Pim Pau es un trío argentino de música para niños, conformado por Cássio Carvalho, Eva Harvez y Lucho Milocco, todos ellos vinculados al arte a través de una doble vertiente en la que confluyen la música y la docencia. En 2018 se presentaron por primera vez en Montevideo y desde entonces han cultivado un vínculo estrecho con el público de esta orilla del Plata; con excepción del año de pandemia, han seguido viniendo a presentar sus espectáculos. En su década de trayectoria han publicado cuatro discos, Recreo (2016), Corazón de crianza (2019), Upa (2023) y el flamante Cumpleaños.
Con su propuesta sonora y lúdica que sintetizan en el enunciado “la palabra como juego, la música como juguete y el cuerpo como instrumento”, vienen de una gira que los llevó a España, México, Cuba, Chile, Colombia y Perú. De visita a Montevideo en mayo, cuando vinieron a dar talleres convocados por el sindicato de maestras, conversaron con la diaria.
El nuevo disco Cumpleaños tiene mucho de Brasil.
Cássio: Veníamos de dos situaciones. El disco anterior era un disco inmersivo para bebés, para los momentos de maternar, y nos dieron ganas de hacer este despliegue de lo que sería otra faceta de Pim Pau, la faceta de la fiesta, de los ritmos del baile, del movimiento; además, coincidía con el aniversario de 10 años del proyecto. Por eso fuimos a un disco festivo y a un show festivo.
Lucho: Tiene una relación más directa con el primer disco: la presencia de la música brasilera, de la percusión, una cosa más explosiva, más festiva. Nos parecía que ese es un aspecto muy característico del proyecto y que era acorde para la celebración. Por eso también se llama Cumpleaños, y la canción que le da nombre la pensamos también para que pueda acompañar cualquier cumpleaños.
Eva: También tiene mucho juego, mucha interacción sonora. No sólo son canciones tocadas con instrumentos convencionales, sino que también hay una exploración de los objetos. Algo que también caracteriza mucha la sonoridad es la investigación de los sonidos: cada canción conlleva un juego por detrás, algo que forma parte de toda nuestra búsqueda.
Lucho: Otro aspecto que también es característico del proyecto y que está presente en ese disco es que nos gusta hacer versiones y adaptaciones de canciones. En este caso está “Buen día, día”, de Miguel Abuelo. Esa adaptación viene de cuando trabajábamos en aula con niños.
Cássio: Era una cuenta pendiente. La empezamos a hacer con docentes; además de transformarla en una canción del disco, nos interesaba seleccionar cosas que sucedían en el aula, esto de jugar al saludo a la poesía de cada día. Está también “Olé olé (en la montaña hay un eco)”, que es otro tipo de juego. Son esas canciones que son para cantar, el juego tiene esa cosa muy tradicional, muy folclórica, que es lo que sucede entre las canciones, que siempre están variando.
Me interesa que me cuenten sobre el disco anterior, Upa.
Eva: Era un material en el que veníamos indagando. Investigamos canciones de cuna, lo que sucedía en el vínculo de las familias en el acto de acunar. Era algo en lo que veníamos indagando también en los encuentros de formación con otros adultos y adultas vinculadas a las infancias, pero también veíamos que había una falta de un repertorio que desdibujara un poco el lugar de la canción para pensarlo más desde un lugar de paisaje sonoro: cómo crear una atmósfera que acompañe los primeros años de vida de una familia en referencia a un nacimiento, a ese tiempo suspendido, eso que se descubre. No sólo se descubre al bebé que está empezando a interactuar con el mundo, los vínculos, el espacio, sino a esas familias que están totalmente interpeladas por esa nueva vida que llega. Nos planteamos cómo pensar un concepto de disco, de principio a fin, que acompañara esa cosa que no se sabe bien si es de día, de noche, de tarde, donde el sueño está fluctuando. Cómo hacemos para acompañar un momento más calmo, un momento de despertar, un momento en que el cuerpo se pone en acción y que motoriza a esa familia que está transitando ese aprendizaje, esas experiencias.
Cássio: En términos sonoros son melodías que se sumergen en tarareos, en vibraciones del cuerpo que están presentes en el acunar. Todo eso veíamos que había que hacerlo, porque es una época que está muy tomada por la canción, y por la canción mercantilizada, que viene mucho de lo publicitario en cuanto propuesta para la primera infancia. Queríamos dar esa batalla en el repertorio.
Lucho: En la búsqueda en los talleres que mencionaba Eva e incluso en [el libro Arte y educación en la escuela y en los cursos virtuales se trata de pensar el cuerpo no sólo desde la escucha, también desde la mirada, desde el movimiento. El disco abre con una canción que se llama “Mira”, que tiene que ver con un momento fundamental, que es el descubrimiento del mundo. Aparecen un montón de juegos más propios del nivel inicial: “Receta de la abuela”
Hace un tiempo entrevisté a María Emilia López, y hablaba de la importancia “de estar en el regazo, estar en el cuerpo del adulto, ser acariciado, los juegos corporales rostro a rostro”, que “en otra época eran los elementos por antonomasia de la cultura de crianza, [pero] en este momento no lo son, casi que están en extinción”.
