Sol y lluvia, lo que sea da para jugar. Una mañana que acopló todo Montevideo y que pegó duro en Capurro con el agua, una cancha que aguantó bárbaro. Pitó Andrés Cunha y el sol apareció sobre la bahía de Montevideo, y con él el fútbol.
El 3-3-1-3 fue el sistema que eligió Juan Ramón Carrasco para su Fénix que llevó encima la estirpe del ave en su violeta a llamas de su camiseta. Plaza Colonia se paró con un 4-4-2, planteado por Matías Rosa, con rombo en el medio que tenía a Facundo Waller a pura acción. Quite, recuperación y pase rápido. Primer tiempo que se fue a puro bombazo albivioleta, con la enorme figura de Nicolás Guirín en los patablancas. El local insistió, buscó el juego por las bandas y el remate de media distancia. Plaza lo aguantó con la muralla atrás pero también respondió con la referencia panameña: Cecilio Waterman.
El complemento arrancó igual y Elías Umeres enseguida se mandó con una linda corrida. El argentino tocó con Leandro Suhr, que sacó el derechazo adentro del área. Tapó Darío Denis y en el rebote la encontró Waterman de cabeza. Primero el perdón a los capurrenses que tanto lo bancaron, después el abrazo con sus compañeros. Y a seguir jugando, y laburando.
“¡Dale, Facu! Vení, anda, abrí, corre. ¡Afuera!”, gritaban entre Carlos Manta, gerente deportivo del club, y alguno del puñado de hinchas que metió la caravana mágica desde Colonia hasta Capurro. Fénix fue, metió cambios pero el corazón de Plaza Colonia pudo más. Y el fútbol, porque los colonienses fueron muy inteligentes y llevaron el partido a su terreno, y también al del rival.
Se acercó el final y los capurrenses se desmoronaron, y eso a los visitantes les vino bien. Pudo cerrarse el partido con un gol más, pero el nerviosismo de jugarse todo en el descenso también se sintió. Era mejor cuidar lo que se tenía y aferrarse a eso. Plaza Colonia ganó en la capital y no suelta la cuerda. Que siga el baile.