Cuesta creer que algo tan omnipresente como los videos de brevísimos loops tenga un “creador”, pero es así. La mayoría nos enteramos cuando, el 24 de marzo, se anunció la muerte del estadounidense Stephen Wilhite, el ingeniero al frente del equipo que desarrolló el formato GIF en 1987.
A Wilhite y los suyos la compañía de servicios de internet Compuserve les había encomendado crear un tipo de archivo de imágenes en color que fuera liviano y que, si hacía falta, permitiera agrupar varias imágenes, creando una animación. La solución que encontraron se basaba en un sistema de compresión llamado LZW, ideado por la empresa Unisys (que también lo había patentado, pero eso es otra historia), que permitía trabajar con imágenes de 256 colores.
El resultado era funcional a la internet de aquellos años, en la que la velocidad de transmisión y descarga era ínfima comparada con la de hoy. Además de la ventaja de la “liviandad” que tenían los archivos GIF frente a otros formatos similares, en los años siguientes ocurrieron dos hechos decisivos para volverlos el estándar para archivos de imágenes de 8 bits.
Uno fue la compra de Compuserve por parte de America On Line (AOL), el principal proveedor de internet en Estados Unidos durante la década de 1990. AOL liberó la patente de los GIF, lo que permitió su uso masivo y gratuito.
El segundo suceso fue que Netscape, el primer navegador (o browser) comercial, permitía ver gifs desde su versión de fábrica.
Por eso, a finales de la década de 1990, ya circulaban los primeros gifs virales (entonces se enviaban por correo electrónico), como el del “bebé que baila”, de 1996 (y que resultó del agrado de Wilhite).
Con el tiempo surgirían otros formatos para crear imágenes animadas y comprimidas, pero la llegada de la cultura del meme y la ubicuidad de los teléfonos inteligentes revivió el uso de los gifs, al punto que hoy llamamos de ese modo a archivos que, técnicamente, no lo son, sino que son otro tipo de animaciones con similares características estéticas. En definitiva, la palabra “GIF” pasó a usarse para todo tipo de videos breves con contenido sarcástico o humorístico.
Surgieron, además, plataformas como Giphy, que permiten buscar e intercambiar gifs, y Tumblr, una red social especialmente amigable con la publicación de estas imágenes (con derivaciones puntuales en el mundo del porno.
Dame una G
Wilhite se retiró a los 51 años, pero siguió recibiendo reconocimientos por su creación. En uno de ellos, en 2013, se dedicó a tratar de corregir la forma en que pronunciamos su invento: según él, la inicial sería una consonante vibrante (fricativa palatal sonora, para ser exacto), equivalente a la jota inglesa (y a la antigua i griega rioplatense), por lo que por esta zona deberíamos decir algo así como “yif”.
Aunque el argumento de Wilhite no tiene mucha lógica (solía explicar que era una parodia de una marca de mantequilla de maní llamada Jif), sirve para recordar que GIF es un acrónimo de “graphics interchange format”, o sea, formato de intercambio gráfico. La ge de GIF, entonces, viene de “gráfico”, y no hay misterio sobre su pronunciación, tanto en inglés como en español.
Wilhite se jubiló por problemas cardíacos, y su muerte se produjo casi un mes después de haber contraído covid y estar internado en un hospital de la ciudad de Cincinnati.