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Álvaro Mombrú.

Foto: Gianni Schiaffarino

Álvaro Mombrú, “un servidor de la Udelar” en el cargo de rector apunta a continuar el proyecto de Arim

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El también decano de la Facultad de Química habló de su nuevo rol y del pedido presupuestal de 300 millones de dólares que la universidad plantea al próximo gobierno.

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La convulsión natural de todo cambio de partido en el gobierno nacional se trasladó inesperadamente a la Universidad de la República (Udelar). La principal casa de estudios terciarios del país votó en 2022 a Rodrigo Arim para continuar en el rectorado hasta 2026, pero el ofrecimiento para dirigir la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) en el próximo gobierno cambió los planes.

Con alegría por el reconocimiento profesional y político a Arim, pero también con la frustración de un proceso que se cortó, el Consejo Directivo Central (CDC) de la Udelar aceptó la renuncia del economista y dio paso al inicio de un interinato a cargo del vicerrector, Álvaro Mombrú, quien también ejerce como decano de la Facultad de Química. De hecho, no puede renunciar al decanato, ya que ser decano es un requisito para ser vicerrector.

Entrevistado por la diaria, Mombrú habló sobre su disposición a continuar en el cargo hasta 2026 y, de esa forma, darle cierre al proyecto iniciado por Arim, algo que dependerá de la voluntad de los colectivos que integran el cogobierno. El rector en ejercicio también habló sobre el plan de desarrollo de la Udelar para el próximo quinquenio, que fue aprobado en el último CDC del año e incluye el pedido presupuestal para financiarlo. Desde su nuevo rol en la OPP, Arim será clave para valorar el pedido de un incremento de 50% de su presupuesto, lo que equivale a unos 300 millones de dólares.

¿Cómo tomó la renuncia de Arim, seguida de la posibilidad de quedar en el cargo de rector?

Recibí realmente con alegría la propuesta que nuestro rector Arim recibió para integrar el gobierno, sobre todo por lo que implica para la Udelar: visibilidad, importancia, jerarquía académica, posibilidad de hacer aportes a la población. Realmente me parece que fue una muy atinada selección y considero que el rector tiene muchísimo para sumar en el futuro gobierno. Además, creo que están dadas las condiciones a nivel de la ley orgánica [de la universidad] como para tomar este paso sin demasiadas complicaciones. En su artículo 10, la ley prevé que en caso de vacancia quien debe ocupar el rectorado en forma interina es el vicerrector, cargo que la universidad tenía designado desde hace mucho tiempo. Yo soy vicerrector desde 2018, cuando fue electo Arim por primera vez, y la ley orgánica es muy clara. La ocupación del rectorado interino por parte del vicerrector está establecida, está establecido que sea hasta el final del mandato del rector y también que puede llegar a haber elecciones antes de que finalice ese mandato, pero quien asuma en esas condiciones lo hace hasta finalizar el mandato del rector [renunciante]. Es decir, quienes redactaron la ley orgánica sin dudas privilegiaron las políticas que la Asamblea General del Claustro (AGC) vota cuando elige un rector. En ese marco, lo que estamos haciendo en este momento es continuar el rectorado del profesor Arim, junto con las líneas y todo el trabajo que ha dejado establecido.

El otro día en el CDC tuvimos la oportunidad de votar el Plan Estratégico de la Udelar asociado a la solicitud presupuestal. Aprobamos también un nuevo prorrectorado en cuanto a su contenido organizacional, discutimos otros dos, es decir, seguimos avanzando en políticas que han quedado marcadas desde el rectorado de Arim. La función que uno tiene desde el punto de vista institucional es cumplir con lo que la ley orgánica establece. Como lo dije en el CDC extraordinario del día 16, yo soy un servidor de la Udelar, al servicio de la Udelar para todo lo que necesite y por cuanto lo necesite. Hay que tomarlo de esa manera, la institución transitará caminos para ver cómo laudar este momento.

¿Qué le han transmitido hasta ahora los colectivos de la Udelar, que pueden ser los que definan llamar a la elección de un nuevo rector?

Un poco por lo imprevisto de estos tiempos, por la fecha en la que estamos, no he tenido intercambio con los colectivos hasta este momento. Por otro lado, es muy razonable y me imagino que debe haber muchas conversaciones, muchas discusiones. Es razonable y es legítimo, es lo que corresponde. Seguramente haya algún movimiento, pienso que sí. Quien convoca las elecciones es el CDC, que le solicitaría a la AGC que las realice en el momento que considere más oportuno. Pero bueno, hasta ahí llego yo.

¿Qué desafíos implica para la gestión de la Facultad de Química, ya que para ser vicerrector tiene que mantener el cargo de decano?

