiere a precio y mercado, contrabando y falsificación. Del árbol de cinnamon o del árbol cassia provienen sus dos variedades. Ya hemos hablado en otras ocasiones del segundo, que es el producto que mayormente se encuentra a disposición en Uruguay. Llega desde el sur de China y Birmania, y puede presentarse en rama o en polvo.
Del primer modo nos sirve para mezclar con té en hebras, infusionar leche para postres y cremas. También puede ser utilizada para colocar en una cazuela o estofado, como forma de introducir algo novedoso. Rompamos los prejuicios, ya que queda muy rico y sin sabor a canela; lo que logra es amalgamar los sabores.
Si la encontramos en polvo, podemos colocarla en varios platos o mezclas de especias tanto para cocina dulce como salada. Es común encontrarla en mezclas de especias árabes para carne picada, por ejemplo, en lemeyún, albóndigas, salsas de tomate o empanadas.
En momentos de aislamiento responsable, pensamos que esta es una especia que comúnmente tenemos en casa. Por eso decidimos hacer unos rollos de canela. Son fáciles y con pocos ingredientes; una variante que sumamos a la producción fueron los rollos de chocolate con un toque de nuez moscada.
Recuerden que nos pueden escribir y consultar por recetas con las especias que hay en casa, por samudsabores@gmail.com o en www.samudsabores.com.
Rollos de canela
Ingredientes | 2 huevos. 1 taza de leche tibia. 10 g de levadura en polvo. ½ taza de azúcar. 3 cucharadas de manteca pomada. 1 pizca de sal. 4 tazas de harina (que puede ser ½ taza más, esto es variable).
Relleno | 3 cucharadas de manteca pomada. 1 taza de azúcar. 2 cucharadas de canela.
Procedimiento | En la leche tibia colocamos la levadura para que se active. Colocamos en un bol de amasadora o en un bol común para unir con cuchara huevos, manteca, azúcar y sal; mezclamos. A continuación colocamos la leche con levadura activada, mezclamos a mano o con máquina (usando gancho y no batidor). Una vez que la mezcla esté homogénea, agregamos de a una las tazas de harina, y cuando hayamos puesto las cuatro tazas, evaluamos si sumamos media más o no. Esto lo vemos según la consistencia de la masa, que debe ser moldeable con la mano y fácil de despegar. Colocamos en un bol aceitado y cubrimos con papel film; dejamos leudar hasta lograr que doble su tamaño. En otro bol colocamos el azúcar con la canela y, si deseamos, podemos agregar una pizca de nuez moscada. La variante para esta receta sería usar tres de azúcar, dos de cacao y el toque de nuez moscada. Retiramos la masa del bol y damos forma rectangular con las manos, usando un palote comenzamos a estirar lentamente, sin apretar demasiado y sin que se pierda la forma, dejando de unos 70 mm de altura. Una vez listo, esparcimos la manteca pomada (es decir, a temperatura ambiente) por la superficie y agregamos la mezcla de azúcar y canela. Podemos hacer mitad canela y mitad chocolate y nuez moscada. Comenzamos a enrollar la masa con pequeños giros, cuidando que no quede mucha separación o aire entre masa y azúcar.
Formamos un rollo y hacemos cortes cada cuatro centímetros con un cuchillo afilado o la técnica de hilo dental, que paso a explicar. Tomamos un segmento de hilo dental, lo pasamos por debajo del rollo, cruzamos las puntas y lo bajamos hasta cortar la masa, primero por la mitad y luego por cada mitad y así hasta llegar a unos 12 rollos. Colocamos en una asadera enmantecada con una separación de un centímetro y medio; de esta manera, al leudar y cocinar se unirán y crecerán hacia arriba. Dejamos leudar nuevamente durante 30 minutos y llevamos al horno precalentado a unos 180 grados. Dejamos que se cocinen unos 20 minutos y retiramos una vez que estén dorados. Podemos pintarlos mientras están calientes con un almíbar liviano (1 taza de agua y ½ de azúcar al fuego) o simplemente tres cucharadas de azúcar disueltas en media taza de agua caliente. Esta acción hará que se impregnen un poco más en azúcar y que el rollo no tienda a secarse. Tapamos con un paño y dejamos reposar. Los podemos servir tibios o fríos.