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Barrio de los Judios. Archivo diciembre 2017

Foto: Mariana Greif

Entre julio y setiembre la economía uruguaya se recuperó frente al trimestre previo, aunque cayó 5,9% respecto del año pasado

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En comparación con el segundo trimestre, el peor momento de la pandemia, la actividad mejoró 7,8% y la economía salió de la recesión.

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El Banco Central del Uruguay (BCU) difundió este jueves el Informe de Cuentas Nacionales del tercer trimestre del año, que estima la evolución del producto interno bruto (PIB). Este indicador que refleja la actividad económica del país mostró una caída de 5,9% respecto del mismo período del año previo, una baja esperable producto de los impactos de la pandemia. Respecto del trimestre previo (abril-junio), el PIB mejoró 7,8%, mostrando que el peor momento para la economía en este año quedó atrás y que se superó la recesión ‒ya que venía de dos registros negativos consecutivos—.

Según analizó el BCU, en la baja en términos interanuales “incidió la emergencia sanitaria asociada al covid-19, que continuó influyendo sobre la movilidad de las personas y el normal funcionamiento de los establecimientos productivos”. Al tiempo que el rebote en la medición desestacionalizada va “en línea con la gradual flexibilización de las medidas sanitarias respecto al segundo trimestre”.

El informe identificó, desde el enfoque de la producción, mayores registros de la industria, el comercio y los servicios frente al trimestre previo, mientras que desde la perspectiva del gasto, “la recuperación se vincula al mayor dinamismo de la demanda interna, particularmente del consumo”. A su vez, en el tercer trimestre respecto de igual período del año previo hubo una caída de 13,8% de las importaciones y de 19,2% de las exportaciones.

Todos los sectores económicos que registra la medición del PIB sufrieron una caída en la comparación interanual, con excepción de “Transporte, almacenamiento, información y comunicaciones”, que creció 4,1% e incidió 0,4 puntos porcentuales. Esto está asociado a “la producción de los servicios de datos ante la mayor demanda por la crisis sanitaria”, y al “incremento en los servicios exportados de tecnologías de la información”. 

En contraposición, la categoría que sufrió un mayor retroceso fue “Comercio, alojamiento, y suministro de comidas y bebidas”, que bajó 13,1% respecto del año previo, aunque mejoró respecto del trimestre anterior.

El reporte del BCU señaló que “tanto el sector agrícola como el pecuario se mantuvieron en guarismos similares al año anterior”, con un desempeño favorable de los cultivos de invierno que compensó la caída del rubro citrícola, así como un crecimiento en la remisión de leche y la faena de ovinos que contrarrestó una menor faena y exportación de ganado en pie vacuno.

En la industria hubo una caída interanual de 4,2%, pero con la mayoría de las ramas sectoriales mostrando mejoras frente al trimestre previo. La construcción se contrajo 7,7% en el registro trimestral, las actividades financieras cayeron 7% y las profesionales y de arrendamiento, 9,7%. Finalmente, el rubro “Salud, educación, actividades inmobiliarias y otros” se retrajo 6,5% en el tercer trimestre respecto del previo. 

Desde el enfoque del gasto, el PIB mostró “un descenso de la demanda interna explicado por la caída del gasto en consumo final” de 6,6%, con descensos de 5,9% en el gasto de los hogares y de 9,4% por parte del gobierno. La formación bruta de capital (inversión) tuvo “un aumento [de 13,3%] como resultado de una menor desacumulación de existencias en relación al mismo período del año pasado, luego de la acumulación registrada en los dos primeros trimestres del año”. Mientras que por la baja de exportaciones e importaciones hubo “un menor saldo de la balanza comercial”. 

Cambio de la base de cálculo y revisión de años previos

En un taller virtual, técnicos del BCU explicaron el alcance de los cambios metodológicos realizados en la medición, un proceso iniciado años atrás que está llegando a su cierre. Lo que se hizo fue cambiar la base de cálculo actualizando los registros de los años previos, pasando de calcular el PIB sobre precios de 2005 a hacerlo a valores de 2016.

Esa variación derivó en una recalibración de los niveles de actividad de los últimos tres años: el incremento del PIB de 2017 pasó de estimarse en 2,6% con la vieja base a 1,6%; el siguiente el crecimiento varió de 1,6% a 0,5%; mientras que en 2019 la variación fue inversa, ya que pasó de 0,2% a 0,3%.

Como ejemplo de los efectos del cambio de base, antes la categoría “Transporte, almacenamiento y comunicaciones” priorizaba más este último rubro, lo que se modificó en la actualización. También el PIB ahora tiene una mayor cobertura de las exportaciones de servicios.

Según manifestó a través de Twitter el economista Aldo Lema, esta actualización muestra que “el tamaño de la economía uruguaya es mayor (por cobertura y mejor medición), pero que la tasa de crecimiento fue menor en los últimos años”.

Por su parte, el economista y ex subdirector de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) durante el último gobierno frenteamplista, Santiago Soto, señaló: “Se había dicho y machacado que con la nueva base del PIB que publicaría el BCU este año, no se sostendría más la afirmación de que Uruguay vivió durante la era progresista su período de crecimiento económico sostenido más largo de la historia. Eppur si muove [Y sin embargo, se mueve, frase de Galileo]”. Es que más allá de la recalibración de los datos de PIB, en ningún caso el indicador mostró un registro negativo con la actualización, confirmando el crecimiento continuo de la economía hasta 2019.

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