El primer tiempo del Peñarol de Mauricio Larriera fue quizás de las mejores versiones de su gestión. Sin embargo, el equipo del Chavo Gustavo Díaz, más allá de las zozobras propias del desenlace, amortiguó como pudo, aunque muchas veces en las manos de Salvador Ichazo, los embates del carbonero. Cuanto más se habla sobre Agustín Álvarez Martínez y Facundo Torres, mejor juegan. Les queda pintada la histórica. Junto a Agustín Canobbio, sobre todo, en los circuitos estudiados por la derecha de las cosas, y con la presencia de Pablo Ceppelini con la legendaria camiseta número ocho.
En River, desde el inicio del partido, hasta que Peñarol encontró el rumbo, Matías Arezo fue ese botija que de alguna manera u otra estamos esperando que nazca. Fue una constante el peligro para el arco de Kevin Dawson.
El primer gol fue tejido por la derecha, una serie de triángulos que desembocaron en un pase atrás entre certero y exquisito de Canobbio, que encontró a su tocayo donde viven los nueves. El botija supo qué hacer como si hubiese nacido para eso. Convirtió, festejó sereno, agradeció la audacia.
El segundo fue la costumbre mejorada. La prestancia de Torres, esa forma de recorrer el espacio, de trazarlo geométricamente. Siempre distinto al resto. Adivinó el lugar para que el Canario Álvarez Martínez le tirara un taco inolvidable, de esos que sólo salen cuando todo está bien. Encontró a su colega dispuesto al gol, dispuesto al festejo, a lo inolvidable, a lo que será para siempre. Facundo Torres se escribe en los textos manyas para siempre, y mientras en el mundo recitan su nombre como un romancero, sigue haciendo lo que sabe, escribirse en los libros del hincha.
Capurro, Buceo, Colón, Barradas, Flor de Maroñas, Euskalerría; la bandera de un cuadro grande se cose en casitas, se hace nudo en el alambre, Verdisol, Complejo América, Peñarol Familia. El equipo se asentó en el segundo tiempo como un guiso de dos días. River se cruzó como tambor de principiante. Arezo se estancó en la medialuna, y Peñarol se sintió ganador desde temprano.
A la hora en que el asado o se termina o se reengancha, Peñarol y River jugaron un gran partido en el Campeón del Siglo. River siempre con criterio, pero Peñarol inspirado hasta para silenciar un contragolpe.
El equipo carbonero ganó en su casa y se prendió al final del Apertura con la mejor de sus caras.
Detalles
Estadio: Campeón del Siglo.
Árbitros: Antonio García, Horacio Ferrero, Marcos Rosamen
Peñarol (2): Kevin Dawson; Giovanni González, Carlos Rodríguez, Gary Kagelmacher, Valentín Rodríguez (80’ Mono Pereira), Damián Musto, Agustín Álvarez Wallace, Agustín Canobbio, Pablo Cepellini, Facundo Torres, Agustín Álvarez Martínez (89’ Álvaro García). Entrenador: Mauricio Larrriera
River (0): Salvador Ichazo; Nicolás Rodríguez, Robert Herrera, Guzmán Rodríguez, Marcos Montiel (83’ Juan Quintana); Facundo Bonifazi, Gonzalo Nápoli (89’ Thiago Galetto), Luciano Boggio (74’ Adrián Leites), José Neris (46’ Facundo Boné); Mathías Arezo, Thiago Borbas (83´ Nicolás González). Entrenador: Gustavo Díaz
Goles: 17’ Agustín Álvarez Martínez (P), 31’ Facundo Torres (P).