Las inundaciones se están convirtiendo en desastres naturales cada vez más intensos y frecuentes. Sólo en setiembre se han registrado inundaciones récord en Grecia, Libia, España e Italia que han destruido ciudades y cobrado miles de vidas. En Uruguay las inundaciones son una realidad presente, como lo evidencia el reciente desborde del río Tacuarí en Cerro Largo a principios del mes que llevó a la autoevacuación de más de 200 familias.
La teoría económica indica que luego de una inundación, como ocurre con cualquier otro desastre natural, los individuos y las empresas reducen su interés en desarrollar actividades en esa zona, lo que provoca un desincentivo futuro más allá de los daños presentes. Entonces, esperaríamos ciudades que pierden población y que reducen su actividad económica. Sin embargo, en una investigación reciente que realizamos en conjunto con Pierre Magontier encontramos que las inundaciones llevan a un mayor desarrollo urbano,1 con edificios más altos y ciudades más compactas. Entender cómo las ciudades reaccionan a estos desastres naturales es fundamental para el desarrollo de políticas públicas para enfrentar la emergencia climática.
La memoria de corto plazo y la recuperación rápida
El problema con las inundaciones es que tienden a ocurrir en lugares que son valorados por su potencial económico, lo que implica que la población tienda a concentrarse en zonas propensas a inundaciones, como en las zonas urbanas cerca de cursos de agua o del mar. Si los agentes económicos internalizaran el incremento de los riesgos, esperaríamos medidas adaptativas, como mejoras en infraestructura, mayor cobertura de seguros o relocalizaciones hacia zonas más seguras. Sin embargo, la evidencia reciente cuestiona este supuesto mostrando que, en realidad, la actividad económica en las zonas propensas a inundaciones no ha disminuido con respecto a zonas más seguras.
En una investigación realizada por Justin Gallagher (2014) para Estados Unidos,2 el autor estudia los efectos de una inundación en la toma de pólizas de seguros por parte de los hogares. Los resultados muestran que inmediatamente luego de la inundación hay un aumento en la cantidad de asegurados contra este tipo de riesgos en las zonas afectadas. No obstante, este aumento no es permanente y, luego de nueve años de la inundación, el efecto desaparece. Estos resultados son consistentes con la falta de información sobre las posibilidades de sufrir una nueva inducción o con olvidarse rápidamente de los riesgos asociados a la zona en la que uno vive.
En otra investigación, realizada por Adriana Kocornik-Mina et al. (2020),3 los autores investigan el efecto de las inundaciones a gran escala en la actividad económica. Para ello combinan registros de inundaciones que en promedio desplazaron a 100.000 personas, en cualquier lugar del mundo, con imágenes satelitales sobre luces en la noche como medida de actividad económica. Los autores determinan que la exposición de las áreas urbanas a inundaciones de gran escala es importante, en especial para ciudades con poca elevación con respecto al nivel del mar. Los resultados indican que estas inundaciones tan destructivas tienen un efecto moderado en la actividad económica y que esta se recupera rápidamente, en promedio en menos de un año, luego del desastre.
Hasta ahora la literatura se ha concentrado en eventos singulares y extremos, lo que es importante porque estos eventos extremos, como las inundaciones en Libia, se harán más frecuentes a causa del cambio climático. Sin embargo, este enfoque dificulta obtener conclusiones para desastres a una escala menor, que también son relevantes. A su vez, enfocarse en sus efectos en las ciudades y cómo estas se adaptan luego de un desastre es relevante para la construcción de políticas públicas en el contexto de una población cada vez más urbana.
Ciudades que crecen y se densifican
En la investigación en la que hoy me voy a centrar estudiamos el efecto de las inundaciones en el crecimiento de las ciudades y su densidad en España. Este es un contexto interesante, porque aproximadamente la mitad de sus edificios están localizados a menos de 500 metros de un cuerpo de agua.4 Al mismo tiempo, las inundaciones están detrás de la mitad de los reclamos de los seguros y se han cobrado más vidas que los incendios forestales y las olas de calor combinados.5
Para poder estudiar este efecto construimos una base de datos que combina información histórica de inundaciones con el universo de edificios en España geolocalizados. Esta base de datos nos permite analizar toda la historia de inundaciones recientes en lugar de concentrarnos en inundaciones únicas o particularmente grandes, lo que ayuda a obtener lecciones de política más generales.
