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Mariano Jabonero.

Foto: Guillermo Legaria

Secretario general de OEI considera que Ceibal es un “referente” regional y asegura que Uruguay puede lograr un amplio acuerdo educativo

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Mariano Jabonero señaló que el acuerdo debería basarse en tres pilares y habló de las reuniones que mantuvo con integrantes del nuevo gobierno.

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El español Mariano Jabonero es el secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) desde 2018. Va por su segundo mandato en la organización y en ambos casos fue electo por unanimidad por los 23 países miembros, algo que lo enorgullece en un contexto marcado por la polarización y la desconfianza respecto de organismos internacionales que cunde en la región. De hecho, considera que “nunca vio a la región tan desunida y polarizada” como en la actualidad, más allá de que ha participado en proyectos en distintos países del continente desde la década de 1970.

Considera que el perfil de la OEI ayuda a que sea el que más consenso concita en Iberoamérica. Educación, cultura y ciencia, que son sus cometidos, “son temas que unen”, afirmó Jabonero al ser entrevistado por la diaria. Según describe, el programa presupuestal de la OEI también fue aprobado por unanimidad meses atrás, por lo que el organismo goza “de buena salud financiera”. Al respecto, considera que para eso es importante que, con la aplicación de sus programas y proyectos, el organismo no genera ninguna deuda en los países donde se aplican. “Aquí hacemos lo que pagamos”, resume.

Preocupado por el contexto regional, considera que es posible conseguir consensos entre países si los temas son concretos y, en particular, son preocupaciones de la ciudadanía. Además, dijo que en la búsqueda de acuerdos también es importante poner resultados esperados claros, de forma que las diferencias ideológicas queden en un segundo plano. Precisamente, entiende que algunos proyectos que tuvieron la intención de generar integración regional, como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (Alba), no funcionaron debido a la “altísima carga ideológica” que tuvieron.

En el caso de Uruguay, la OEI tiene y ha tenido varios proyectos, entre ellos, uno para dotar de energía eléctrica y conectividad a todas las escuelas rurales del país y, más recientemente, varias acciones para acercar a las niñas a disciplinas científicas y tecnológicas en cuyo acceso existen brechas de género.

Jabonero afirmó que “el trabajo de la OEI como organismo multilateral de cooperación en el país está muy asentado y se trabaja en temas en los cuales ya hay una especie de previo acuerdo sobre lo que importa y lo que no”. De todas formas, consideró que en los últimos cinco años de gobierno de la Coalición Republicana las líneas de cooperación en educación se redujeron un poco.

Continuidad y posibilidades de nuevas líneas de cooperación en Uruguay

El secretario de la OEI estuvo en la asunción de Yamandú Orsi como presidente de la República y, en ese marco, mantuvo varias reuniones con gobernantes, algunos ya en funciones y otros que todavía esperan para asumir, como el caso de Pablo Caggiani, quien será el próximo presidente de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). Además, Jabonero se reunió con el titular del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), José Carlos Mahía; con la presidenta de Ceibal, Fiorella Haim; y con el director ejecutivo de la Agencia Uruguaya Internacional de Cooperación, Martín Clavijo.

Jabonero planteó que tanto Caggiani como Mahía le transmitieron la necesidad de “activar un debate educativo más complejo y con mayor implicación”. En ese sentido, valoró que la educación como tema de debate ha bajado la intensidad en América Latina, más allá de que el continente todavía tiene dificultades para el cumplimiento del objetivo de desarrollo sostenible de la Organización de las Naciones Unidas que habla sobre el tema. Al respecto, Jabonero consideró que, si bien la región y Uruguay en particular tienen una alta tasa de cobertura del sistema, sigue existiendo “muy baja equidad, muy baja calidad y muy baja inclusión”, por lo que la OEI se puso a disposición para atender ese tema a nivel nacional.

Como dos iniciativas concretas sobre las que habló con los jerarcas, el secretario general destacó su propuesta de presentar un informe sobre el estado de la educación en América Latina, que la OEI está elaborando y se presentará próximamente en Colombia. Además, dijo que se abrieron posibilidades para que llegue a Uruguay un proyecto que la OEI implementa en zonas fronterizas bilingües, ya que hay muchos centros educativos que se ubican en departamentos limítrofes con Brasil que trabajan específicamente en ese tema.

Por su parte, Jabonero destacó el rol de Ceibal, al que definió como “el proyecto de tecnología educativa con mayor trayectoria y reconocimiento en toda América Latina”. Precisamente, contó que la OEI cuenta con un programa aprobado para desarrollar la transformación digital en los países que integran el organismo. En ese sentido, dijo que invitó a Ceibal a trabajar en conjunto en su calidad de “referente” en la región. Por su parte, habló de la apertura de un fondo para desarrollar proyectos que tengan foco en la digitalización al que Uruguay puede presentar iniciativas.

Un pacto educativo debería construirse a partir de tres bases: verdad, resultados y comunicación

Jabonero también intercambió con las autoridades uruguayas sobre iniciativas para fortalecer la democracia, los derechos humanos y la igualdad en la región. “Llevamos una época de una crisis democrática, muy grave en algunos países, y creemos que desde la OEI tenemos la obligación moral, ética y política de trabajar con los gobiernos desde la educación y la cultura”, dijo.

