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Videocon Teatro, Marynel Rivero, Micaela Acosta y Fiorela Pintos.

Foto: Captura del canal Tragicómicos46 - Liceo 46, Youtu

Los liceos y el desafío de mantener el vínculo

4 minutos de lectura
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La suspensión de las clases presenciales motivó el surgimiento de un programa de radio en el liceo 8 y llevó a que el grupo de teatro del liceo 46 se reconvirtiera al audiovisual.

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La lógica de secundaria impone que los estudiantes tengan clases con más de diez docentes en el correr de la semana, en días y horarios diversos, y en horas “cortas”. Esta realidad, llevada a los formatos de educación a distancia a los que hubo que apelar durante estos meses de pandemia, puede haber generado que sea más difícil mantener el vínculo y cierto hilo conductor en las clases. Pero hubo colectivos docentes que con proyectos de teatro y radio lograron que adolescentes de ciclo básico, en este caso de los liceos 8 y 46 de Montevideo, se engancharan y mantuvieran sus aprendizajes.

Del 8 al infinito

En el liceo 8, la docente Mariela Acosta había propuesto hace unos años elaborar un programa de radio junto con los estudiantes, pero el proyecto nunca se concretó. Pandemia mediante, el director del coro invitó a los adolescentes y sus familias a cantar o tocar canciones y compartirlas. Luego llegó una convocatoria de algunos profesores de Literatura para hacer, con la excusa del Día del Libro, un homenaje a Mario Benedetti, en el que estudiantes y sus familias leyeran poemas o cuentos cortos del autor. Los videos y audios empezaron a llegar, el entusiasmo comenzó a crecer y uno de los docentes propuso, con todo ese material, reflotar la idea del programa de radio. Así surgió Del 8 al infinito, que ya va por su sexto episodio y logró involucrar a docentes y estudiantes pese al distanciamiento.

“Enseguida prendió la idea, sobre todo con los primeros años, y después los de segundo y tercero empezaron a preguntar ‘profe, ¿puedo hacer una canción?’, ‘quiero grabar un audio’. Nos gustó mucho la idea porque estamos más cerca de ellos, y la radio es la fantasía, la imaginación, la creatividad”, dijo a la diaria Silvia Sosa, docente de Historia y profesora orientadora pedagógica, un rol de docencia indirecta más conocido por su sigla POP.

Isabel Vomero, directora del liceo y una de los docentes que trabajan en la elaboración del programa, explicó que poco a poco cada uno de ellos asumió diferentes roles, y la idea ahora es “ir transmitiendo paulatinamente eso a los estudiantes: hay uno que ya edita audio, otros han hecho pequeñas locuciones o presentaciones”.

Actualmente son seis los docentes que participan en el armado del programa, y entre 20 y 30 estudiantes suelen responder a las convocatorias y mandar material, mientras que una decena de ellos están más pendientes de la producción. Sosa destacó que las propuestas son transversales a las materias, y que muchas veces surgen de duplas o tríos de docentes.

Para la directora esa es una de las fortalezas del proyecto. “Es bueno que los chiquilines nos vean a los docentes desde otro lugar y que vean que los fenómenos culturales son apreciados por todos, que la literatura la comparten y disfrutan los profesores de Biología, Inglés, Matemática, que las asignaturas no son compartimentos estancos y que, por ejemplo, si se trata de un homenaje a José Artigas, pueden estar los profesores de Biología, no sólo los de Historia”.

Sosa busca entrar en contacto con los estudiantes por distintas plataformas: por Crea, pero también por Facebook y hasta por Whatsapp, pese a que tuvo cierto temor por cómo lo utilizarían los adolescentes. Según explicó, los estudiantes quieren participar en el programa porque “quieren estar cerca de la institución de alguna manera, es una forma de decir: ‘acá estamos’”.

De esta manera, considera que este año están logrando una de las metas que siempre buscan alcanzar. “El sentido de pertenencia en este caso lo estamos logrando. Siempre es algo que nos cuesta. Este es un liceo aluvional, vienen de distintos barrios y cuando termina el turno se van; con esto sintieron que podían hacer algo por el liceo”, dijo.

La docente consideró que los intercambios y la producción del programa radial son “una forma de aprendizaje diferente”. La directora, por su parte, aseguró que se va a aprovechar el entusiasmo que esto generó entre docentes y estudiantes para continuarlo más allá del regreso a las clases presenciales. “Tenemos mucho impulso”, dijo.

Escenarios virtuales

En el caso del liceo 46, el proyecto de Artes Escénicas tiene 11 años, al igual que el teatro que está en el edificio del centro educativo. Pero este año la llegada de la pandemia impidió que los Tragicómicos, la compañía teatral del centro, pudiera tener su primer encuentro de 2020. Desde hace varios años ensayan todos los sábados, pero las dos semanas que hubo de clase no permitieron concretar la convocatoria.

El coordinador del proyecto, el docente de Literatura Matías Rótulo, dijo que el grupo, que nuclea a estudiantes, ex estudiantes, docentes y familiares, arrancó el año con cinco obras escritas (cuatro por los alumnos y una por el docente), con las que todavía no pudieron comenzar a trabajar. Ante la suspensión de las clases, y por ende de los talleres de teatro, los integrantes del grupo se empezaron a mover y optaron por explotar lo audiovisual, contó Rótulo. Lo primero que hicieron fue la campaña “Actuemos con responsabilidad”, en la que los jóvenes leían fragmentos de obras clásicas y las contraponían con la realidad que impuso la pandemia y la campaña “Quedate en casa”.

Luego vino “Poemas con barbijo”, un proyecto en el que leían poemas pero en la imagen sólo se mostraban los ojos y las miradas de los intérpretes. Las producciones más recientes son de “VideoconTeatro”, un ciclo que juega con la popularidad que ganaron las videoconferencias en estos meses, interpretando obras de ficción imitando estos formatos de videollamadas o teleconferencias.

Rótulo destacó que, también con el impulso de la dirección, pudieron sumar a los padres, y que varios han actuado en estas obras en formato audiovisual, algo que era “inédito”. Afirmó que actualmente hay unos 40 jóvenes que integran el grupo, unos 20 padres y cinco docentes. Mientras esperan el reencuentro presencial, el grupo busca hacerle frente al coronavirus pero de la mano de obras de Mario Benedetti, Idea Vilariño y Franz Kafka, “con creatividad”.

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