La primera generación de estudiantes del Ciclo Básico Rural Semipresencial (CBRS) comenzó sus clases la semana pasada en Maldonado, departamento elegido para poner a prueba el programa. Si bien el plan es coordinado desde el Consejo de Educación Secundaria, el organismo trabaja en coordinación con los consejos de Educación Técnico Profesional-UTU y de Educación Inicial y Primaria. Para la primera edición se anotaron 21 jóvenes de entre 13 y 21 años que completaron la escuela pero no continuaron secundaria porque viven en localidades en las que no hay oferta de ese nivel. El objetivo de esta iniciativa es que trabajen con docentes de secundaria, por medio de la plataforma Crea2, y que puedan ir a las escuelas dos veces por semana para que las maestras los asesoren en caso de que no entiendan la consigna de los trabajos o tengan problemas con la conectividad. El liceo 2 de San Carlos será la sede central del programa, en el que también participarán seis escuelas rurales.
La nueva modalidad está planteada en tres niveles, que equivalen a los tres años del ciclo básico tradicional; este año, excepcionalmente, el primer nivel estará concentrado en cinco meses, pero se espera que a partir de 2019 sean anuales. Según explicó a la diaria Claudia Gandini, coordinadora del CBRS, la idea es que se desarrollen cinco áreas del conocimiento: lingüístico-matemático, que trabaja con idioma español, matemática e inglés; ciencias sociales, que incluye historia, geografía y educación social; recreación, que abarca educación física y música; científico-tecnológico, que incluye química, física, biología y el sector productivo, que se trata de dos talleres a cargo de docentes de UTU, en los que se prepara a los estudiantes para el trabajo.
En cada nivel los docentes de secundaria plantean un proyecto que aglutina los contenidos; el de este año se denomina “De las sierras al mar” y tiene como hilo conductor el agua. “Se va a trabajar cómo es el agua en Química, como recurso natural en Biología, su mal uso en Geografía, y en Música. Todos los docentes trabajan de forma mancomunada, sin perder el horizonte de que son sectores de conocimiento. Es un profesor por materia y en cada sector de conocimiento hay tres docentes en promedio”, ejemplificó Gandini.
El rol de las maestras directoras es fundamental: “Van a ser las tutoras, cuando lleguen los trabajos que envíen los profesores verán si algún alumno tiene dudas acerca de la consigna, van a brindar el apoyo logístico, ayudar por si hay alguna falla con las computadoras; además, evidentemente, muchos de ellos van a trabajar desde la conectividad de la escuela rural”, señaló la coordinadora, y agregó que “las maestras no van a trabajar la especificidad de las materias porque eso justamente lo hacen los profesores”.
El CBRS tiene como particularidad la reducción de la carga horaria y la flexibilidad en la presencialidad, porque se tienen especialmente en cuenta las épocas de zafra del medio rural, ya que la mayoría de los estudiantes deben permanecer en sus casas colaborando con el trabajo familiar.
La coordinadora destacó que esta iniciativa “es una experiencia innovadora” y “única en el país”. “Es muy bueno para estos jóvenes, que viven en un área totalmente relegada, y es una gran oportunidad para poder insertarse después en el campo laboral. Vivimos en un país donde todas las ofertas laborales exigen tener un ciclo básico terminado, y creo que esto les brinda la posibilidad de insertarse al nivel laboral teniendo solidez y siendo parte del sistema curricular, como corresponde”.