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Marcelo Bielsa durante el partido amistoso internacional de fútbol entre México y Uruguay, el 15 de noviembre, en el estadio Corona de Torreón, en México.

Foto: Andrés Herrera / AFP

Uruguay enfrenta a Estados Unidos en el último juego de ambos antes del sorteo del Mundial

5 minutos de lectura
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Con muchos cambios, el elenco de Marcelo Bielsa jugará este martes a las 21.00 de las pantallas uruguayas en el estadio de Tampa.

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Uruguay enfrentará este martes a Estados Unidos en Tampa, en el cierre de la fecha FIFA. El encuentro se disputará a las 19.00 hora local (las 21.00 de Uruguay) en el Raymond James Stadium. En Uruguay podrá verse por Antel TV y AUF.TV, DSports, DGO, TCC2 HD, NS Eventos 1, Eventos Montecable 1 HD, Flow y los canales de eventos de los cables del interior.

El equipo de Marcelo Bielsa llega desde Torreón, México, donde disputó sin éxito visible el primer amistoso de la ventana de la fecha FIFA, la última de este año y la previa al sorteo del Mundial, que tendrá lugar en Washington el 5 de diciembre y en el que Uruguay definitivamente integrará el bombo 2. Así será porque ya no decrecerán los puntajes de los que están en el bombo 1 y porque Uruguay no podrá alcanzarlos –por lo menos en el tiempo que resta hasta el sorteo–. Por raro que parezca, Bielsa no estaba informado ni interesado en la cuestión –tal vez se había desentendido porque sabía que nada cambiaría– mencionó “toda esta cantidad de partidos y de cuentas que se hacen, que yo particularmente ni sé cómo se hacen” y agregó que “faltan estos dos partidos”, en referencia al de México del sábado y el de Estados Unidos de este martes, “y los dos de marzo y los dos de junio”, dato erróneo, porque todo se cerrará con el Ranking FIFA de noviembre.

Las últimas oportunidades

El director técnico argentino sigue en la línea de consolidar un estilo de presión alta, circulación agresiva y defensa adelantada. La convocatoria para esta doble fecha reflejó su intención de probar variantes y gestionar cargas: algunos nombres habituales se mantuvieron, otros volvieron a quedar afuera –en algunos casos para habilitar el desempeño de los futbolistas en sus clubes y en otros por lesiones–, en un escenario que da espacio para futbolistas que buscan afirmarse y tratar de dar la pelea para estar entre los que vistan las 26 o 23 camisetas que quedarán habilitadas para el Mundial del año próximo.

La alineación de Uruguay seguramente mantendrá la estructura 4-3-3 que Bielsa ha fijado como base, pero esta vez saldrá de una nómina de 23 futbolistas, dado que Bielsa liberó, sin que jugaran, a cinco jugadores. Según comunicó la Asociación Uruguaya de Fútbol, por decisión técnica Facundo Pellistri, Sebastián Cáceres, Ignacio Laquintana, José Luis Rodríguez y Santiago ⁠Homenchenko regresaron a sus clubes

Para el encuentro con Estados Unidos, sin Sergio Rochet, quien se supone que será el arquero titular en el torneo del año que viene, es posible que le dé la oportunidad a Cristopher Fiermarín. En la defensa se perfilan José María Giménez y Ronald Araújo como centrales; en el mediocampo, Rodrigo Bentancur, Manuel Ugarte y Giorgian de Arrascaeta, que no estuvo en el banco en el partido que se jugó en Torreón; en ataque es difícil imaginar cómo armará, pero es muy probable que Federico Viña juegue como delantero centro y que Maximiliano Araújo lo haga por la izquierda, mientras que por la derecha podría jugar con Luciano Rodríguez, futbolista que después del Preolímpico casi no ha tenido minutos en la cancha, o repetir con el tranquerense Brian Rodríguez.

El equipo de Pochettino

Estados Unidos, dirigido por Mauricio Pochettino, encara el partido con bajas significativas, pero recupera a Gio Reyna y Ricardo Pepi. Su sistema probable es un 4-2-3-1, con Reyna como generador y Pepi como referencia ofensiva. El amistoso forma parte de un ciclo de preparación del equipo local rumbo al Mundial 2026, del cual es coorganizador principal (dada la cantidad de partidos que se jugarán en su tierra). Pochettino busca ajustar el funcionamiento, afinar los mecanismos defensivos y potenciar a una generación que mezcla experiencia temprana con proyección.

