No podía haber mejor escenario para el mundo de la pelota naranja que un séptimo partido que defina la Liga Uruguaya de Básquetbol (LUB). Como si fuera poco, como si la emoción no hubiera sido cambiante a lo largo de esta serie, si hay que mirar más atrás, en el origen de la final, están frente a frente los dos mejores equipos del año: Aguada fue el primero, Malvín el segundo. La hora y el lugar señalados serán los de siempre: el Palacio Peñarol a las 21.15. Habrá fiesta.
Tal como sucedió en el partido anterior, Aguada no podrá contar con Diego García (ver recuadro). La base, como siempre, será tomada por Federico Bavosi, y su recambio será similar al de la sexta final: cuando Bavosi necesite descanso, Federico Pereiras o Demian Álvarez serán los encargados de trasladar la pelota y comenzar los sistemas de juego. Ya lo hicieron, ya les salió bien. El aguatero ha dado cuenta de tener el resto de los requisitos: buen tiro exterior, también son importantes los extranjeros en ambas tablas y, por sobre todo, sabe defender duro y bien. Cuando eso le ha salido en la serie, siempre consiguió buenos réditos. La buena marca del rojiverde incomoda a Malvín donde más le duele, ya que no lo deja mover el balón con claridad –sobre todo cuando ejerce presión sobre Marcos Cabot– ni le permite correr, y entre ambas situaciones lo lleva a un lío colectivo del que le cuesta mucho salir.
Pero no es un atributo exclusivo de Aguada: Malvín también marca bien. En eso coinciden: primero la marca, después se piensa y ejecuta el resto. Cuando los de Pablo López consiguieron cortar la incidencia de Álvarez o la de los extranjeros Jeremis Smith y Andrew Feeley, lograron su más alto rendimiento porque de esa manera le quitaron opciones de gol al aguatero, o bien le permitieron jugar rápido de contragolpe. Y eso, las transiciones rápidas, son la vida para Aguada.
Poner el foco en la defensa ayuda a reconocer cuáles son los jugadores más determinantes en ataque. No hay misterio: Álvarez, Smith y Feeley han alternado los más altos puntajes en Aguada –por lo general, con un cuarto jugador que se suma: Bavosi o Pereiras–; Nicolás Mazzarino, Marcel Souberbielle y Harper Kamp en Malvín, y un poco más abajo –producto de las intermitencias– Marcos Cabot y Dominic McGuire.
Uno de dos. La copa está servida.
No habilitaron a Diego García
Finalmente, por considerarlo improcedente, el Tribunal de Apelaciones no atendió la solicitud de Aguada por la suspensión a Diego García, por lo que el base no podrá decir presente en la final. El jugador había presentado un recurso con los descargos por la expulsión en la quinta final, pero el tribunal no lo consideró pertinente y ratificó la suspensión de tres fechas que le había impuesto el Tribunal de Penas.