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Educación

Pablo Ezzatti.

Foto: Gianni Schiaffarino

Pese a las restricciones presupuestales, la Facultad de Ingeniería implementa acciones en sus carreras para que Uruguay cuente con más egresados y egresadas

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El decano Pablo Ezzatti analizó la situación actual del estudiantado y contó sobre estrategias implementadas al inicio y durante la cursada para revertir el abandono y el rezago.

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Leído por Natalia Rodríguez Olmos
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En un contexto en el que la demanda laboral por profesionales técnicos crece, la Facultad de Ingeniería (FING) de la Universidad de la República (Udelar) encara un problema persistente sobre la brecha entre quienes ingresan y egresan de facultad. Al mismo tiempo, continúa repensando sus trayectorias para que más estudiantes puedan sostener y culminar su formación.

“Tenemos un problema grande al ingreso [de las carreras]; el moverse de la formación de Secundaria a la universidad, en especial en la FING, tiene ciertas complicaciones que hemos detectado y que seguimos trabajando”, afirma Pablo Ezzatti, decano de la facultad desde 2023. También asegura que la matrícula en las carreras de Ingeniería ha aumentado considerablemente desde 2018, pasando de 1.500 estudiantes en ese momento a 2.600 en el último año.

Más que un problema de acceso a las carreras, la facultad enfrenta dificultades en sus recorridos formativos, ya que el abandono en los primeros años y el rezago a lo largo del trayecto académico son su principal foco de atención, algo que repercute posteriormente en la cantidad de egresos. 

Ezzatti contó, en diálogo con la diaria, que se pusieron en marcha diversas estrategias para intentar paliar algunas de estas dificultades. Entre ellas, destacó el fortalecimiento del plantel docente en relación con la cantidad de estudiantes por asignatura, y explicó que en el curso de Matemática Inicial, que se dicta en el primer semestre de la carrera, la relación estudiante-docente pasó a ser de 40 a 1 y señaló que esta mejora fue posible gracias a la incorporación de docentes de otros institutos de la propia facultad, que colaboraron con el dictado del curso.

Por otra parte, señaló que también fue clave adelantar los cursos técnicos en las distintas carreras, con el objetivo de que las trayectorias se vuelvan más focalizadas desde el inicio. Además, aseguró que “fortalecer el espacio de orientación y consulta” a partir de las “tutorías entre pares” ha sido otra estrategia central para el acompañamiento y la orientación de los estudiantes en el inicio de las carreras. “La idea es mostrarles las opciones y transmitir estrategias para que puedan estudiar mejor y organizarse mejor”, subrayó.

En relación con la etapa de inicio de la carrera, el decano afirmó que para los estudiantes “lo importante es lograr entrar en la dinámica de la facultad”. En ese marco, explicó que se creó un curso específico con tres trayectorias para acompañar el ingreso de los estudiantes a la institución. A partir de una prueba inicial, se identifica la trayectoria de cada estudiante y se evalúa quiénes requieren un mayor acompañamiento, con el objetivo de favorecer al mejor desempeño posible durante el transcurso de los primeros semestres.

Estos cursos implican identificar el nivel en el que se encuentra cada estudiante para poder acompañarlo, en el caso que sea necesario, mediante un trayecto focalizado que incluye un curso de matemática de nivelación, donde el objetivo es ayudar a estos estudiantes a fortalecer sus conocimientos y adecuarse al nivel de exigencia que requiere la facultad.

Esta trayectoria, la más focalizada, se implementó por primera vez en 2025 y, según contó Ezzatti, hasta el momento los resultados se observaron en “una población muy chica”, ya que se requiere de un plazo mayor para poder evaluar sus efectos reales. De todas formas, agregó que estas herramientas han sido de gran ayuda para implementar una base común en el ingreso de todo el estudiantado.

“Necesitamos que los estudiantes avancen y que les interese seguir”

“En 2022, 50% [de los estudiantes] tenía menos de 90 créditos [aprobados]. El 54% todavía no había salvado primero y en 2023 estaba en esa situación el 65%. Habíamos aumentado como 10%”, recordó el decano. Por lo tanto, para ese período la mayoría de los estudiantes de la facultad no habían terminado el primer año de sus respectivas carreras.

