Lo de los alemanes fue una clase maestra de fútbol. No sólo por el resultado, que ya de por sí es bastante contundente, sino por la forma y el contenido. Juego directo, presión alta, el ataque como la primera defensa, fueron algunas de las características de juego con las que el Bayern Münich goleó 8-2 al Barcelona y se metió entre los cuatro mejores de la Champions League. Los alemanes ahora esperan rival para semifinales. Manchester City y Olympique Lyon son sus posibles rivales.
El presión alta de los alemanes fue clave para romper el primer tiempo. El Bayern no sólo que no dejó jugar al Barcelona, sino que lo tuvo contra las cuerdas en casi todo ese tramo. Más claro: los catalanes no pasaron la mitad de la cancha, más allá de la jugada del gol y alguna otra incidencia perdida. Luis Suárez fue un espectador de lujo, lo mismo Lionel Messi. Dos de Thomas Müller, a los 4 y a los 31, uno de Ivan Perisic y otro de Serge Gnabry, a los 21 y 27 minutos, respectivamente, fueron los cuatro goles alemanes en la primera parte. El quinto también fue alemán, pero en contra: David Alaba hizo el del Barcelona queriéndola despejar, 1-1 transitorio cuando el partido se armaba.
La rebeldía de Luis Suárez apareció con furia en el segundo tiempo. El uruguayo tuvo una a los 57 y la mandó a guardar: corrida de tres cuartas canchas y derechazo abajo, a la izquierda de Manuel Neuer. Fue un resquicio de esperanza para el Barcelona, pero duró bien poco. Seis minutos más tarde el canadiense Alphonso Davies hizo un jugadón por izquierda, desbordó contra la raya y asistió al Joshua Kimmich, el lateral derecho, que definió como si fuera puntero. 5-2 que fue un golazo.
Con el nocaut ya decretado, hubo tiempo para tres goles más, el del goleador Robert Lewandowski –el polaco cabeceó en el área chica– y los dos del brasileño Philippe Coutinho. Histórico 8-2.