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Alcanzapelotas, durante el partido Flamengo - Bangú por el campeonato Carioca, en el estadio Maracaná, el jueves 18 de junio.

Foto: Mauro Pimentel, AFP

Ilusionistas de la absurda realidad: monos, guita y la loca obsesión de la Conmebol

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“Debe hacerse en cada momento lo que en cada momento es necesario”, decía José Martí en uno de sus Cuadernos de apuntes. Nada tan cierto como la frase del escritor y político cubano. Lo complicado, lo que abre los márgenes de la duda, es la variable “necesario”. Haciendo un paralelismo con el fútbol: para qué tribuna es necesaria qué cosa en determinado momento o el eterno dilema de la pugna de intereses.

La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) –por ende, todas las asociaciones que la integran– deja ver sus intenciones e intereses. En sus comunicados recientes –algunos en su nombre y otros en nombre de su presidente, el paraguayo Alejandro Domínguez–, la entidad del fútbol sudamericano expresó que desea, lo antes posible, “poner la Copa Conmebol Libertadores y la Copa Conmebol Sudamericana a jugarse de vuelta”, porque su “única obsesión es que la pelota siga rodando”. En ese tren, la Conmebol hizo públicos dos protocolos –El Protocolo de Recomendaciones Médicas para Entrenamientos, Viajes y Competiciones, y el Manual Operativo de Llegadas y Salidas en aeropuertos–, en los que se revelan ciertas medidas de prevención para cumplir su obsesión: que vuelva el fútbol.

Las medidas explicitadas en dichos protocolos son similares a las de los países que buscan empezar sus torneos, con el agregado de la normativa para transitar por aeropuertos –una cosa que, de momento, no correría, porque la mayoría de las fronteras están cerradas–. Si bien la astucia de la Conmebol es no marcar fechas de comienzo, guardándose la especulación para sí, hablar de obsesiones para que vuelvan las copas internacionales es, como mínimo, irresponsable.

Dos ejemplos gráficos para cuando vuelva la Libertadores: Nacional tiene que ir a Avellaneda. Días pasados Argentina, principalmente la provincia de Buenos Aires, tuvo un récord de contagios: se superaron los 40.000 infectados y casi se alcanzó el millar de muertos. Peñarol, por su parte, debe viajar a Santiago a enfrentar a Colo Colo. Chile ronda los 5.000 muertos y tiene casi 18 millones de personas en cuarentena total. El país pasó de ser uno de los que mejor enfrentaban la pandemia a estar entre los peores. Ni que hablar de Brasil: un desastre a la medida de Bolsonaro.

Pregunto: con fronteras cerradas, ¿la Conmebol quiere saltarse las decisiones estatales? Si sus medidas son para cuando se puedan aplicar, ¿por qué no lo dicen? ¿Agitan los avisperos para calmar los contratos que deben cumplir? ¿Cuánta plata hay para que bailen los monos? ¿Plata para qué? El coronavirus pasará dentro de un tiempo. Ahora se necesita tranquilidad, no jugar. No sean ilusionistas de la absurda realidad.

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