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Jornadas de robótica Bricks and Bits, el jueves, en la Utec de Fray Bentos.

Foto: Leticia Castro

Niños del programa Verano Educativo participaron en actividades tecnológicas en la Utec en Fray Bentos

4 minutos de lectura
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Entre otras actividades, los niños armaron robots y aprendieron a programar.

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A pesar de que la lluvia no paraba de caer en Fray Bentos, Río Negro, la sede regional de la Universidad Tecnológica (Utec) estaba llena de niños que disfrutaban sus vacaciones en un lugar diferente. Para muchos era la primera vez que visitaban una universidad, y les pareció “súper linda porque es muy grande”, según dijeron a la diaria durante la primera jornada de Bricks and Bits, el miércoles 24. La iniciativa de la Utec, que ya lleva un par de años recorriendo distintas sedes del país, se unió por primera vez con el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) para ser parte del programa Verano Educativo, dirigido a niños de todo el país. El miércoles, primer día de la actividad en Fray Bentos, cerca de 100 niños participaron en actividades tecnológicas y recreativas. Según aseguró Ezequiel Aleman, del programa de lenguajes de la Utec, a cargo del proyecto, la propuesta de Bricks and Bits “hace foco en la resolución de desafíos, en el juego como parte del aprendizaje y la iniciación en STEM [ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, por sus siglas en inglés]”.

Las actividades ocuparon dos pisos del edificio porque había varias estaciones de trabajo. En cada una de ellas, los niños de las tres escuelas que participan en Verano Educativo en la región, sumados a aquellos que vieron la invitación en las redes sociales y se sumaron, se quedaban 45 minutos y luego pasaban a la siguiente. Uno de los mayores atractivos de la jornada fue la realidad virtual: mientras un niño se ponía los lentes y tomaba los sensores con sus manos, los demás, que esperaban en ronda, veían en una pantalla gigante el recorrido del video y lo ayudaban –a los gritos– a elegir el camino correcto. Otra de las estaciones que tuvo rotundo éxito fue la creación de un joystick con masa de modelar. Cada niño diseñaba uno distinto usando diferentes formas de cartón para la base, y luego conectaban sensores que trasladaban los datos desde las computadoras de la Utec a su creación para jugar videojuegos.

En otra parte los niños tenían toda clase de materiales para jugar, como cartón, botellas y telas, con la misión de darles nueva vida y convertirlos en el cuerpo de un robot. Luego, en otras estaciones, les enseñaban a programarlos usando distintos softwares, como Arduino, u otros de programación en bloque. Aleman explicó que “todas las estaciones tienen perfiles diferentes” y que se trata de “armarlas para que los chiquilines construyan sus propias cosas”. Desde la Utec no buscan “un kit que ya venga hecho, sino que se cree algo”; en otras palabras, “que no sea un aparato con el que interactúen, sino su propia fabricación”. “Puede ser un cartón con un sensor o que creen su propio código, pero es mejor cuando ellos lo hacen”, añadió.

Uno de los aspectos más importantes que Aleman recalcó sobre esta actividad es que todas son supervisadas por estudiantes voluntarios de las diferentes carreras de la Utec: “Con estas actividades vimos que los niños se motivan mucho, y, a su vez, nuestros estudiantes empezaron a apropiarse del proyecto al punto de que siempre tenemos voluntarios. Por ejemplo, en esta actividad, en pleno enero, cuando muchos están de vacaciones, igual vinieron a acompañarnos. Notamos cierto empoderamiento de los estudiantes, que ven como valioso el vínculo con los chiquilines de la comunidad. Incluso nos han contado que muchos descubrieron una vocación de enseñanza en este tipo de jornadas”.

Según la experiencia de Aleman, las personas de Fray Bentos conocían muy poco sobre la Utec, lo que lo llevó a preguntarse “qué puede pasar con un niño de 11 años que no tiene familiares universitarios si no conoce la oferta que tiene alrededor y cómo se puede motivar para que se meta en proyectos de secundaria o participar en otras actividades”. Para el integrante de la Utec, “la universidad tiene que cumplir un rol en el medio y fomentar otro tipo de actividades, complementando las que ya hay, porque hay muchas cosas que están muy buenas”.

Hacia afuera

Más allá de este programa puntual, es un objetivo de la Utec extender su presencia en el medio. El Instituto Tecnológico Regional (ITR) Suroeste fue la sede del evento, y su director, Andrés Möller, afirmó en diálogo con la diaria que “durante todo el año hay actividades como esta. La particularidad de la Utec es que intenta involucrarse en la sociedad, en el medio”. A su entender, “tradicionalmente, la universidad está un poco alejada del lugar en donde está” y lo que se busca al intentar acercarla “es desmitificar, aclarar que la universidad no es sólo para algunos, es para todos”. Además, con este tipo de iniciativas que conectan a niños con actividades diferentes a las que pueden ver en la escuela o en sus casas buscan “desmitificar la actividad de tecnología, de robótica, de automatización, son carreras que no existían en Uruguay pero que hay que empezar a hacerlas culturalmente normales”.

A Möller le parece importante la conexión con los niños y aseguró que, a pesar de trabajar con nativos digitales, “un gran porcentaje de estudiantes que están cursando ahora no sabe entrar al mail”. “Son nativos porque tienen un teléfono, pero hay que expandir eso para que salgan de Facebook o Instagram”, consideró.

Por otra parte, desde la Utec buscan generar cultura universitaria en el interior del país, pero según el director del ITR Suroeste, no alcanza con instalarse fuera de la capital, en localidades donde la Universidad de la República aún no tiene presencia. Según entendió, “el cambio cultural hay que promoverlo desde adentro, desde los más pequeños, que sepan cómo es una universidad; muchos todavía piensan que al pasar de nivel igual siguen en el liceo. Hay que seguir trabajándolo”. En esta línea, señaló que en la Utec nueve de cada diez estudiantes son la primera generación que llega a un nivel educativo universitario, por eso son “tan importantes este tipo de actividades”. Según Möller, sólo en el instituto que dirige, el año pasado 3.000 jóvenes de todo el país fueron a conocer las instalaciones e informarse de los cursos que se dictan ahí. La idea, comentó, es mostrarles a los futuros estudiantes “todas las alternativas que tienen, quiénes somos los que estamos en la universidad, qué hacemos y por qué lo hacemos”.

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