Deporte Ingresá
Deporte

Ramiro Alonso

Y ahora tiro yo, porque me toca

6 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

El escaso espacio de las mujeres en el periodismo deportivo.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

En el deporte, en Uruguay y en el mundo, sobran muestras de inequidad de género. En particular, el periodismo deportivo es un ejemplo de ello: más de 30 periodistas deportivos de prensa, radio y televisión viajarán desde Uruguay para cubrir el Mundial de Fútbol de Rusia 2018, ninguno es mujer.

Los principales canales de televisión abierta, Canal 10, Montecarlo, Teledoce y Televisión Nacional de Uruguay (TNU), emiten programas deportivos. En ellos, 85,7% de los periodistas deportivos son varones y tan sólo 14,3% son mujeres. Si se desglosa por medios, tanto en Montecarlo como en Teledoce no hay ninguna mujer en los equipos fijos que trabajan en el área de deportes de cada canal –aunque vale mencionar que en el programa Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018 de Montecarlo están Karen Todoroff, Alejandra Labraga y Marianela Lugano–. En el caso de Canal 10, 77,7% son varones y 22,3% mujeres, mientras que en TNU hay paridad: la sección deportiva está integrada por una mujer y un varón.

En nuestro país –donde el fútbol le importa a la sociedad más que muchas otras cosas– recién en 2017 hubo un equipo de mujeres que relató por primera vez un partido oficial de la selección uruguaya de fútbol: Antonela Lima, Daiana Abracinskas y Karen Todoroff. Un hecho aislado, una sola vez. Pero no fue ningún medio el que concretó la iniciativa, sino que fue una marca privada la que decidió la transmisión –que además no contrató espacio al aire; prefirió hacerlo por redes sociales–.

Además de la cantidad, hay una cuestión de calidad en la presencia de las mujeres. En algunos programas la figura femenina aparece únicamente en las presentaciones de espacios o vendiendo publicidades, pero no haciendo periodismo. Sandra Rodríguez, de Punto Penal, dijo a la diaria: “Mucha gente se pregunta por qué no estoy en la mesa; bueno, cuando hay un tema que es más de generalización y no tanto de fútbol técnico-práctico he estado sin ningún problema...”. Rodríguez habló además sobre el lugar que ocupan las mujeres en el periodismo en general: “Pienso que las mujeres deberían tener un poco más de espacio. Tenemos un espacio reducido. Pero no creo que sea por los otros periodistas, sino por la sociedad machista que no acepta los cambios rápidamente. Pero estamos mutando, creo que se necesitan más oportunidades, más apertura, pero que no se imponga para que el público lo acepte”, dijo la periodista.

En la radio el escenario es aún más complejo. 92% de los espacios son ocupados por varones y sólo 8% por mujeres. Tomando como base los diez programas deportivos más escuchados según una encuesta publicada por el Buró de Radios (www.buroderadios.com.uy) a fines de 2017, 38 lugares son ocupados por varones (y varios se repiten en dos o más programas), mientras que en sólo tres de esos espacios hay mujeres.

Patricia Pujol, periodista de radio y de prensa escrita, comentó: “Cuando una tiene la posibilidad de trabajar en medios hay que hablar estos temas con los compañeros. Cuando aparece la imagen de la mujer hay un trabajo de militancia con los colegas, en la cortita; la posibilidad de charla genera el espacio. No es nada fácil, pero hay que tratar de aparecer un montón y cambiar ciertas cosas”. Además, sobre lo que pasa cuando una mujer aparece en escena, acotó: “A mí me pasó de cuestionarme qué me voy a poner para salir al aire para que no se refieran a eso, y me generó eso de plantearme diferente a los hombres. Capaz que eso a los hombres no les pasa tanto. Hay que tomar esa carta de juego y tratar de responder. No con violencia, pero no dejar pasar comentarios”.

Encontrar más canchas

Se va haciendo camino al andar. En tal sentido, Patricia sostiene que “hay que tratar de generar eso, de abrir espacios para otras mujeres. Yo hace diez años que trabajo en un programa donde hago de todo: producir, conducir, relatar, escribir, ir a canchas, gritar goles. Pero cada vez que preguntan qué hago piensan que es producción, porque se ve como un rol menor y es a lo que estamos asociadas”.

La prensa escrita no es la excepción. Sólo registramos tres nombres de periodistas deportivas en los diarios o revistas montevideanas: Silvia Pérez, en El País, y Patricia Pujol y Carla Rizzotto, ambas colaboradoras en revista Túnel, y en el caso de Pujol también en la diaria. En los demás departamentos, en tanto, en los diarios impresos y digitales que cuentan con sección deportes no figura ninguna mujer como redactora fija.

