El Banco Central del Uruguay (BCU), que se encarga de la política monetaria, resolvió el martes continuar con la suba de la tasa de interés, una referencia sobre el valor del dinero para el mercado local, que pasó de 8,5% a 9,25%, sobrepasando las expectativas de inflación a futuro, por lo que se define que entró en la fase contractiva. Esta medida busca contener la inflación a través del manejo del dinero circulante, ya que una tasa más alta hace más atractivo el ahorro y desestimula el crédito. Como contracara, esto aprecia el valor del peso uruguayo, es decir que empuja a la baja al dólar, que tuvo el martes su mayor caída en más de un año.
La tasa de interés representa el precio del dinero, porque es lo que pagan los bancos por obtener liquidez a un día de plazo. A partir de esa referencia, se construyen otros precios de la economía y su evolución impacta en diversos sentidos.
En tiempos de pandemia, con la actividad resentida, en Uruguay y el resto de los países del mundo se bajó la tasa de interés como forma de incrementar el dinero circulante y el crédito, para lograr un repunte económico. Tras la recuperación, todos los bancos centrales están realizando el proceso inverso, que tiene como factor agregado un fenómeno mundial de alta inflación, que lleva a que se acelere el proceso de suba de la tasa.
En la pandemia la política monetaria fue expansiva y se comenzó a revertir ese sesgo por parte del BCU en agosto del año pasado, elevando la tasa de interés de 4,5% a 5%. De ahí en adelante, en las sucesivas instancias del Comité de Política Monetaria (Copom) —integrado como asesores por las jerarquías del BCU y como decisores por los tres directores— se fue subiendo la tasa, hasta que en abril se dio el salto más pronunciado, al elevarse 0,75 puntos. La misma variación se determinó ahora y el Central destacó en la comunicación que “este aumento permite ingresar en la fase contractiva de la política monetaria”.
El BCU indicó que “en la senda de ingreso gradual a la fase contractiva de la política monetaria, se prevén al menos dos aumentos adicionales de 50 puntos” de la tasa en las próximas reuniones del Copom, “hasta llevar la tasa de interés a niveles consistentes con la convergencia de las proyecciones del BCU a su objetivo de inflación”.
Inflación y expectativas
La política del BCU no actúa de forma inmediata en los precios sino que busca incidir en las expectativas de mediano plazo de los agentes económicos. Tanto la inflación efectiva en la medición a 12 meses (9,37%) como las expectativas para final del año y para los próximos dos años están por encima del rango objetivo del BCU, entre 3% y 7% —desde setiembre el techo del rango meta bajará a 6%—.
El martes se conoció la Encuesta de Expectativas de Inflación del BCU, que releva cada mes la visión de bancos, analistas y consultoras. Esta vez 27 respondieron y la mediana —el dato medio al ordenar todas las respuestas— mostró una proyección de 8,54% de inflación para final de 2022, 7% al final de 2023 y 6,54% al final de 2024.
Días atrás se habían conocido encuestas empresariales que también mostraban que las estimaciones de los agentes económicos que toman decisiones sobre los precios estaban por encima de la previsión oficial. A la espera de la Rendición de Cuentas, en la que el gobierno actualizará sus proyecciones, la estimación oficial hoy es 5,8% de inflación al final del año.
Impacto sobre el dólar
El valor del dólar en Uruguay viene sufriendo durante el año una caída y acumula ya un descenso de 9,4%, el reclamo de los exportadores. Este miércoles a nivel interbancario cerró a un valor promedio de 40,48 pesos, por debajo de los 40,6 pesos que finalizó el martes, cuando tuvo una baja de 2% frente al día anterior, el mayor descenso desde abril del año pasado. Así la divisa lleva tres días consecutivos operando a la baja.
En términos de teoría económica, la suba de la tasa de interés lleva a fortalecer la moneda local, aunque también la Reserva Federal estadounidense está incrementando la tasa, por lo que el dólar a nivel global tiene señales que lo llevan a subir de valor.
La fuerte caída de la divisa el martes podría asociarse entonces a la medida del BCU de incrementar la tasa, aunque el economista Aldo Lema planteó en Twitter: “Más que anticipando el alza de la tasa en Uruguay, que estaba bastante internalizada, el peso uruguayo siguió hoy [el martes] la caída global del dólar, sobre todo frente al yuan (1%), el euro (1%) y el real (2,4%), entre otras monedas que se fortalecieron”.
Respecto de la evolución futura del dólar, los analistas que respondieron la encuesta del BCU prevén, tomando la mediana, un valor de 43,2 pesos al final del año, por encima de la previsión de 43 del mes anterior.
La economista Tamara Schandy de la consultora Exante dijo a El País que el proceso de suba de la tasa tiene como posible riesgo algún “costo de actividad”, a raíz del impacto en el tipo de cambio que golpea la competitividad; pero señaló que “es un riesgo que el BCU está dispuesto a tomar, dada la coyuntura inflacionaria y el desanclaje de expectativas”. En tanto, el economista Ramón Pampín expresó al mismo medio que si la tasa de interés sube hasta 10,5% —tomando en cuenta los anuncios tras el Copom— habrá “una presión a la baja sobre el tipo de cambio, en un contexto en el que la Reserva Federal no está siendo tan agresiva” con el proceso de incremento de la tasa estadounidense, que se toma como referencia mundial.