“Necesitamos que los estudiantes avancen y que les interese seguir”, señaló, y agregó que “una gran parte del abandono estaba ahí, en el primer semestre”, por lo que con las nuevas estrategias incorporadas se espera que esa situación pueda comenzar a revertirse. Además, sostuvo que el problema no radica en que los estudiantes descubran que la carrera no es la opción que realmente quieren para su futuro educativo, sino en que, aun queriendo continuar, no puedan hacerlo debido a las dificultades que encuentran en el recorrido.

Otra de las cuestiones a las que apuntó es la necesidad de “bajar los niveles de frustración” de los estudiantes. En ese sentido, destacó la importancia de las herramientas orientadas a la nivelación al inicio de las carreras, así como de aquellas que buscan evitar el rezago en la trayectoria académica de los estudiantes avanzados. “Muchas de nuestras carreras tienen amplia demanda laboral”, afirmó Ezzatti, y señaló que allí se concentra otro de los desafíos de la institución, ya que muchos estudiantes, debido a su nivel de avance, acceden a empleos que les permiten una estabilidad económica incluso antes de egresar, lo que termina dilatando el egreso. “Desde el punto de vista del ciclo formativo eso dificulta”, comentó el decano, ya que para continuar su formación en el ámbito educativo esa situación les frena el acceso a estudios de posgrado.

En estos casos de rezago son diversas las situaciones de vida que llevan a que los estudiantes posterguen su trayecto por la institución, más allá de la inserción laboral que puede darse en etapas tempranas de la carrera. Para atender estas situaciones, Ezzatti explicó que el primer paso fue relevar a todos los estudiantes que se encontraban en esa condición y contactarlos. En ese marco, agregó que “junto con una asistente académica, que colabora en esa actividad, cada comisión de carrera evalúa el currículum vitae y la escolaridad de ese estudiante y le ofrecen un plan adecuado para cada persona”. Este plan, dirigido a estudiantes en situación de rezago, fue aprobado en 2024 y comenzó a implementarse durante este año, aunque, según añadió el decano, el relevamiento se viene realizando desde tiempo antes.

Hasta el momento, el plan permitió que diez estudiantes retomen sus estudios y logren culminarlos satisfactoriamente. En la actualidad, según explica el decano, son alrededor de 150 los estudiantes que se encuentran realizando actividades en el marco de esta estrategia. En relación a eso, afirma que “son situaciones muy lindas desde el punto de vista de culminación, pero también porque son importantes para la facultad y para el país”.

Más allá de las políticas orientadas al ingreso y al egreso, la facultad desarrolla otras líneas de trabajo destinadas a detectar si existen asignaturas que resultan “especialmente complicadas” para el avance estudiantil. Actualmente, el foco está en continuar con la identificación de estas unidades curriculares para que luego cada carrera pueda elaborar propuestas y definir estrategias que eviten que se conviertan en un obstáculo. A partir de ese diagnóstico, se prevé la posibilidad de ampliar horarios de cursada o implementar otras medidas que permitan ofrecer respuestas más ajustadas a las necesidades de los estudiantes.

2026 se perfila como el año en el que se prevé avanzar en acciones concretas para el “abordaje de puntos críticos de las carreras de la facultad”, según se constata en una resolución del Consejo aprobada en setiembre de este año. “Nosotros queremos que haya más ingenieras e ingenieros, que entendemos que hacen falta para el país”, afirmó Ezzatti, y sostuvo que las estrategias que se implementaron hasta ahora apuntan a que, con el tiempo, se logre equilibrar y aumentar tanto la matrícula de ingresos como los egresos. Sin embargo, más de una vez advirtió que el margen de acción es limitado debido al presupuesto asignado para la Udelar: “Estamos limitados por las cuestiones presupuestales. Nos gustaría poder tener otro abanico de herramientas, pero bueno, en las condiciones que tenemos intentamos optimizar las herramientas que podemos dar”, puntualizó.

Un problema que empieza antes del ingreso: la falta de mujeres en Ingeniería

“Nosotros somos el servicio [de Udelar] que tiene la peor relación [en cantidad] entre varones y mujeres”, afirmó el decano, y explicó que la distribución en la FING suele ubicarse en torno a un 77% de varones y un 23% de mujeres. Además, señaló que la brecha se identifica más marcada en las carreras con mayor matrícula, como las vinculadas al área de las tecnologías de información y comunicación, mientras que en otras, como Ingeniería Química, la proporción entre hombres y mujeres se encuentra mucho más equilibrada.

