“Hay tiempo”, decían los mismos que aseguraban que no pasaría nada, que no habría intervención posible, que acá mandan ellos, o, como señaló por estas horas el presidente de Racing, el capitán de navío retirado Raúl Rodríguez: “Más vale una sanción de FIFA que un mal estatuto”. Ya no hay tiempo y empieza la cuenta regresiva hasta el último día hábil de esta semana, el viernes 30 de noviembre, para que se apruebe el nuevo estatuto de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), y el domingo 2 de diciembre, el día del último plazo otorgado por la FIFA, se presente a la organización del fútbol mundial la nueva constitución del fútbol uruguayo.
La comisión interventora de la AUF, integrada por Pedro Bordaberry, Armando Castaingdebat y el ex futbolista Andrés Scotti procura esta semana cerrar negociaciones por el nuevo estatuto. Las variantes son muchísimas en relación a las últimas formas estatutarias de la AUF, y empiezan por su asamblea deliberativa, que ahora pasará a ser un congreso. En los porcentajes está acordado que el fútbol profesional (“A” y “B”) tendría 46 votos (59%); el fútbol amateur (Segunda B Nacional, Organización del Fútbol del Interior [OFI], Fútbol Sala, Fútbol Femenino, Liga Universitaria y ONFI [Organización Nacional de Fútbol Infantil]) contaría con 18 votos (23%); y los grupos de interés (jugadores, árbitros y entrenadores) tendrían 14 votos (17%).
La Primera División contará con 32 votos (dos por cada club), la B tiene 14 votos (uno por equipo), 7 votos para la Segunda B Nacional (la C), 7 votos para OFI, 1 voto para el fútbol sala, 1 voto para el fútbol femenino, 1 voto para la ONFI, 1 para la Liga Universitaria de Deportes, 11 votos para los jugadores, 2 votos para los árbitros y 1 para los entrenadores.
La ONFI y la Liga Universitaria de Deportes deberán revisar su forma de relacionamiento con la AUF para poder vincularse con con la FIFA, pero hay soluciones previstas para ello. Uno de los problemas más notorios, a días de tener que aprobar el nuevo estatuto, es que la OFI, con más de 600 clubes afiliados y miles de futbolistas, aspira, y parece que con razón, a tener una mayor representatividad y contar con más votos que la C, que contaría con 7 votos, que de alguna manera quedan muy vinculados por la movilidad deportiva con los clubes profesionales.
El otro gran cambio estará en el Consejo Ejecutivo, que pasará a tener siete integrantes, con un lugar para OFI y otros para los grupos de interés, presumiblemente para los futbolistas. El presidente electo deberá nombrar a tres compañeros para el Ejecutivo, y además lo compartirá con un representante del fútbol profesional, otro de OFI y otro por los jugadores. No hay acuerdo tampoco acerca de los órganos de contralor, que podrán valorar la conveniencia o inconveniencia de contratos comerciales con patrocinadores, auspiciantes, así como ventas de activos y contratos de televisión. Justamente, todo está trancado en un punto neurálgico, que es la forma de elección de la Comisión de Contralor y Transparencia. Los clubes profesionales quieren mayoría simple (40 votos), la versión sugerida por FIFA decía 4/5 del congreso, es decir, se necesitarían 63 votos de 78, mientras que los viejos dos tercios de la AUF necesitarían 52 votos en 78. Aquí está el pequeño gran detalle: cómo se elige a cada uno de los integrantes de esta comisión.