Para identificar el efecto de las inundaciones desarrollamos lo que se conoce como una estrategia de estudio de eventos. Básicamente, consiste en comparar, a nivel municipal, las características del desarrollo urbano antes y después de una inundación. La premisa sobre la que descansa esta estrategia es que una vez dado cuenta de, entre otros, los shocks que puedan haber afectado a la nueva construcción en todo el territorio en un año en particular y las características geográficas de cada municipio, el momento de impacto de una inundación puede ser considerado como aleatorio. Este shock no anticipado es lo que permite realizar un análisis de causalidad del impacto de una inundación sobre la ciudad.
Nuestros resultados muestran que las inundaciones conducen a un incremento inmediato y permanente en la construcción y en la densidad de las ciudades. Diez años después de la inundación, en las ciudades afectadas la superficie construida se incrementó en 8,25% más comparado con las zonas no afectadas. En el mismo período, esta expansión además se ve acompañada por un aumento de 1,09% en su densidad y un aumento en la altura de los edificios. Esto apunta a que las áreas inundadas crecen más y más densamente.
Asimismo, luego de una inundación cambia el uso del suelo en las ciudades, ganando peso el uso residencial y el de oficinas, y perdiendo el uso de agricultura. Además, este aumento en la construcción tiende a concentrarse en las áreas cercanas a las zonas inundables y en ciudades en las que las inundaciones se suceden con cierta regularidad. Finalmente, las ciudades también ganan población. Esta asociación positiva entre exposición al riesgo y el incremento en el desarrollo urbano sugiere que el aumento en el riesgo es compensado luego de una inundación.
Conclusión
En términos de política, las implicancias de estas consecuencias positivas asociadas con las inundaciones son importantes. En primer lugar, la adaptación de riesgos, ya sea por privados o de manera colectiva, puede incentivar la actividad económica en áreas potencialmente peligrosas (Henkel et al., 2022).6 En segundo lugar, mientras que ciudades más densas tienen beneficios claros (Glaeser, 1999),7 las zonas muy urbanizadas pueden ser más vulnerables a desastres futuros, porque limitan la capacidad del terreno de absorber el agua, lo que lleva a inundaciones más intensas (Oudin et al., 2018).8 Estos puntos cuestionan la eficiencia que las estrategias de adaptación tienen en internalizar las consecuencias de estos derrames positivos que se generan involuntariamente.
A pesar de los mayores riesgos traídos por el cambio climático, el desarrollo urbano en zonas de riesgo no parece aminorarse ni relocalizarse a zonas más seguras. Para Uruguay, las inundaciones serán uno de los principales desafíos en el futuro próximo. Por ello, es necesario implementar políticas de prevención con mirada de largo plazo, con el fin de asegurar la sostenibilidad de nuestras ciudades.
Rodrigo Martínez-Mazza, profesor asistente en el Bartlett Real Estate Institute de la University College London. Doctor en Economía por la Universitat de Barcelona (Twitter: @romar505, correo: r.martinez-mazza@ucl.ac.uk). Entrada escrita para el Blog SUMA de CINVE.
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Magontier P. & Martinez-Mazza R. (2023). “Floods & Urban Density”. ↩
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“Learning about an Infrequent Event: Evidence from Flood Insurance Take-Up in the United States”. ↩
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“Flooded Cities”. ↩
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Fuentes: Construcción propia basados en el Catastro. ↩
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Fuentes: Ministerio del Interior de España, período 1995-2015. ↩
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“The Unintended Consequences of Post-Disaster Policies for Spatial Sorting”. ↩
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“Learning in Cities”. ↩
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“Hydrological impacts of urbanization at the catchment scale”. ↩