Con una invitación a recorrer el que próximamente será el viejo Belvedere, antes de una asamblea informativa sobre los próximos pasos para que nazca el nuevo Belvedere, Liverpool presentó de manera integral a su gente el proyecto que se ejecutará en el viejo y venerable lugar donde, el 15 de agosto de 1910, nació para siempre la identificación de la celeste con el fútbol uruguayo.
Ya estaba allí el Liverpool FC, el de 1915; por eso fue en la cancha de Wanderers donde los uruguayos les ganaron a los argentinos 3-1 para vestir, desde ese domingo hasta nuestros días, de celeste. Después llegó Liverpool a esos pastos, a esas tierras, en 1938, cuando el Estado le cedió en comodato el predio donde se proyectaba el Hospital del Norte, que nunca se construyó. Desde 1955 los negriazules procuraron la compra del espacio al Ministerio de Salud Pública, lo que finalmente se concretó el 22 de febrero del año 2000. Ahora vendrá el gran estadio.
Desde hace algunos años, Liverpool es sensación en el fútbol uruguayo debido a su crecimiento exponencial, que lo llevó, entre otras cosas, a ser campeón máximo del fútbol criollo, ganar además una decena de títulos, nutrir selecciones y convertirse en un ejemplar vendedor de futbolistas. La hegemonía de José Luis Palma al mando de la presidencia negriazul desde hace más de dos décadas llegó a su punto cumbre con la presentación del proyecto del nuevo estadio de Liverpool Fútbol Club en su casa de Belvedere.
Antes, el mandatario había sugerido el nombre El Templo, algo que fue cuestionado por la parcialidad negriazul. Finalmente, el estadio llevará el nombre del barrio Belvedere y, según Palma –tal como dijo sobre la República de Liverpool, el complejo deportivo de entrenamiento del club–, “cuando se inaugure será el mejor de América del Sur”.
El oeste también existe
En el nuevo estadio Belvedere entrarán alrededor de 20.000 personas y otras cuantas almas de los tiempos iniciales del fútbol uruguayo: las de Sixto González repartiendo el juego desde la mitad de la cancha; las de los años 70, cuando por dos veces estuvieron cerca de cambiar la historia, con Pierino Lattuada, la estrella isabelina, el enorme Denis Milar, la magia de Rocha y el Fideo Saúl Rivero enlazando recias defensas con sutiles ataques; y las de tiempos más recientes, cuando Liverpool conoció el brillo, los goles de Emiliano Alfaro, los primeros años de Nicolás de la Cruz, la explosión de Luciano Rodríguez, los tantos de Rodrigo Aguirre y los años de Jorge Fucile.
Su construcción llevará unos 20 meses. El nuevo Belvedere tendrá dos anillos y una pasarela de 360° para recorrer todo el estadio. Además, según se anunció días antes en la puesta en marcha del proyecto frente a su gente, contará con tribunas techadas y miradores hacia los barrios, porque, como remarcó Palma, “el oeste también existe”. En esa expresión hay toda una convicción y un claro enfoque territorial.
Otro mundo, otro estadio
“El mundo ha cambiado, el fútbol también y la historia lo impone”, dijo Palma, quien dejó abierta la puerta a empresas que puedan patrocinar el nombre Belvedere del estadio, pero sin cambiarlo. El nuevo recinto será accesible e inclusivo, según se relató en el evento, y contará con paneles solares y con un sistema de recolección de agua de lluvia para el riego. Además, será construido bajo la normativa FIFA, de ahí el número específico de 67 baños y cuatro ascensores, además de puestos de comida y tiendas. La demolición del viejo y querido field de Belvedere comenzará a mediados de enero de 2026.
A la presentación del proyecto también se invitó a socios y socias, que hicieron fila para recorrer los recovecos donde quedarán para siempre sus recuerdos. Todo un acto barrial, de reconocimiento y de respeto. El presidente Palma destacó la frase escrita en el muro a espaldas de la tribuna visitante: “Aquí nació el fútbol uruguayo”. Pero agregó una nueva referencia antes de manifestar con orgullo la posibilidad de independencia económica y recursos propios, además de hacer un repaso histórico del escenario: “Aquí renace el fútbol uruguayo”, señaló.
Este lunes, Palma habló en el programa 100% deporte y destacó: “En pocos días voy a cumplir 25 años de mandato. Añoré lo que imponía la historia. Es uno de los estadios que menos se habían modificado”. Luego agregó: “¿Por qué hacemos el estadio hoy? Porque Liverpool empezó a crecer muy lentamente”, antes de referirse a las ventas de futbolistas como Fucile, Luis Aguiar y Alfaro hasta las de figuras como De la Cruz y Luciano Rodríguez, que permitieron generar el caudal necesario para este emprendimiento.
“Todo lo que divide a Liverpool trato de combatirlo; si nace de mí, soy el primero en revertirlo. Dicho esto, el estadio no se va a llamar El Templo, como mencioné en su momento, tampoco hay chance de que lleve mi nombre”, confirmó el presidente de la institución. “Belvedere no puede no llamarse Belvedere. El nombre del estadio puede ser comercializado, pero no será con marcas de tabaco, alcohol o casas de apuestas; no podemos fomentar eso”.
En cuanto al nombre de cada tribuna, se preguntó: “¿Cuántos hombres importantísimos hay en la historia de Liverpool? Muchos, pero son cuatro tribunas. No hay nada más fácil de recordar que los puntos cardinales como nombres de tribuna. Hay una tradición en Liverpool: nada tiene nombre”.