Tras el descanso en la jornada de lunes -necesario parate tras la durísima segunda semana en los Alpes- la carrera francesa entra en su definición con dos joyas de la casa: las etapas en los Pirineos y la contrarreloj.
Al Tour de France lo ha mandado el Sky -para sostener la punta individual, porque por la general por equipos la lidera el Movistar- y, en ese rubro, no podría haber discusión al respecto. Desde que Geraint Thomas se puso el maillot amarillo el equipo británico a liderado y controlado cada una de las etapas. Además de Thomas, el Sky tiene Chris Froome en el segundo lugar de la clasificación individual. El keniata actual tricampeón del Tour está a 1'39'' de su compañero. ¿Qué mandato darán los directores del equipo? No se sabe. De momento mandan las piernas -así debería ser- y el que estuvo más fuerte en los Alpes fue Thomas. De todas formas, y más allá del poderío que el Sky muestra en la ruta, hay dos ciclistas que están al acecho: Tom Dumoulin (Sunweb), quien está a 1'50” de Thomas, y Primoz Roglic (Lotto), que va a 2'38”. Habrá que ver qué pueden hacer ambos en las tres duras etapas de montaña que se vienen. Pero, de quedar cerca, la contrarreloj puede ser un fuerte comparándolos con Thomas y Froome.
No es por insistir, pero la semana en los Pirineos será durísima. De las tres etapas con subidas grandes hay dos que son largas y una corta, aunque esta última, la 17a, si se mira el mapa parece una escalera al cielo. La semana se completará con una etapa llana, seguramente de transición, y la contrarreloj el día antes de llegar a París.
16a etapa: Carcasona – Bagnères-de-Luchon
La del martes será una jornada dura y larga. 218 kilómetros en los que habrá cinco puertos, los dos últimos de primera categoría. Se puede presumir que de arranque, tal vez los primeros 120 y pocos de kilómetros, serán tranquilos. En el kilómetro 155,5 empieza la trepada con el Col del Portet d'Aspet, subida de segunda categoría con 5,4 kilómetros al 7,1% y 2 kilómetros finales al 9-9,5%.
Lo bravo viene después: el Col de Menté, un cuesta arriba de primera categoría con casi 7 kilómetros al 8,1% -más alguna rampa al 9%-; luego un descenso de casi 20 km -seguramente a todo trapo- que antecederá a la subida del Col du Portillon, de primera categoría con 8,3 kilómetros al 7,1%. Desde su coronación quedarán 10 km en vertiginoso descenso hasta la llegada en Bagnères-de-Luchon.