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Lion y su mamá Florencia Cruz en el liceo 75 extraedad de Paso Molino, Montevideo. Foto: Santiago Ortega

El esfuerzo de padres y madres jóvenes que estudian

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“Yo era una persona que siempre dejaba todo por la mitad y no tenía nada muy claro. Pero desde que ella se adueñó de mi ser es como si me hubiesen puesto lentes, ahora veo todo con mucha más claridad”, cuenta Leticia, estudiante del liceo 38. Este es el testimonio de una de las tantas madres que concurren a los liceos extraedad y deben manejar los tiempos entre la maternidad, el trabajo y el estudio. El embarazo adolescente es una realidad muy presente en América Latina y el mundo; Uruguay no es la excepción.

Teniendo en cuenta que 25% de la totalidad de los partos en Uruguay son de mujeres adolescentes (62,5 cada 1.000 adolescentes, según un estudio del Ministerio de Salud Pública), la cifra es elevada. El embarazo a corta edad constituye una problemática no sólo por los riesgos que corren las jóvenes y sus bebés en el proceso de gestación, sino también por los altos índices de nacimientos prematuros.

Tener un bebé requiere cuidados, y es indispensable que los padres inviertan mucho tiempo en ellos, lo que a menudo los imposibilita de estudiar. Según datos del último censo, 95% de las adolescentes madres no estudia; de ellas, 70% abandonó antes de tener hijos. Por otro lado, sólo 17% de las que no son madres dejó de estudiar. Respecto de la inserción en el mercado laboral, según informó la diaria en setiembre de 2016, el gobierno planteó que no existen diferencias sustanciales entre las mujeres con hijos y sin hijos: dos de cada diez de entre 15 y 19 años buscan empleo o trabajan; las restantes no tienen ni buscan trabajo. Aun así, varias madres no pierden el ímpetu, y se esfuerzan por culminar sus estudios a pesar de que no les sobra tiempo para el ocio.

Los padres también se interesan

La diferencia en cuanto a la responsabilidad al concebir y criar un hijo es muy diferente en función del género. Mientras que en la mayoría de los casos la mujer se hace responsable de su embarazo y luego de su hijo, muchos hombres se niegan a colaborar o siquiera considerar la paternidad. Otra discrepancia notable es el porcentaje de natalidad en la adolescencia: 10% de las mujeres fueron madres en comparación con 2,6% de los hombres que fueron padres.

Este porcentaje desalentador no representa la totalidad de los padres con hijos de madres adolescentes: “De lunes a viernes trabajo hasta las 16.00; a las 17.00 retiro a mi hijo del colegio. Lo cuido hasta las 19.30 y lo llevo a la casa de su madre. Voy al liceo de 8 a 11.30”, cuenta Henry, estudiante del liceo 38. Esta es una rutina que comparte la gran mayoría de los padres estudiantes que dedican horas al cuidado de sus hijos.

Las vivencias e inquietudes

A pesar de las dificultades que se presentan, se puede ver que no todos los progenitores jóvenes pierden su optimismo y ganas de superarse. En una entrevista realizada a padres y madres de que concurren al liceo 38 extraedad de Montevideo, pudimos conocer más sobre sus experiencias.

-¿Cómo vivieron la experiencia del embarazo?

Carolina: –Mi experiencia fue medio brava al principio. Al principio es re difícil todo.

Leticia: –Después de que acepté la situación en la que estaba viviendo, fue hermoso.

Henry: –Cuando quedó embarazada, la madre de mi hijo se fue a vivir al interior del país. No pude estar en el embarazo con ella. Me hubiese encantado, pero no pude.

-¿Crees que hay que estar preparado para ser progenitor?

Leticia: –Nunca estás preparado.

Shanainna: –Te vas construyendo con el tiempo.

Carolina: –Nadie nace sabiendo ser padre; día a día aprendés algo nuevo.

-¿En qué te ha cambiado la vida tener un hijo?

Henry: –Me acortó el tiempo que tenía disponible para mí, de lo cual no me arrepiento. Shanainna: –¡Para bien! Me gusta.

Sofía: –Son más responsabilidades.

Carolina: –Soy más responsable; ahora sabes que tienes que cuidar a alguien, que no sos sólo vos.

-¿Creés que ser progenitor te ha impedido realizar alguna actividad?

Shanainna: –No. Siempre tengo alguien que los cuida.

Henry: –No. Pero sí te come mucho tiempo y no podés hacer todo lo que te gustaría.

