Dos definiciones por penales dieron los cuartofinalistas del domingo. Los 11 pasos fueron protagonistas centrales del Mundial para que Rusia y Croacia se impusieran en sus respectivos cruces y avanzaran a la próxima instancia. El sábado, en Sochi, ambos se verán las caras con el objetivo de meterse en semifinales.
Si se quiere, lo más sorpresivo fue la victoria rusa, eliminando a una España siempre favorita, aunque por lo visto en este torneo su favoritismo era más por cartel que por juego. Croacia sí llegaba mejor que Dinamarca, pero no le alcanzó con eso. Para peor, en un cerrado 0-0, Luka Modrić desperdició un penal en la hora del alargue. Ante Rebić hizo un jugadón de contragolpe, dejó al arquero Kasper Schmeichel en el camino y cuando fue a definir lo bajaron. Era gol y clasificación, pero la atajó bien el danés. Minutos después vino la definición. Schmeichel atajó dos, pero Danijel Subašić, el golero croata, tapó tres.
Campanada rusa
En Moscú, con una gran actuación de su golero, Ígor Akinféev, Rusia se metió por penales en los cuartos de final del Mundial. El partido entre rusos y españoles terminó empatado 1-1 en los 90 minutos de juego reglamentario, en el alargue de media hora tampoco se sacaron diferencias y fueron a los penales, en los que terminó ganando la selección anfitriona por 4-3. Koke Resurrección e Iago Aspas fueron las víctimas del bueno de Akinféev.
En el partido, España comenzó ganando por el gol en contra de Serguéi Ignashévich, mientras que para Rusia lo empató el grandote Artiom Dziuba, de penal, sobre el final del primer tiempo.
Como era de esperar, los españoles manejaron los hilos del juego, con alto porcentaje de posesión y de pases, mientras Rusia se hizo fuerte en defensa. Su técnico planificó el partido con una línea final de cinco más cuatro volantes por delante, dejando solo en la ofensiva a Dziuba.
Con el partido planteado así, se podría asegurar que España fue más que los rusos. Pero ni tanto. La roja no logró transformar su juego en ocasiones de gol. Le faltó profundidad, no apeló a patear desde afuera del área como para romper la muralla defensiva, ni tampoco estuvo bien en el juego aéreo. Rusia, por su parte, si bien tampoco tuvo muchas chances de gol, se las ingenió para salir de contragolpe e inquietar el arco de David de Gea.
Los 30 de alargue fueron idénticos, aunque el desgaste físico le fue sacando vértigo al fútbol. El ritmo fue otro, el cansancio se notó, hasta que lentamente llegó el final previo a los penales.
Con puntería
El partido entre croatas y daneses empezó inmejorable: dos goles en cinco minutos. Primero cayó el de Dinamarca por parte de Mathias Jørgensen, luego vino el empate de Mario Mandžukić. Ilusionó, pero esas emociones fueron casi las únicas en todo el partido.
Croacia no estuvo ni cerca de lo hecho en fase de grupos. Sí desde la tenencia y el juego, pero no desde la capacidad de generar chances de gol. Salvo por el convertido, tuvo poquísimas. Dinamarca, por su parte, que jugó con dos líneas de cuatro bien apretadas, no fue sólo un equipo defensivo; tuvo su momento en el partido, casi siempre con fútbol creado por Christian Eriksen.
Casi sin emociones, parecieron guardárselas todas para el final. Primero lo de Modrić, y después la tanda en la que los arqueros fueron protagonistas, mucho más que los pateadores.