Llevo tiempo con algunos períodos en los que cumplo las dos funciones. Cada vez que el rector estaba de viaje, me tocaba a mí fungir en su lugar, con lo cual no me es algo extraño, es algo que ya hice y realmente no veo mayores inconvenientes. Estoy compartiendo el tiempo entre el rectorado y la facultad, estamos trabajando muy duro en las cosas que están en marcha allá y acá. Considero que no va a haber inconvenientes porque lo he hecho intermitentemente a lo largo de este tiempo.

¿Qué significa que Arim ocupe la dirección de la OPP, que es uno de los organismos más importantes al momento de la asignación presupuestal?

Lo favorable es que hay una persona en ese cargo que interpreta directamente todo lo que son las políticas universitarias, el quehacer universitario, no hay que explicarle. Por otro lado, tenemos que ser conscientes de que en este caso Arim va a ocupar una oficina y lo hará con todo el profesionalismo y la seriedad, con toda la ecuanimidad, y será leal al gobierno en el que participa. En ese marco, nos tocará conversar, de forma más simple, porque las cosas son más conocidas de ambos lados, pero cada uno defendiendo lo que tiene que hacer. En nuestro caso, una universidad al servicio del país que requiere de un incremento presupuestal que está planteado en el plan aprobado, y Arim desde el lado del gobierno, con muchas otras solicitudes y trabajando en su leal saber y entender.

En una mesa en el marco de los 175 años de la Udelar sobre presupuesto, [el ministro de Economía designado], Gabriel Oddonne, le dijo a Arim que la universidad tenía que ser consciente de que hay muchos otros actores que también tienen reclamos legítimos e importantes para el país, por lo que tenía que trabajar en cómo presentar esa demanda. ¿Qué escenario se imagina para el año que viene?

El papel de Arim es interpretar y poder hacer rápida cuenta de lo que está planteando la universidad en forma muy directa. Pero de nuevo, le va a tocar ese papel de plantear que existen también otras situaciones que atender. Desde la universidad iremos con nuestro presupuesto, del cual debo decir que estamos muy orgullosos. Es un presupuesto que se elaboró a lo largo de cinco o seis meses, en forma muy compacta, escuchando a todos los colectivos, con planteamientos muy diversos. Recorre realmente toda la paleta de lo que puede hacer la Udelar, de todo lo que requiere para hacer realizaciones que son importantes para el país. Y tiene un apartado fundamental para el tema salarial, porque la Udelar lleva largo tiempo trabajando en forma muy importante, en forma muy diversa, en varias áreas, en territorio, con funciones que han sido incrementales en número y en cuanto a la variedad de lo que estamos haciendo. Eso ha tensionado a una institución que tiene en este momento una masa salarial que no la hace competitiva a nivel regional y tampoco a nivel nacional.

No en vano este presupuesto hace un énfasis -que creo que corresponde- y tiene que ver con un retraso con una institución que siempre ha estado al servicio del país. Sólo por recordar, en la pandemia la Udelar marcó liderazgo en varias cosas. Instituciones universitarias internacionales con mucho más presupuesto dejaron de impartir clases y la Udelar mantuvo el dictado de clases bajo modalidades que estaba experimentando en ese momento, de tipo virtual. Pero, además, hay que recordar lo que fue la actuación de la Udelar a nivel del GACH [Grupo Asesor Científico Honorario], dirigido por el profesor [Rafael] Radi, que es un docente de la más alta distinción de nuestra casa de estudios. Creemos que se cumple con el planteo que se le hizo a la universidad de que tiene que ser un presupuesto consciente y marca todo lo que podemos hacer al servicio del país.

Hace unos años lo salarial era un reclamo de los sindicatos y de los colectivos universitarios, pero en el último tiempo la universidad tomó ese tema como un punto central. ¿Qué implica en la práctica tener salarios tan sumergidos?

Implica no lograr un plantel de alta calidad como le corresponde a la Udelar, implica la tentación inmediata a través de propuestas laborales, tanto a nivel regional, a veces internacional más lejano e incluso local, para lo cual en este momento la Udelar no puede competir. Implica que, por ejemplo, hoy en la universidad existen carreras en las que los estudiantes empiezan a tomar cargos ya en tercer año. En algunos casos, eso los condena a que no puedan recibirse, que no puedan terminar su título de grado, mucho menos seguir una carrera docente, porque olvidémonos de hacer posgrados.

