Pura emoción. Pocas veces se vio un clásico tan entretenido, mucho menos en estas instancias. Hubo condimentos desde el primer minuto que formaron un partidazo.
Nacional fue muy superior en el primer tiempo y debió irse con mayor ventaja al descanso, pero el gol previo al entretiempo levantó a Peñarol, que en el complemento hizo todos los méritos para dar vuelta el resultado. Hubo dos pelotas en los palos en los últimos minutos, una para cada lado.
El partido arrancó 17 minutos más tarde. Antes de iniciar, la seguridad dio la orden de sacar las banderas verticales y cientos de paraguas, además de bajar a la gente del tejido. Incluso los equipos salieron bastante más tarde de la hora estipulada.
Hasta el último segundo, ideal para Nacional
Peñarol sufrió el primer revés en una de las primeras jugadas, cuando Nahuel Herrera perdió la cuerda con Christian Ebere, y en la caída se dislocó el hombro y debió salir. Ingresó Emanuel Gularte.
Peñarol intentó replegarse en 4-4-1-1, con Maximiliano Silvera que se sumó a la zona de volantes, Leonardo Fernández libre y arriba Matías Arezo. El primer gol desarmó lo que, en los primeros minutos, parecía ser la coraza planteada por Diego Aguirre para cuidar su arco.
El gol llegó desde un error generalizado en la salida. Gularte pasó al medio, Ignacio Sosa comprometió a Eric Remedi, que cubrió mal el balón y la perdió ante Ebere. Sosa, en la intención de recuperar, la pasó al medio y llegó de frente Juan Cruz de los Santos para definir de primera.
Nacional –que inició apuntando a Gonzalo Carneiro como faro y Ebere en la espalda–, con la ventaja, dejó de presionar arriba y empezó a morder en zona media. Fue clave el retroceso de De los Santos por izquierda, para tapar la subida de Milans, y Emiliano Ancheta que siguió a Diego García por toda la cancha.
Los laterales tricolores pasaron la línea media cuando fue necesario, fue notable el trabajo de Lucas Rodríguez –fundamentalmente– y de Luciano Boggio para cubrir las espaldas. Christian Oliva fue tapón con referencia sobre Fernández.
Con Nacional que se impuso desde lo táctico, llegó el segundo. Fue un pelotazo largo de Sebastián Coates para Ebere –el mejor del primer tiempo–, Javier Méndez fue a rechazar y le erró a la pelota, el nigeriano asistió a Carneiro, que convirtió con remate certero.
Peñarol recibió el golpe. En la recta final, ofendió por la inercia del resultado adverso. Antes de eso, solamente había tenido un remate lejano de Diego García. En el cierre llovieron centros al área. Coates y Julián Millán habían ganado todos los duelos, pero en la última pelota quieta se juntó la calidad en la pegada de Fernández con el olfato goleador de Arezo. Carneiro, que estaba en el primer palo, no saltó y el goleador carbonero descontó.
El gol final no se ajustó a un trámite que marcaba mayor diferencia para los de Jadson Viera, pero fue un gran envión para los de Aguirre, que habían tenido un primer tiempo para el olvido, que salvaron en la última incidencia. Méndez pudo ser expulsado por una fuerte patada a Carneiro en la primera mitad.
Peñarol con su fórmula
Durante el año, muchas veces Peñarol consiguió goles sobre el final del primer tiempo que sirvieron como cambió drástico de malos funcionamientos colectivos. La final no fue la excepción. Fernández se puso el equipo al hombro y Pedro Milans amplió el rango de ataque por derecha, evitando que lo siguiera De los Santos y liberando al zurdo que, desde su potencia de remate, empezó a incomodar.
El gol llegó en un remate fuerte que tuvo la complicidad de Luis Mejía. El aurinegro empató y el Campeón del Siglo se vino abajo. Con el empuje de la cancha y la tribuna, Leo interpretó que no era una buena tarde del golero panameño y probó de todos lados. Mejía tenía el sol de frente y no había visera que sirviera para mejorar la visión, dio muchos rebotes, aunque es justo decir que se mandó un tapadón frente a Silvera en uno de los lanzamientos lejanos que no pudo contener.
En el mejor momento de Peñarol se dio la expulsión de Méndez, que caminaba por la cornisa y cometió una falta clave al borde del área sobre Maximiliano Gómez. Pese a quedarse con uno menos, Aguirre reestructuró bien la mitad de la cancha con los ingresos de Jesús Trindade y Leandro Umpiérrez, el locatario siguió dominando. Hubo un tiro libre al palo de Fernández y otra de Gularte que entró por el segundo palo y remató desviado.
Peñarol terminó casi con nueve, por la lesión de Lucas Hernández, que terminó en cancha con serios problemas físicos. Antes había salido Pedro Milans, también lesionado. Aguirre tendrá inconvenientes para armar la línea de cuatro en el partido de vuelta.
En una tarde repleta de emoción, en la última Brayan Cortés quiso salir jugando, se la regaló a Nicolás López, que remató al palo. Nacional pudo ganarlo en el epílogo, por lo hecho en el complemento hubiera sido inmerecido. Con el encuentro terminado fue expulsado Lucas Villalba.