El consumo es el único impulsor de la demanda, que todavía no volvió al nivel que tenía en 2019, antes de la pandemia. En el primer año de la emergencia sanitaria, el consumo de los hogares bajó 6,9%; en el segundo año, subió sólo 2,3%. En total, con los últimos datos oficiales, a junio de 2022, aún permanece 1,85% debajo de su nivel medio de 2019. Esto “es razonable en un contexto en que el principal sustento del mismo, como es el ingreso de los hogares, tampoco se ha recuperado”, agrega el último informe del Instituto Cuesta Duarte, centro de investigación del PIT-CNT.
El resto de los componentes del gasto sí han recuperado –y superado– el nivel prepandemia. Mientras en el último año la economía en general se ubicó 1,75% por encima de su nivel medio de 2019, “tanto la formación bruta de capital [27%] como las exportaciones [5%] y las importaciones [13%] se ubican notoriamente por encima”, apunta el texto que analiza la evolución de la actividad económica en el segundo trimestre de 2022.
La asimetría observada entre el consumo de los hogares y la formación bruta de capital es un ejemplo de lo que expone el Cuesta Duarte en todo el documento: la desigualdad que “caracteriza” el proceso de recuperación económica en curso en Uruguay.
En efecto, en términos generales, la economía uruguaya viene levantando. Según datos del Banco Central del Uruguay, consignados en el informe, entre abril y junio de 2022 el producto interno bruto (PIB) creció 7,7% en la comparación interanual; mientras que frente al trimestre anterior el PIB creció 1,1%. El primer dato “aporta poca información” por las restricciones de movilidad que hubo entre abril y junio de 2021; en tanto, el segundo dato “marca una leve aceleración en la tasa de expansión”.
En cualquier caso, más allá de “algunas luces amarillas” que se prenden en la evolución de la actividad económica, el Cuesta Duarte remarca “una heterogeneidad importante”, con determinados sectores que “han acumulado importantes ganancias, mientras que en promedio los asalariados todavía no volvieron a los niveles de poder de compra que tenían en 2019”.
Sectores y realidades
Por lejos, en el conjunto de los sectores acumuladores de “importantes ganancias” sobresale el agroexportador, gracias al “extraordinario desempeño” que tuvieron algunas actividades, particularmente la producción de soja. En el segundo trimestre de este año se registró un crecimiento de 17,2% del sector agropecuario a igual período del año pasado.
Si bien por un lado el texto puntualiza que este sector “ha sido uno de los mayores impulsores del crecimiento económico durante la recuperación”, dada su contribución positiva sobre las exportaciones de bienes, por otro, marca que no ha sido “tan relevante en materia de empleo”. Se trata de sectores productivos “menos intensivos en fuerza de trabajo”. Con todo, menciona algunos impactos indirectos en el transporte, el almacenamiento y la logística.
“En cualquier caso, si bien la cantidad de ocupados en el interior del país se ubica algo por encima de los niveles anteriores a la pandemia, los resultados en materia de empleo son muy modestos en relación a la magnitud del auge que viene teniendo la producción de bienes agropecuarios”, resume el Cuesta Duarte.
Detrás del sector agroexportador aparece el grupo “salud, educación, actividades inmobiliarias y otros servicios” como segundo sector de mayor expansión en el segundo trimestre de este año. Creció 11,1% a igual período del año pasado. La razón es justamente el punto de comparación: entre abril y junio de 2021 “las actividades vinculadas a la salud y la educación se habían visto particularmente afectadas por la pandemia”.
El único sector de actividad que no creció en la comparación interanual del segundo trimestre de 2022 fue el grupo de la “administración pública”, lo cual “podría estar dando cuenta de un progresivo repliegue del Estado del proceso económico”, reflejado en “los recortes presupuestales que se han venido llevando adelante”.
Por otra parte, el informe se detiene especialmente en la situación que atraviesa el turismo. Alerta sobre la diferencia de precios entre Uruguay y Argentina, que “amenaza” la recuperación de la actividad turística no sólo “a partir del ingreso de turistas argentinos”, sino también “a partir del desvío de consumo” que supone “la salida de uruguayos hacia el país vecino”. Pese a que ya se levantaron las restricciones a la movilidad, para el Cuesta Duarte las perspectivas no son auspiciosas.
Ganadores y perdedores
El pronóstico es que la economía uruguaya llegue a 4,7% de aumento al finalizar el año; la estimación incluso podría corregirse al alza, señala el documento del instituto del PIT-CNT. Pero, décimas más o décimas menos, “en el plano distributivo se observará una nueva disminución del peso de la masa salarial” en el PIB. Mientras el producto se ubica en el segundo trimestre 3,8% por encima del nivel prepandemia, la masa salarial real se ubica entre 2,5% y 3% por debajo del nivel que tenía en 2019.
Una vez más, la asimetría entre el PIB y la masa salarial “indica que el desempeño de la economía durante la crisis, y, en particular, en el período de recuperación, no ha afectado ni a todos los sectores ni a todas las personas por igual”, advierte el informe. Y concluye: “El problema entonces se ubica no tanto en el desempeño de la economía en términos macro, sino en la modalidad del crecimiento y, fundamentalmente, en la distribución de sus frutos, donde se pueden visualizar claros ganadores y perdedores”.