Son situaciones de alarma para la institución y por eso lo expresamos con tanto énfasis, porque en todo lo que hagamos dependemos de nuestro plantel docente, que tiene que ser estable y tiene que sentir que se valoran los esfuerzos que realiza, que muchas veces son aditivos, porque a la función que tiene se le pide que en aras de hacer algo que al país le interesa o lo necesita, como en la pandemia, sigamos acumulando tareas. Pero llega un punto en el que realmente la situación se tensa demasiado y se da ese efecto que estamos viendo, que realmente es muy claro. Hay áreas en donde se vive con más crudeza, en otras áreas no tanto. Como institución realmente necesitamos proclamar que requerimos de este incremento salarial.

En el plan de desarrollo se menciona la necesidad de revisar los planes de estudio, sobre todo en los primeros años, y también la Ordenanza de Estudios de Grado, aprobada en 2011. ¿Qué señales llevan a la institución a planteárselo?

Son procesos que están en evaluación y en evolución. Por la necesidad de siempre hacer una puesta a punto y ver cómo están funcionando, sobre todo cuando son instrumentos relativamente nuevos. Junto con eso quisiera agregar el énfasis que le viene dando la Udelar a tratar de otorgar posibilidades, de adquirir conocimientos y formación adecuada para aprovechar la universidad de la mejor manera, ante la variedad de formación que tienen quienes acceden a estudios universitarios. Eso es de interés muy grande, no podemos mirar para el costado, no podemos decir que no es nuestro problema, porque eso ocasiona rezagos, deserciones, frustraciones. En conjunto con los estudios de grado estamos llevando acciones -ya desde hace bastante tiempo-, primero en algunos servicios, y luego en forma central, para lograr ofrecer algo que para nosotros es muy preciado: la democratización del acceso. No es sólo tener la oferta cercana en territorio, algo que también hacemos, no es sólo decir que proporcionamos estudios universitarios en contextos de gratuidad y demás, sino también ofrecer las condiciones para que se puedan paliar los déficits de conocimiento y de formación que traigan nuestros estudiantes. Yo pondría todo eso en un paquete, porque eso es lo que hace que los estudios de grado logren llegar e impactar de la mejor manera en cada uno de los estudiantes.

Se habla también de seguir de mejor forma el trayecto de los estudiantes y tener información de por qué dejan una carrera, algo que hoy la universidad no tiene muy sistematizado.

Estamos en una universidad que se está modernizando; una de las características importantes de la modernización es la adquisición de información precisa y este es uno de esos casos: la trazabilidad de qué es lo que ocurre con estudiantes que cursan en la Udelar y por alguna circunstancia dejan de estudiar. En ese marco y en otros estamos trabajando en el relevamiento de datos de importancia, porque hacen que uno pueda aplicar correctivos o instrumentos para que esas situaciones no se den. Uno puede presumir en muchos casos e incluso puede decir en forma variada que puede ocurrir la situación A, la B o la C, pero al final del día tener esa información con trazabilidad y con testimonios de primera mano es muy importante.

En cuanto al desarrollo en el interior, ¿la prioridad será el desarrollo del Centro Universitario Regional (Cenur) Suroeste en Colonia y Soriano?

El desarrollo de la Udelar en el interior depende mucho del lugar en el que estemos. Si bien Colonia y Soriano son lugares en donde ya asumimos la responsabilidad y vamos a trabajar para que se consolide y quede finalmente como un nuevo Cenur, hay otros lugares que todavía están en una etapa de arranque. Por ejemplo, la región noreste, en donde hace relativamente poco, incluso en el rectorado de Arim, se inauguraron algunas sedes. Por todas esas razones, el tratamiento de “universidad territorio” merece todas estas discusiones que están ocurriendo, porque, como en todo proceso fundacional, la Udelar partió en determinadas condiciones, los años han pasado, se han abierto otros establecimientos universitarios por medio de los Cenur en otros lugares en territorio. Los desarrollos son variados, las experiencias son variadas y la universidad tiene que atender con la misma responsabilidad a todos: desde el que hace mucho tiempo que está funcionando hasta estos últimos que están recién en desarrollo.

Sin descuidar la zona centro sur, que es la última en donde todavía no está la Udelar, pero que es intención de la institución también cubrirla. Estamos hablando de una universidad que tiene 20.000 estudiantes en el interior; hemos escuchado testimonios, cuando hemos estado en distintas localidades, de una cantidad de jóvenes que han podido estudiar porque la universidad se estableció geográficamente cerca de sus domicilios. Eso nos enorgullece mucho, porque son situaciones que hubieran sido pérdidas a los efectos de la instrucción universitaria si la Udelar no hubiera tomado estas decisiones con mucho coraje, con mucha sinceridad, no para cumplir con algo, sino para hacer algo muy ciertamente. Cuando decimos “universidad y su apoyo a la sociedad”, este es uno de los puntos importantes.

