El Cuesta Duarte, instituto de investigación y formación del PIT-CNT, ubica en sentidos opuestos el crecimiento de la economía y la caída de los salarios en el último tiempo. Con base en datos oficiales, en un reciente informe marca que actualmente la sociedad uruguaya “es capaz de generar mayor riqueza que en 2019”, pero el salario real no sólo no aumenta en igual proporción, “sino que se ha reducido en términos absolutos, provocando un empeoramiento sustantivo en la distribución entre trabajo y capital”.

El estudio, divulgado el lunes, analiza la trayectoria del poder de compra del salario promedio en el segundo trimestre de 2022, período en el que “se siguió deteriorando”. En tal sentido, menciona que la inflación -medida por el índice de precios del consumo (IPC)- registró en junio de 2022 una variación interanual de 9,3%; en tanto, el poder adquisitivo -medido por el índice medio de salarios (IMS)- tuvo una variación de 7,5%. Así “se configura una disminución” del salario real de 1,6% en comparación con el mismo mes del año pasado.

Por otra parte, al observar sólo la primera mitad del año, se registra una caída del poder de compra de 0,6%, también a causa de un incremento de los precios mayor al de los sueldos. “La combinación de niveles inflacionarios superiores a los previstos y ajustes salariales claramente insuficientes llevan a que en lo que va de 2022 no estemos asistiendo a la recuperación de poder de compra planteada por el gobierno, sino que el salario real se ha seguido deteriorado en lo que va de este año”, apunta el documento.

El compromiso del gobierno es algo recurrente en el texto. Dadas las proyecciones de crecimiento de la economía, que “ya se ubica por encima de los niveles de producción que tenía antes de la pandemia”, el Instituto Cuesta Duarte (ICD) subraya que “el compromiso gubernamental era que el salario real volviera a crecer”.

Sin embargo, debido al repunte de la inflación durante los primeros meses del año, “muy por encima de las estimaciones del gobierno”, y debido a la política salarial “desplegada por el gobierno”, con ajustes por debajo del aumento de los precios, advierte que “difícilmente en el correr de este año el salario crezca y comience a revertir la tendencia de los últimos años”. Según el informe, ambos factores -inflación y política salarial- “explican la trayectoria salarial de estos años”.

A junio de 2022, el poder adquisitivo de los trabajadores asalariados, en promedio, es inferior al que tenía a mediados de 2019. La pérdida se ubica en 4,9%. “Así, el nivel de salario real de junio de 2022 es el más bajo de toda la serie contando desde enero de 2020”, señala el estudio.

El ICD recalca que el deterioro de los ingresos se fundamenta en “la muy fuerte aceleración inflacionaria” ocurrida entre marzo y junio de 2022, al comienzo de la pandemia; y en “la implementación de la llamada ronda puente de Consejos de Salarios”, acordada entre julio de 2020 y julio de 2021, “que supuso una pérdida de salario real de 4,2% para la mayoría de los trabajadores de la actividad privada”. Además, menciona “el muy reducido ajuste salarial” que tuvieron los empleados públicos en enero de 2021 y “los muy bajos porcentajes de ajuste salarial” fijados por el Poder Ejecutivo para el sector privado en julio de 2021. Se contabilizan 28 meses de pérdida salarial.

A modo de ejemplo, el informe apunta que si un trabajador ganaba 35.000 pesos mensuales en 2019 “y su remuneración siguió la trayectoria del IMS entre marzo de 2020 y junio de 2022”, su poder adquisitivo “tuvo una pérdida en términos de reales de aproximadamente 1.240 pesos por mes”. De este modo, el trabajador acumularía en los 28 meses de pérdida el equivalente a “un salario mensual completo”.

Ingreso de los hogares

Al analizar la evolución del ingreso de los hogares, que en su gran mayoría se obtiene del trabajo remunerado y del empleo asalariado, el estudio del Cuesta Duarte puntualiza que durante la segunda mitad de 2021 y los primeros meses de 2022 “el ingreso medio de los hogares continuó en la senda de recuperación”, pese a que en simultáneo el salario real continuó en descenso. Con todo, aclara que la recuperación no alcanzó los niveles de ingreso de los hogares previos a la pandemia.

En este apartado, la novedad aparece al observar justamente los datos oficiales del segundo trimestre de 2022: “Vemos que la tendencia a la recuperación de los ingresos medios de los hogares se revierte”, lo cual disminuye la perspectiva de igualar los niveles de ingreso medios registrados antes de la emergencia sanitaria. “Esta trayectoria del segundo trimestre de 2022 se explica por una continuidad de la caída del salario real, junto a un cambio en la tendencia del empleo, que venía mejorando y en dicho trimestre mostró un deterioro”, agrega el documento.

Proyecciones

Con algunas salvedades, el ICD estima para la segunda mitad del año una variación del IMS en torno a 9,5% aproximadamente. En este escenario, si la inflación evoluciona según lo proyectado -esto es, alrededor de 9%-, ocurriría “una estabilidad del salario real medio en la comparación 'punta a punta' en el año 2022”. No se trataría, entonces, de una recuperación: “El proceso de retorno a los niveles de salario real previos a la pandemia, que iba a comenzar en julio de 2021, según lo anunciado por el gobierno, queda postergado para 2023”.

Asimismo, el estudio afirma que incluso si se recuperase totalmente el poder adquisitivo perdido en el último tiempo, es decir, si en 2023 el salario real comienza “efectivamente una trayectoria creciente”, “igualmente habremos asistido a un período de al menos cuatro años de pérdida acumulada de bienestar económico de los trabajadores asalariados”.

El derrame

Al cierre del texto, el instituto de la central sindical vuelve al “contraste” entre el crecimiento de la economía nacional -4,4% en 2021 y una proyección de 4,8% para 2022- y la caída del poder de compra de los salarios, “así como la demora en el proceso de recuperación”.

Los números macroeconómicos, sostiene, están siendo “apuntalados” por una coyuntura de precios internacionales “favorables” de los productos de exportación de Uruguay. Esto ha provocado un aumento “sustantivo” de la rentabilidad de determinadas actividades económicas, en particular, “agropecuarias, agroindustriales y servicios conexos a las mismas”. Según consigna el documento, el índice de excedente bruto unitario de la industria exportadora, elaborado por el Banco Central, refleja en lo que va del año una mejora del orden de 13% en comparación con 2019.

“Hoy la economía uruguaya es capaz de generar mayor riqueza que en 2019, pero la masa salarial real no solamente no ha crecido en igual proporción, sino que se ha reducido en términos absolutos, provocando un empeoramiento sustantivo en la distribución funcional del ingreso, es decir, la distribución entre trabajo y capital. De esta manera, al tiempo que el poder de compra de los salarios se deteriora, sectores del gran capital obtienen y acumulan enormes riquezas”, culmina el informe.