Leticia: –En realidad, antes mi vida era el teatro y la danza, y eso sí tuve que dejarlo, porque me insumía mucho tiempo. Tuve que ponerme a trabajar y hacerme cargo. Me limitó muchas cosas que antes hacía con más frecuencia.

Carolina: –No, ellos no te prohíben nada. Solamente sabes que tienes una responsabilidad, pero puedes hacer tu vida.

Estas mujeres y hombres, que han aceptado sus obligaciones maternas y paternas, no dan su brazo a torcer ante la difícil tarea de estudiar, trabajar (en muchos casos) y cuidar a sus hijos siendo jóvenes. En cuanto a políticas públicas y humanitarias, existen muchos casos en los cuales la obligación de cuidar a un hijo o pariente no se puede conceder a nadie, y se hace necesario llevar a los pequeños a las aulas. En este aspecto, en marzo se inauguró un centro CAIF para hijos de estudiantes adolescentes en Canelones. Este centro atiende en horarios diurnos a vespertinos, y su objetivo es que madres de entre 16 y 20 años puedan culminar sus estudios. Actualmente existen otros dos centros que actúan de la misma forma: en Young, departamento de Río Negro, y en el Cerro de Montevideo.

Testimonios que hablan por sí solos

En el liceo 75 entrevistamos a 11 madres. Cinco fueron madres en su juventud y dos de ellas, siendo menores de edad.

Daniela, 19 años

“Fue un cambio total. Pasar de ser una señorita a tener muchas responsabilidades, a ser mujer. Pero todos esos cambios me recompensan con cariño, amor y felicidad día a día”.

Estefani, 24 años

“Cuando con mi pareja no teníamos en dónde vivir, llegó nuestra primera hija, una situación complicada, hasta que el trabajo nos mejoró la situación y por fin nos fuimos a alquilar solos. Recién en ese momento comencé a sentirme madre, con las responsabilidades que te exige tener una bebé de nueve meses. Luego buscamos a sus hermanos. En esta etapa de mi vida, con 24 años, estoy en mi mejor momento”.

Zuleyca, 23 años

“Vivo con mis hijas y su padre. Ser mamá es una experiencia única y maravillosa. Sentir las pataditas estando embarazada, los nervios al saber que falta para conocer a esta personita maravillosa que cambiará mi vida por completo, un amor eterno. A medida que van creciendo, cuando aparecen sus primeros dientes, cuando aprenden a caminar. Cuando te querés acordar ya está yendo al jardín, a la escuela. Una experiencia maravillosa”.

Una visión positiva

Obviamente, al leer todo lo expuesto, no podíamos dejar de preguntar sobre los deseos que tienen para sus hijos y los mensajes para quienes atraviesan la misma situación. Los estudiantes del liceo 38 dijeron lo siguiente:

-¿Tenés planes a futuro para tu hijo y para ti? ¿Cuáles son?

Leticia: –Que estudien. Yo quiero que mi hija sea feliz, que viva la infancia de la mejor manera.

Carolina: –Que estudien, que sean mejores que nosotros.

-¿Qué mensajes les transmitirían a los futuros progenitores jóvenes?

Carolina: –Si llega, que lo afronten. Es algo lindo. Capaz que te va a prohibir alguna cosa, te va a poner ciertos límites, pero después van a poder seguir con su vida.

Leticia: –Que lo disfruten. Que si deciden traer un niño a la vida, que no sea un peso, porque también ves un gran porcentaje de gente joven que tuvo hijos y se lo toma como una frustración, como que es una mochila. Lo bueno que tiene ser padre joven es que tenés energía.

Carolina: –Y más tiempo para ellos.

Shanainna: –Y más paciencia, también.

Por último, todos llegaron a una reflexión en conjunto: ser progenitor joven no es ningún pecado. Muchos de ellos lo disfrutaron a pesar de las dificultades que conlleva tener un hijo a temprana edad. El miedo siempre está presente, y se va haciendo más grande a medida que crecen, pero esto no debe paralizarlos.

Redacción: Fabio Clavijo Producción: Nicole García, Jeovana Acosta y Santiago Ortega

*Para la nota fueron entrevistados estudiantes de los grupos 1º1 y 2º1 del liceo 16 (turno nocturno), 1º6 del liceo Nº75, y 2º1 y 2º2 del liceo 38 (turno nocturno).

Artículo publicado en La fresca, publicación hecha por estudiantes de la educación media pública de Uruguay.

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