El Hospital de Clínicas es otro tema que ha estado muy presente en las discusiones parlamentarias por el presupuesto, ¿es factible terminar la obra en 2030 como se ha propuesto?

El Hospital de Clínicas cumple un papel muy importante, primero porque forma parte de algo muy preciado para la población en cuanto a la salud. Es el hospital universitario, pero además trabaja como prestador de salud para toda la población. En este momento está atravesando un proceso de reformulación edilicia en muchas de sus salas. Me ha tocado en este último tiempo participar en muchas ceremonias en las que hay alas para cuidados intensivos, cardiológicos, para maternidad, que se han abierto con muy alta calidad al servicio de la población. Hay un plan de estudio de lo que se va a hacer entre los pisos 15 y 18 del hospital, para lo cual se ha formado un grupo de trabajo que se ha reforzado. Es un proceso que la población que es usuaria ve y que está avanzando a pasos muy importantes.

Lo que se plantea en el documento es seguir avanzando para tener el Hospital de Clínicas que todos necesitamos, con una concepción distinta a la que se tuvo en algún momento. Hace muchos años se había hablado de que este edificio ya dio lo que tenía que dar y que había que construir otro. Desde la universidad hoy se es muy consciente de la calidad de ese edificio y de la posibilidad de prestar atención de primera calidad para toda la población. Es un tema muy importante.

En relación con las obras, también se menciona la priorización de las nuevas sedes para las facultades de Humanidades y Química, ¿qué pasará con los locales ociosos?

Lo que hay firme es que las obras de Humanidades y Ciencias de la Educación y de Química son las prioritarias. Después sin duda hay discusiones que hay que tener. En este sentido, la actual Dirección General de Arquitectura hace mucho énfasis en que cuando uno hace una obra no abandona un edificio. Lo que figura en el plan estratégico es esa preocupación, tomar primero determinaciones de en qué van a quedar esos edificios, qué utilidad se les va a dar y con base en ello intervenir desde el punto de vista arquitectónico, para que cumplan la función para la que fueron previstos originalmente.

¿Qué destino tendrá el predio de Buceo que dejó libre la Facultad de Veterinaria donde actualmente funciona un campus universitario?

Hay una decisión que había tomado la Udelar en cuanto a interactuar con la Intendencia de Montevideo para tratar de solicitar el permiso de construcción a más altos pisos y demás, y la forma de parquizar esa zona, hacer cuadras. Eso sigue adelante. En este último tiempo ha habido algunas voces que han planteado que a lo mejor no sería el camino más conveniente, pero por ahora el curso de acción es ese.

O sea que están analizando posibilidades...

Desde el momento en que uno empieza a construir se terminan las posibilidades, pero hasta que uno empieza a construir o hasta que uno vende, las posibilidades siempre están sobre la mesa, eso es razonable. Hay hechos sobre los que no hay retorno, una vez que uno vende algo, ya no lo puede recuperar. Una vez que uno empieza una obra, tampoco la puede recuperar, pero hasta tanto no ocurra uno de esos hechos, discutir está en la esencia de la universidad.

Algunos actores políticos cuestionan la representatividad del cogobierno, y al mismo tiempo la Udelar está pensando acciones para modernizar la gestión y favorecer la participación. ¿Cuál es su diagnóstico al respecto?

La participación, el cogobierno, la autonomía, la gratuidad, la laicidad son todos principios básicos de nuestra institución y siempre hay que atenderlos y tratar de que se den de la mejor manera posible. Como sociedad venimos de un golpe muy importante que fue la pandemia, que en varios niveles ha provocado alguna distorsión en cuanto a la permanencia en locales y la participación en actividades. Pero les pasa a todos, porque no podemos ignorar el “quedate en casa”, como se planteaba en aquel momento, y la situación de teletrabajo y de estudios por medio de plataformas virtuales. La participación universitaria, el tratar de seguir manteniendo ese interés, esa responsabilidad de saber que a la universidad la hacemos entre todos, es algo que tenemos que redoblar todos día a día. Eso es bien razonable.

Las acciones que se están tomando, algunas de las cuales fueron tratadas en el último CDC del año respecto de tener una universidad con una gestión moderna, buscan hacer más eficiente el trabajo, el arribo a determinadas resoluciones, pero siempre entendiendo que la participación y la discusión están en el orillo de nuestra institución. Somos una institución en donde hay que discutir, se deben confrontar ideas. Está bien, es lo correcto y para eso no hay mejor cosa que los principios básicos que enumeré. Como sociedad venimos con algún resabio de la pandemia, pero como es construida entre todos y para todos, la Udelar es un agente motivador para participar, para estar en cogobierno, para tener las representaciones o ser uno el representante. Es algo que afecta a una institución que es clave para el país en muchos sentidos.

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