Repitiendo otro gran partido, Uruguay le ganó a Bolivia con goles de Facundo Pellistri, Darwin Núñez, Maximiliano Araújo, Federico Valverde y Rodrigo Bentancur, y con puntaje perfecto quedó muy cerca de la clasificación porque lidera con puntaje perfecto (ver tabla).
Piano, repique y chico
“Uruguay, Uruguay”, atronaba el estadio en la que seguramente fue la mayor cantidad de uruguayos y uruguayas viendo a la selección fuera del país. Y no era para menos.
El estacionamiento del Metlife había sido sólo un anticipo divino. A horas de que fuera la hora del partido, esperado con tanta intensidad por esos orientales que están tan lejos, que hablan spanglish pero toman mate con bizcochos, empezaron a entrar autos y más autos, camionetas y hasta casas rodantes llenas de camisetas celestes, tambores, mates y chorizos prontos para llorar en las falsas brasas. Cientos, miles, empezaron a rodear el estadio, a armar sus medium tanks, sus barbacoas estadounidenses de fuego interno uruguayo.
Cientos de gurises correteando de celeste, hablando un spanglish de cocoliche; cientos de asadores salando la carne como lo harían en Santa Catalina, en Guichón, en Aiguá, en Valentines o en Villa Española; cientos de mujeres organizando la táctica como si fueran el propio Marcelo Bielsa; miles de orientales recibiendo una vez más la comunión de la celeste.
Unas horas después, pero apenas unos minutos después del pitazo inicial, tronaba en el estadio el soy celeste, y Uruguay era una tromba, y ahí estaban cada una y cada uno de los que han elegido o no han tenido otra opción que salir a yugarla por allá, aunque con la celeste sienten que están acá, porque no hay mejor conexión vinculante que lo que a todos nos une y nada, ni la distancia, nos separa.
Y a los 8’ llegó el primero, fue de Pellistri en una jugada que arrancó en un tiro libre preparado de Nico de la Cruz para que la bajara Ronald Araujo, y entrando por derecha y a menos de dos metros de la línea de gol se agachó para cabecearla y anotó el primero.
Una conmoción. Y te emociona, porque ahí estaban el tío del Jaime Roos, que en “Los olímpicos” lo hace aparecer como Horacio. “Ayer recibí una carta, directa de Nueva York, de mi amigo el Horacio. Trabaja de soldador. Ahora tiene colachata, alfombra y calefacción. Parece cosa de locos: le va cada vez peor. Extraña la gente nuestra, que te habla sin despreciar; extraña el aire del puerto cuando anuncia el temporal”.
Y ahí y acá quedamos extasiados de vértigo y de satisfacción por ver esa muestra de impacto, de capacidad, de optimismo, de capacidad.
Cuando el reloj no había llegado aún a los diez minutos, Uruguay era un infierno y sólo habitaba el área boliviana poniendo uno y otro jugador en condición de procurar definir.
La propuesta de Bielsa perfectamente ejecutada por sus futbolistas generaba visualizaciones poco comunes porque antes de llegar al cuarto de hora y ya con Uruguay ganando 1-0, a excepción de Sergio Rochet, el resto de los futbolistas se paraban y jugaban todos en campo boliviano.
Fue así que a los minutos llegó el segundo gol uruguayo con una trepada por banda izquierda de Maxi Araújo, filtrándole la pelota con verticalidad y precisión a Darwin, que metido en el área cruzó un zurdazo que puso el 2-0. Golazo. Fue a los 21’ cuando los hinchas habían planeado el festejo de Cavani. Festejamos el de Darwin.
Al fondo y adentro
Y dale que va. El equipo seguía jugando a mil, con una participación perfecta y equilibradísima desde los centrales, iniciadores de todo el juego, colocando con la pelota al pie al equipo en campo contrario y habilitando los carriles con gran destaque por izquierda de Matías Viña y los irresistibles rushes de Facundo Pellistri por derecha. ¿Han observado ustedes que Facu, como los viejos punteros, siempre llega al fondo y la manda atrás?
Al comenzar el segundo tiempo la fiesta estaba completa, en desarrollo, en la cancha y en las tribunas. Está fácil zurcir emocionalmente a un hincha, que cocinando a carbón, humo y chorizos cuenta entre lágrimas que llevó a sus tres hijos nacidos en Estados Unidos para que vean “de dónde venimos y lo que somos”, con aquella sensación del Indio Arispe al ver izar la bandera de su patria. Más que fácil, es necesario unirlos para tratar algo tan complejo como el concepto de nación.
Uno atrás de otro
Como en el partido inicial, en el segundo tiempo bajó el ritmo del equipo, pero nunca perdió el dominio ni la forma de comandar el juego.
Y entonces llegó el tercero tras una gran asistencia de Nico de la Cruz y una mejor internada de Maxi Araujo, que de derecha venció al arquero boliviano. Y después el cuarto, corrida por derecha de Pellistri y definición de luxe de Valverde de primera y contra el palo. Y después el ingreso de Luis Suárez, pedido por una multitud desde la tribuna, llegó el éxtasis cuando el salteño recibió el brazalete y pisó el campo.
Y después el gol del Lolo Rodrigo Bentancur, que entró limpito y cabeceó al 5-0.
Allá o acá uno suelta el moco fácil escuchando testimonios callejeros, tan callejeros como las cuerdas de tambores que se fueron armando en esas esquinas de Nueva Jersey, de tipos que mandan saludos a sus familias, de jóvenes que nacieron en Estados Unidos y vivieron toda su vida ahí pero arrancan con el “soy celeste”.
Uruguay, nomá.
Tabla de posiciones
Grupo C | PTS | PJ | PG | PE | PP | GF | GC | DG |
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Uruguay | 6 | 2 | 2 | 0 | 0 | 8 | 1 | 7 |
Estados Unidos | 3 | 2 | 1 | 0 | 1 | 3 | 2 | 1 |
Panamá | 3 | 2 | 1 | 0 | 1 | 3 | 4 | -1 |
Bolivia | 0 | 2 | 0 | 0 | 2 | 0 | 7 | -7 |