Eva: En algún punto tiene que ver con cómo encontrar en los detalles y en los gestos mínimos la potencia en el vínculo, la potencia sonora. Es como si pensáramos en el corazón de una canción o de un ambiente sonoro: todo lo que sobra lo sacamos. Porque, como decía Cássio, hay muchas canciones pensadas para los bebés que no tienen que ver con los bebés, donde hay un montón de estímulos que probablemente molesten, estorben ese vínculo, que es muy frágil, como la atención. Se trata de cómo hacer para administrar los recursos para que lo que esté sonando, lo que esté acompañando sea algo lo suficientemente significativo. Como un nacimiento, que viene a quebrar con todo lo que se venía viviendo. Intentamos que, de principio a fin, cada temática de cada canción o cada paisaje sonoro aborde ese nivel de sutileza.
Lucho: Incluso en la instrumentación: hay canciones que son guitarra y voz, otras tienen arreglos de cuerdas o kalimbas o un pianito chiquitito. Intentamos no ir a la estridencia, que siempre ha sido una búsqueda nuestra: incluso cuando hacemos canciones para bailar buscamos que sean los tambores los que están convocando y no una cuestión estridente.
¿Cómo ha sido la recepción?
Eva: La verdad que muy bonita. Las familias se han mostrado muy emocionadas, porque es un momento de extrema fragilidad en el que nos cambia todo: la percepción del mundo, aparece la propia fragilidad del no saber cómo acompañar. Cuando hay un ambiente sonoro que acompaña, hace la tarea más amena. Una palabra que viene mucho a lo que estoy diciendo es acompañar, o sostener. Porque hay cosas que, lamentablemente, se viven en soledad en estos descubrimientos, y cuando vos tenés un disco que de principio a fin lo podés escuchar en todo tu día, en toda tu tarde, en toda tu noche, se agradece un montón como recurso.
Lucho: También pensamos que fuera un disco para los adultos. Como siempre, pero en este sentido de tratar de que genere un clima calmo, esa calma que uno, en la locura del día a día, necesita al llegar a casa para poder entrar en un clima más relajado que permita otro tipo de vínculo con el bebé.
Cássio: Uno suele preparar la pieza, la cuna, y el sonido es algo que no se ve y que tiene esa profundización, esa no subestimación de la capacidad de la escucha, que es el primer órgano en formarse completamente en el útero, es algo que está muy desarrollado. El adulto, sin percibirla, la reconoce. Uno quiere estar; como diría [Daniel] Calmels: “Cuando uno escucha, pone el cuerpo”.
El próximo domingo 29 se van a presentar en la sala principal del Auditorio Nacional Adela Reta.
Eva: Estamos muy emocionados porque entendemos que es un salto en este recorrido, en esta historia que estamos viviendo desde 2018, cuando vinimos por primera vez, hasta ahora. Fue un vínculo que fuimos construyendo de a poquito y entendemos que es muy simbólico poder tocar en este lugar. Intentamos estar despiertos a eso, no naturalizarlo, saber que es un logro y que en parte tiene que ver con la recepción muy amorosa del pueblo uruguayo con nosotros. Eso es un privilegio.
Cássio: Vamos a cantar canciones de Upa –va a estar “Receta de la abuela”, por ejemplo– y canciones del disco nuevo. Estamos muy entusiasmados.
¿La sala representa un desafío?
Lucho: Para nosotros el desafío, tanto acá en el Sodre como en el Ópera en Buenos Aires, fue plantearnos que vamos a presentar las canciones de este disco haciendo honor tanto a la celebración de esos diez años como a esos lugares donde vamos a estar. Son teatros importantes, emblemáticos, el de acá, el de Argentina, el de Colombia, el de La Habana, el de Chile…
Eva: Son los desafíos más motivantes porque implican ponerse creativos, pensar, salirse de los lugares comunes.
¿Qué balance hacen de estos diez años de trayectoria?
Lucho: Me gustaría comentar dos cosas. Por un lado, que la semana pasada recibimos el premio Konex, que se da cada diez años a la música popular, como proyecto para las infancias. Fue un privilegio y, en consonancia con eso, fuimos nominados a los premios Gardel por el último disco. Todos nuestros discos son de producción independiente, y recibir una nominación trabajando de esa manera es muy importante. Por otro lado, publicamos dos libros nuevos, que se suman a una iniciativa que también es independiente y que llevamos adelante con mucho esfuerzo, con mucho sacrificio. Se trata de Luna y pandero, junto con Istvansch, un ilustrador santafesino, y Canto de primavera, junto con el ecuatoriano Daniel Chonillo.
Eva: Hay muchos balances que se pueden hacer, pero para mí es importante darle valor a que en estos diez años pudimos armar un proyecto entre amigos, autogestivo. Saber que hay que creer en lo que uno desea, hay que creer que el trabajo en equipo es muy potente, que acá nadie se salva solo. Y confiar en las ideas, trabajar, seguir apostando a que entre amigos y con colegas se pueden armar cosas interesantes en un mundo que tiende al individualismo y a la meritocracia. A eso le tenemos que dar un valor como proyecto, porque estamos conviviendo desde hace diez años a fuerza de mucho trabajo, pero también de confiar en el otro.
Pim Pau presenta Cumpleaños el domingo 29 a las 16.00 en la sala Fabini del Auditorio Nacional Adela Reta. Entradas $ 950 en Tickantel. 2x1 para la diaria