En el mediodía del jueves, con música de jazz funcional y una foto sonriente del homenajeado vestido de camisa celeste y pañoleta colorada, el salón Ernesto de los Campos de la Intendencia de Montevideo recibió a familiares, amigos y colegas del percusionista y luthier de tambores Fernando Núñez Ocampo, más conocido como Lobo, para celebrar junto al músico el reconocimiento de Ciudadano Ilustre que le otorgaron las autoridades de la comuna capitalina.
La numerosa concurrencia obligó al funcionariado a agregar más sillas de las previstas sobre el brilloso parquet de madera, pero los menos puntuales debieron ubicarse de pie, apoyados sobre las paredes del recinto o directamente en el lejano fondo del amplio salón.
La cantante Chabela Ramírez, el pianista Aníbal Pintos, el bailarín congoleño Efuka Lontange y la diputada María Inés Obaldía fueron sólo algunos de los muchos que acompañaron al Lobo en su ceremonia celebratoria. También llegó a tiempo, recién bajado de un avión, el músico y cantante Ruben Rada, quien fue directamente a encontrarse en un abrazo con su amigo y habitual compañero de aventuras en escenarios de todo el mundo.
Pasadas las 13.00, vestido de negro y algo circunspecto, Fernando Lobo Núñez subió la tarima alfombrada junto a las autoridades departamentales para recibir formalmente el reconocimiento, plasmado en una plaqueta de tintes dorados con fecha junio de 2025. “Lobo, no tengas miedo”, le dijo a su paso, y en tono de broma, Rada, ubicado en la primera fila.
Antes, la directora del Departamento de Cultura de la IM, Débora Quiring, resumió una biografía del músico, al que presentó como un “referente de la cultura afrouruguaya y un gran defensor de la tradición del candombe”. Recordó los comienzos de su carrera musical a fines de la década de 1950, su paso por comparsas como Morenada, Esclavos de Nyanza y La Calenda, sus colaboraciones con Jaime Roos, Fito Páez, Hugo Fattoruso, Jorge Drexler y Eduardo Mateo, entre muchos otros. La jerarca también acercó las palabras de Fattoruso, quien desde el exterior definió a su colega como “un baluarte nacional, un músico excepcional y un artesano constructor de excelentes tambores de candombe, un sabio en varias direcciones, maestro y representante ineludible de la raza y de la temática candombe”, y como “un amigo querido por todos”.
Por su parte, el intendente Mauricio Zunino incluyó al homenajeado entre los “montevideanos que han contribuido a la construcción de lo que somos como ciudadanos y como sociedad” y remarcó su idea al destacarlo como “el ser de esa esencia que queremos para Montevideo”.
A su ritmo
“Soy el Lobo, me llamo Fernando Núñez Ocampo. Vivo acá, donde nací, en la calle Isla de Flores 1017. Acá nació mi madre, nació mi abuelo. Tenemos unos cuantos añitos en el barrio Sur, y yo me encargué de mantener la tradición afrocultural de esta ciudad y, si se quiere, del país también. El candombe es todo lo que se vive durante todo el tiempo que uno está haciendo cosas: desde salir a tocar tambor por la calle, fabricar un tambor, enseñar lo que es el candombe, que a veces también es soportar cosas, en un desfile, en un concierto, o que se nos deje de lado”, dijo el músico en un video alusivo a su trayectoria.
Por último, y luego de soltar una genuina sonrisa de respuesta al aplauso del público presente, volvió a tomar la palabra, ahora in situ: “Agradezco a las autoridades de esta administración, agradezco a la ciudad, pero también quiero dedicar este reconocimiento a mi madre, mi padre, a toda mi familia, a mis primos, mis tíos, mis abuelos, al barrio, a mi escuela Chile, y a una persona que quiero mucho y que tengo en el recuerdo, a mi maestra de tercero, Liz, por haberme dado la oportunidad de dar la cara”, comenzó. “Ella fue la que me enseñó a hacerme cargo de muchas situaciones”.
Visiblemente emocionado, continuó: “Para mí el candombe es mi vida. Nací en un barrio muy tradicional, el 16 de febrero [de 1956]. Soy ochomesino, pobre mi madre”, se le vino a la memoria.
“Como sabemos, el candombe es en común, uno solo no puede”, subrayó.
Luego, citando a José Gervasio Artigas y su mandato sobre los orientales tan ilustrados como valientes, señaló: “Yo empecé por ser valiente, porque vivir de la cultura en muchas partes de América Latina es muy difícil y hay que ser valiente”.
Fernando Núñez y Ruben Rada, el 12 de junio, en la Intendencia de Montevideo.
Foto: Rodrigo Viera Amaral
Por último, dijo: “Ahora, por suerte, se va entendiendo que el candombe es un ejemplo de convivencia” y recordó la época colonial en la que el candombe, “nuestro folclore”, estaba prohibido: “Después nos permitían sólo un día manifestarnos libremente con nuestra cultura, en el Cubo del Sur. Hoy el Cubo del Sur es el mundo, porque donde hay un uruguayo hay tambores, hay candombe”, concluyó, con el público de pie y una gran ovación.