Según el estudio “Los profesionales de la Ingeniería en Uruguay”, publicado en diciembre de 2024 por la Dirección Nacional de Educación del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) junto a Equipos Consultores, las mujeres representan el 27% del total de profesionales en el área, mientras que los varones alcanzan el 73%. El informe también señala una diferencia generacional, ya que muestra que entre los profesionales más jóvenes, de hasta 29 años, las profesionales mujeres representan el 31%, mientras que entre los mayores de 50 años descienden al 20%, lo que evidencia una mayor presencia de mujeres en los rangos etarios más jóvenes vinculadas al área.

Respecto a este tema, Ezzatti explicó que se trata de un problema que se origina en etapas tempranas de la vida de las mujeres, y aclaró: “No tenemos ningún indicador que nos diga que hay mayor abandono de mujeres o mayor problema de rezago de mujeres”. Según añadió, “el problema es que están llegando menos mujeres a querer hacer estas carreras”. En ese sentido, sostuvo que para mitigar esta situación es necesario dar a conocer estas opciones formativas desde edades tempranas, incluso antes de la etapa liceal. “La idea es ir bastante antes, incluso llegar hasta la escuela para revertir esta visión de que no son carreras para mujeres e intentar nivelar [la cantidad de mujeres y hombres] de alguna forma”, expresó.

En relación con las estrategias para promover una mayor heterogeneidad en las carreras, señaló que se han desarrollado actividades en conjunto con Ceibal, que incluyeron trabajo en escuelas. No obstante, advirtió que los resultados de este tipo de iniciativas se observan a largo plazo, incluso a diez años, y que sería necesario implementar un plan específico y sostenido para trabajar directamente en escuelas y liceos con el objetivo de revertir la situación. Asimismo, destacó que instancias como Ingeniería DeMuestra constituyen una oportunidad para seguir difundiendo las carreras y acercar la facultad a la sociedad.

“Nos falta gente formada y tenemos que hacer el máximo esfuerzo para revertir esa situación”

Según la Caja de Profesionales Universitarios, en Uruguay existen aproximadamente 13.700 ingenieros e ingenieras en actividad y, según indica el estudio realizado por el MEC y Equipos Consultores, una encuesta realizada a nivel nacional entre los profesionales del área muestra que la especialidad con mayores titulaciones es computación (33%), seguida por la civil (17%), la química (15%), la industrial mecánica (14%) y la electrónica (12%).

“Tenemos un país que necesita desarrollarse y una de las limitantes es que nos falta gente formada y tenemos que hacer el máximo esfuerzo para revertir esa situación”, sostuvo el decano. En ese sentido, señaló que existen empresas interesadas en instalarse en el país que, al constatar la falta de profesionales formados en el área, optan por no radicarse en Uruguay. Además, agregó que esta demanda se concentra principalmente en empresas vinculadas a las TIC y a la Ingeniería Civil. Asimismo, advirtió sobre una dinámica que se retroalimenta, y es que ante la escasez de ingenieros egresados, las empresas comienzan a contratar a estudiantes avanzados, lo que termina retrasando la finalización de sus estudios, ya que la inserción laboral temprana dificulta culminar la carrera en los tiempos previstos.

En ese marco, el decano también se refirió a la expansión de las carreras cortas y los cursos de formación rápida, como los vinculados a la programación, y sostuvo que no considera que estas opciones alejen a las personas de las carreras de Ingeniería. Por el contrario, entiende que forman parte de un sistema educativo diverso, en el que algunas personas necesitan trayectos más breves para insertarse antes en el mercado laboral. No obstante, advirtió que, más allá de estas alternativas, el país continúa enfrentando una falta de ingenieras e ingenieros, lo que vuelve central el desafío de fortalecer y sostener las carreras de grado: “En la medida en que logremos tener más gente formada, vamos a poder ayudar más al sector productivo, a que las empresas se desarrollen, que logren exportar más, que trabajen para afuera”, señaló.

Para el año 2024, la facultad alcanzó los 20.000 títulos emitidos. “Hay un aumento en el ingreso, tiene sentido que haya un aumento en el egreso”, explica Ezzatti, aunque, más allá de eso, enfatiza en la necesidad de seguir trabajando para aumentar la cantidad de profesionales en el área.

Según el estudio de 2024 antes citado, de un total de 1.714 ingenieros e ingenieras encuestados a nivel nacional, 67% obtuvo su título de grado en la Udelar, mientras que el porcentaje restante lo obtuvo en otros centros de educación superior, ya que se trata de una propuesta formativa que puede cursarse en universidades privadas y, con distintos énfasis temáticos, también en la Universidad Tecnológica.

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