Silvia Pérez, que mamó el fútbol desde pequeña en su casa, acompañaba a su padre (también periodista deportivo) a prácticas y partidos, y eso fue gran parte de su formación, “aunque comencé a trabajar en esto cuando él ya había fallecido y no sé si le hubiera gustado que siguiera sus pasos”, dice. “Nunca me sentí minimizada, pero cuando arranqué, en 1987, no había ninguna mujer trabajando en esto y a la gente le sorprendía mucho”. Más claro: “¿Esta qué sabe? Que vaya a lavar los platos”, eran los comentarios comunes que recibía Pérez. “Hoy en día me siento bastante a gusto, sobre todo cuando hago notas especiales o entrevistas. Pero también me gustaría hacer otras cosas, como escribir columnas, por ejemplo. Estoy muy conforme porque ahora hay muchas más mujeres trabajando en periodismo deportivo y ya nadie se sorprende como pasaba conmigo cuando empecé. Creo en la igualdad entre el hombre y la mujer en una cantidad de ámbitos, entre ellos el laboral, pero siempre que esa igualdad se base en la capacidad de cada uno”, afirma Silvia.

De a poco

El género no define la capacidad ni el sentimiento de pertenencia a un deporte. Ni a la hora de practicarlo ni a la hora de trabajar en oficios conexos. Sin embargo, la no asociación de las mujeres con los deportes más vistos y practicados (principalmente del ámbito profesional) es una realidad.

El fútbol femenino, en pleno proceso de crecimiento, es un claro ejemplo de cambio. A tal punto que en Uruguay se está organizando un Mundial de fútbol femenino que será en noviembre. Algunos equipos, como Peñarol, les han dado a las jugadoras la indumentaria oficial de la institución. Algo que parece tan obvio es la excepción en el amateurismo que reina en esta disciplina. ¿Se imaginan si Peñarol no les diera la ropa a sus jugadores varones?

“Falta un montón, pero se está reconociendo el fútbol femenino, el fútbol de niñas. Todo eso habla de la sociedad machista. Lo mismo pasa en el periodismo deportivo. No es que haya un desprecio, pero hay pocos lugares y no se corre nadie para dejarle el lugar a una relatora o comentarista mujer”, insiste Patricia Pujol. Sandra Rodríguez también va por ese lado: “Año a año está creciendo porque las niñas y las mujeres quieren jugar al fútbol y las madres las acompañan. Cuando yo era chica y quise jugar al fútbol mi madre me dijo que no. Era hockey, handball o vóleibol. Y eso ahora cambió, entonces tenemos que ir cambiando de a poco. Falta mucho más espacio, pero la sociedad va cambiando y aceptando. Ahora ya hay escuelitas de fútbol femenino y Uruguay está organizando el Mundial. Lo que tenemos que tener es paciencia”, comentó a la diaria.

Desde inferiores hasta la equidad de género

Cada vez hay más consciencia sobre esta situación en el mundo y aparecen campañas como “Ningún deporte es de hombres”, que fue realizada por la selección española femenina de rugby buscando ir en contra de los estereotipos machistas en disciplinas de contacto o fuerza. También Garbiñe Muguruza, una de las mejores tenistas del mundo, se sumó a esta iniciativa, orientando su descontento a que “el foco de la noticia apunta al rol de la mujer como madre y ama de casa, además de deportista”.

En paralelo, periodistas deportivas brasileñas, cansadas del acoso sufrido al estar expuestas en los partidos y en los medios de comunicación, se unieron para pedir respeto. Crearon “¡Deixa ela trabalhar!” (“¡Dejala trabajar!”), con el objetivo de terminar con los casos de acoso machista que sufren a diario mientras ejercen su profesión.

Rodríguez nunca se cuestionó su rol en el periodismo deportivo por ser mujer. En la época en que ella empezó no se hablaba tanto de la desigualdad ni de las oportunidades: “Creo que deberíamos hablar más de igualdad de género que de igualdad de oportunidades, porque yo no me considero igual a un hombre; creo que los géneros son diferentes, lo que deberían ser iguales son las oportunidades, que no haya discriminación por género, que no por ser mujer no puedas acceder y que si sos hombre accedas, por eso creo que hay que hablar de igualdad de oportunidades para los géneros y no de igualdad de género, no estoy convencida de que la igualdad de género sea el camino correcto”.

En la vereda opuesta, Pujol siempre se cuestionó su profesión. Como lo dice en su libro: se ha sentido como “el último oso panda vivo”. “Ahora hay bastantes mujeres llegando al periodismo deportivo, pero es raro, sigue siendo bastante machista y masculinizado”. Cree que de algún modo las mujeres están invisibilizadas: “Hay mujeres que han relatado partidos y conozco colegas que lo desconocen, que no saben que esto está sucediendo. A mí me pasó algo muy lindo que fue comentar el Mundial de fútbol femenino de Canadá 2015. Y fue raro; no digo que haya sido ninguneada, pero sí me ha pasado que alguna situación se transforma en chiste, pero es como una violencia encubierta. Hace como que tengas que dar un examen cuando ya sabés todo. Siempre sos una rara, y tenés que pensar cómo no camuflarte sin imitar”.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

¿Te interesa el deporte?
Suscribite y recibí en tu email la newsletter de deporte.
Suscribite
¿Te interesa el deporte?
Recibí la newsletter de deporte en tu email todos los domingos.
Recibir
Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura