Fénix derrotó a Peñarol por 1-0 con gol de penal en el segundo tiempo de Luciano Nequecaur, y quedó a media tabla en la serie B, pero sumando puntos necesarios para la Anual. Para el equipo de Mario Saralegui representa casi una nueva despedida, en este caso del Intermedio, y quedar a 10 puntos o más de Nacional en la Anual.
El Fénix de Carrasco propuso sustanciales novedades a la hora de empezar el partido: determinó línea de cuatro para el fondo dando ingreso a Juan Álvez como lateral. De la oncena que tres días atrás había empezado jugando con Danubio Carrasco sacó a cinco jugadores y dos de ellos, Adrián Argachá y Maureen Franco, quedaron fuera del plantel. Muchos cambios de nombres, además de propuesta estratégica debilitaron el supuesto poder ofensivo de Carrasco, pero no obstante ello, las primera jugadas de peligro fueron albivioletas y vinieron desde la izquierda, por uno de los nuevos, el zurdo de Santa Rosa, Agustín Alfaro, que como en el Ideal de su pueblo y en las formativas de Nacional sacudió un par de veces su zurda: en una reventó el travesaño de Dawson y en la otra puso un centro pase exquisito para el Indio Roberto Fernández, que no logró conectar un cabezazo de gol.
A partir de los 20 minutos fue Peñarol quien se adueñó del partido y también, como su oponente, encontró el desequilibrio por la banda izquierda con una eficaz acción ofensiva de Joaquín Piquerez que estremeció el travesaño de De Amores con remate cruzado.
Sobre el cierre de la primera parte otra vez fue el local quien estuvo a centímetros de abrir el marcador: primero otro impresionante remate de pierna izquierda de Alfaro estremeciendo el caño aurinegro nuevamente, y después una media vuelta del argentino Nequecaur, que Kevin Dawson tapó con efectividad.
El segundo tiempo empezó frenético. Un peligrosísimo tiro libre de Piquerez precedió a un rápido contragolpe de Fénix. No pasó nada, pero se veía venir algo. El viento costero de la bahía de Capurro cruzaba la cancha y jugaba su partido. Se puso intenso Peñarol, ya con Facundo Torres jugando por derecha al lado del chileno Bravo.
Después entraron en un limbo de jugadas profundas e inconexas, de errores no forzados. Hubo velocidad y desbordes, pero no llegaba el gol.
Cuando faltaban diez para el final, el trinitario Ignacio Pereyra, uno de los relevos de Carrasco, desbordó largo y profundo por izquierda, y cuando mandó el centro atrás la pelota rebotó en la barrida de Gio González. El árbitro vio mano y pitó penal, que Nequecaur lo transformó en gol y ahí se liquidó el partido.
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