En medio de la furia desatada por el coronavirus, y con los teatros cerrados en su país, Sergio Blanco estrenó una nueva obra en Barcelona, una de las ciudades más afectadas por la pandemia.
En esta nueva apuesta, reunió a un equipo de cinco trabajadores de la salud que han integrado distintos centros hospitalarios: así, un médico, una enfermera, un camillero, una limpiadora y una asistente social subieron a escena junto a Blanco e interpretaron este texto escrito y dirigido por él. En Covid 451, Blanco inaugura un modo de trabajo al que llama “alter-ficción”: “durante todo este confinamiento”, contó en un comunicado, le dieron ganas “de sumar a la auto-ficción esta idea de la alter-ficción”. Y agregó: “A medida que los días iban pasando, me fui dando cuenta de que estaba empezando a necesitar las historias de los demás, las experiencias de los demás, el cuerpo de los demás. Poco a poco empecé a necesitar a los otros como nunca los había necesitado. Y sobre todo empecé a tener ganas de oír sus historias y empezar a levantar ficciones a partir” de sus vivencias.
El resultado es un espectáculo que intenta reflexionar, dice, “con liviandad, elegancia e irreverencia” sobre dos espacios de curación, como son el hospital y el teatro: esta exploración apunta a la búsqueda de la teatralidad en la organización del sistema hospitalario, e indaga en la hospitalidad que puede haber en el sistema teatral. “Siempre me impactó que en la Grecia Antigua los edificios teatrales se construyeron muy seguido al lado de los templos consagrados a Asclepios, el dios de la medicina”, señaló.
Luego de este estreno en el Festival Grec de Barcelona, hoy y mañana Blanco presentará Memento Mori o la celebración de la muerte, un monólogo que es interpretado por él en forma de conferencia, que cruza fotografías de Matilde Campodónico y un texto sobre la muerte que involucra al público en un sugestivo ensayo escénico.