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El piloto de Mercedes, Valtteri Bottas, el ingeniero jefe Fred Judd, y el ganador del Gran Premio de Rusia de Fórmula 1, en el podio del circuito Autódromo de Sochi.

Foto: Dimitar Dilkoff / AFP

Mercedes volvió a dominar en Rusia

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Hamilton y Bottas relegaron a las Ferrari.

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Todo parecía dispuesto para un triunfo aplastante de Ferrari, pero problemas mecánicos y la salida del auto de seguridad le dieron el triunfo a Lewis Hamilton, de Mercedes. En segundo lugar llegó su compañero Valtteri Bottas y recién en tercer lugar el ferrarista Charles Leclerc. Sebastian Vettel, que punteó la primera parte de la carrera, debió retirar su Ferrari por un problema mecánico.

Ya venía todo complicado entre Leclerc y Vettel, a decir verdad. El joven monegasco partía desde la punta, tras una brillante clasificación el sábado. El veterano alemán, en cambio, salía desde la tercera posición. Pero la pista de Sochi “castiga” a los que arrancan desde adelante, porque entre la línea de partida y la primera curva hay una larguísima recta, que permite que los que salen del fondo tengan más tiempo acelerando antes de la primera frendada.

Así fue que Vettel superó a Hamilton y a Leclerc antes de esa curva inicial, y luego consiguió una admirable distancia respecto a sus perseguidores. Sin embargo, por una extraña decisión del equipo (comprensible solo si se considera que los italianos tienen dos pilotos muy distintos sobre los que aplican complejos sistemas de premios y castigos para compensar injusticias anteriores) se demoró la parada de Vettel en boxes, y en esa espera se diluyó la ventaja que el alemán había construido.

Mientras Ferrari comenzaba a fallar, los Mercedes no pararon en boxes. La detención tardía era parte de una estrategia forzada por la superioridad de Ferrari, que obligó a los mercedarios a salir con gomas alternativas. Tuvieron suerte y la entrada del safety car tras el retiro obligado de Vettel, por un problema en el motor, les permitió hacer el cambio de gomas y mantener la punta.

Con Vettel afuera, el ferrarismo miraba desesperadamente al predestinato Leclerc, que intentó acercarse a Bottas para por lo menos subir al segundo escalón del podio, pero ya era tarde. Detrás de él, en cuarto puesto, llegaron los Red Bull de Max Verstappen y Alex Albon, que brindaron interesantes remontadas. Detrás, como “mejores del resto”, dos hispanoparlantes: el español Carlos Sainz (McLaren) y el mexicano Sergio Pérez (Racing Point).

Con esta victoria, Hamilton y Mercedes se consolidaron en las tablas de piloto y equipo, aunque por la forma en que lo hicieron todo hace pensar en un 2020 mas competitivo.

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