Uruguay y Estados Unidos llegan con realidades distintas y objetivos complementarios: mientras que la celeste busca ajustar sin redefinir su algoritmo competitivo de cara al Mundial, según definió Bielsa, la selección norteamericana necesita medir su nivel ante un rival exigente. Aunque es un amistoso de fecha FIFA, el partido no deja de ser un examen parcial para ambos equipos.

Buscando el norte

En la víspera del ensayo, Bielsa volvió a ubicarse en el terreno donde la autocrítica no es un látigo, sino una brújula. Después del partido con México, cuando afirmó que “Uruguay jugó menos de lo que yo esperaba y México jugó más de lo que yo preveía”, dejó abierta una puerta que se transforma en obligación profesional: observar respuestas distintas, probar asociaciones nuevas, verificar si la idea puede expandirse en manos de otros intérpretes.

Por eso el equipo cambia. Cambia porque así lo había dicho antes de enfrentar a México, cuando explicó que la intención era que, en la suma de los dos partidos, la mayoría de los convocados pudiera competir. Cambia porque después lo reiteró explícitamente: otro equipo jugaría frente a Estados Unidos. Y cambia, sobre todo, porque el rendimiento pasado siempre es una conversación pendiente con el rendimiento futuro.

El once probable, en resumen, sería con Fiermarín o Santiago Mele; Nahitan Nández, Ronald Araújo, Josema y Viña; Bentancur, Ugarte y De Arrascaeta; Luciano o Brian Rodríguez, Viñas y Maxi Araújo. De ser así, habrá varios regresos al eje emocional del equipo –Nández, Ronald, Josema, Ugarte, Lolo, Giorgian y Maxi Araújo–, combinados con la insistencia en explorar nuevas conexiones ofensivas. Bielsa sabe que Maxi Araújo puede ser una flecha anunciando la verticalidad; sabe que Viñas pide área como un instinto más que como una función; sabe que Luciano Rodríguez es una chispa que puede incendiar cualquier sistema defensivo, incluso uno tan organizado como el estadounidense.

Lo que Bielsa examina no es sólo un partido: es la elasticidad de su proyecto, la capacidad de la celeste para responder bajo otras luces, otras velocidades, otras geografías. Es observar si este equipo, diferente en nombres pero idéntico en intención, puede poner sobre la cancha aquello que ante México quedó en deuda.

Uruguay parecido y distinto de Paraguay

Pochettino llegó a este partido entendiendo que Estados Unidos necesitaba una medida más fina. Paraguay le dejó lecciones, sí, sobre todo en lo defensivo, pero ningún rival ilumina tanto los márgenes de tu estructura como Uruguay, incluso cuando llega con cambios o alejado del equipo ideal, que por supuesto tiene entre sus fijos a Rochet, Federico Valverde y Darwin Núñez.

Y aunque Estados Unidos también piensa en su propio crecimiento, este duelo obliga a otra concentración: neutralizar transiciones, sostener duelos físicos, impedir que Uruguay recupere alto.

En la intimidad del vestuario estadounidense, Pochettino repitió lo que deslizó tras Paraguay, refiriéndose al siguiente paso: “Necesitamos medirnos con un equipo que nos exija desde lo colectivo y desde la intensidad. Ahí vamos a saber dónde estamos”. Ese equipo, para su suerte o su riesgo, es el Uruguay de Bielsa, incluso cuando decide rotar.

Para Estados Unidos el partido no es una ocasión protocolar: es un termómetro del proyecto. Pochettino podría colocar un once con Matt Freese, arquero de New York City Football Club; una línea de cuatro integrada por Sergiño Dest, lateral de PSV Eindhoven, Miles Robinson, zaguero de FCB Cincinnati, y Tim Ream, defensor de Charlotte FC, y Joe Scally, lateral de Borussia Mönchengladbach de Alemania; un mediocampo con la conducción y el balance en manos de Cristian Roldán, mediocampista de Seattle Sounders, Tanner Tessmann, volante de Olympique Lyonnais de Francia, y Giovanni Reyna, mediapunta de Mönchengladbach; por último, una ofensiva con Brenden Aaronson, de Leeds United, Folarin Balogun, atacante de Monaco, y Ricardo Pepi, delantero de PSV Eindhoven.

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