Jabonero definió a Uruguay como un país “modelo” en ese sentido, ya que el proceso democrático en el país es “muy tranquilo”. Como ejemplo, habló de la reciente transición entre gobiernos de dos partidos distintos, proceso en el que “el anterior presidente no se ha tenido que ir a Miami o a otro sitio”. Según valoró, en Uruguay “hay diálogo y se da la alternancia democrática” de manera normal.

De todas formas, en materia educativa consideró que los desafíos siguen siendo “básicamente los mismos” que los de los últimos gobiernos: ausentismo escolar y “la expulsión” de los estudiantes en la educación media. Precisamente, planteó que prefiere usar ese término, ya que marca que “algo ocurre” en el sistema educativo para que los adolescentes se vayan.

Consultado al respecto, Jabonero entendió que la generación de un acuerdo o pacto educativo, algo que se propone hacer el nuevo gobierno, no debería ser tan complejo en un país como Uruguay. “La sociedad uruguaya es una sociedad bastante homogénea”, resumió, y manifestó que en otros países mucho más marcados por la religión como matriz social es más complicado llegar a acuerdos.

De todas formas, el jerarca de la OEI entendió que las bases de cualquier tipo de pacto o acuerdo de ese tipo debe partir de tres pilares. El primero de ellos es “construirlo a partir de la verdad”, algo que, si bien no debería ser aclarado, el contexto de desinformación y el creciente manejo de datos sin la evidencia que los sustentan hacen necesario explicitarlo. “Podemos llegar a un pacto si coincidimos en que el diagnóstico es más o menos común”, resumió.

En segundo lugar, marcó la importancia de que los acuerdos incluyan resultados esperados que resulten en beneficios para la sociedad uruguaya en su conjunto, algo que hace que la gente crea en este tipo de pactos. Por su parte, también habló de la necesidad de que en los acuerdos exista un fluido proceso de comunicación con la gente. En ese sentido, dijo que desde la OEI están “obsesionados” con la comunicación y con la necesidad de que la educación no sólo aparezca vinculada a hechos negativos en las noticias que recibe la gente. Jabonero lamentó que muchas veces el contenido que predomina es el relacionado con huelgas, acoso sexual o con el empeoramiento de desempeños de los estudiantes.

Según planteó, eso es clave para que todo el mundo vea oportunidades de desarrollar un proyecto de vida de calidad en la educación. “Todos tenemos talento, pero oportunidades no, las oportunidades se construyen en la educación”, resumió.

El ausentismo en la región

El empeoramiento de los ya existentes problemas de asistencia a los centros educativos fue una de las más importantes secuelas de la pandemia de covid-19 en Uruguay. Consultado al respecto, Jabonero planteó que, si bien es un problema común en la región, hay matices entre los distintos países. El secretario general de la OEI valoró que “el ausentismo en primaria y educación básica en la región, en general, no es demasiado alto, pero en Uruguay es preocupante”, dijo, aunque entendió que “no debería serlo” por las características del país.

Respecto de este tema, Jabonero citó a António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, quien dijo que “la pandemia va a generar una catástrofe generacional en América Latina”. “Hay una generación que va a tener menos competencias porque no ha ido a la escuela o ha ido menos, y eso tiene valor”, completó. En ese sentido, analizó que eso después se traducirá en que, cuando tengan que salir al mercado laboral, esas personas accederán en mayor proporción a puestos de menor calidad y remuneración.

Jabonero también planteó que, más allá de que en el momento del confinamiento los actores del sistema educativo hicieron un gran esfuerzo y apelaron a la creatividad para sostener el contacto con los estudiantes, la pandemia dejó “una explosión” de propuestas digitales de formación y educación. El jerarca entendió que el futuro pasará por sistemas híbridos de formación y por eso están trabajando en un proyecto sobre el tema con el Banco Interamericano de Desarrollo. Se trata de “construir sistemas de aprendizaje en los cuales todos tengan derecho a la educación presencial y, al mismo tiempo, todos puedan acceder a una oferta virtual de calidad”, resumió.

En relación con el tema, valoró que las competencias digitales son fundamentales para la entrada al campo laboral, igual que las socioemocionales y las que permiten hablar y escribir bien la lengua nativa.

Los contenidos y las competencias

Consultado sobre la priorización de los contenidos o las competencias en los currículos y su impacto en los aprendizajes, Jabonero consideró que se trata de un debate que se presenta de forma “disyuntiva”, cuando no lo es. En ese sentido, dijo que se trata de una discusión más académica que real, en el sentido de que una cosa o la otra no determinan la manera en la que los docentes plantean sus clases. Según planteó, el debate en torno al tema ha sido en buena medida generado como un efecto de la aplicación de las pruebas PISA.

Según entendió, las pruebas PISA son una evaluación de algunas competencias que ponen el foco en la productividad en adolescentes de 15 años y que lleva adelante una entidad privada. Por tanto, es necesario considerar que no evalúan ni a los docentes, ni al sistema educativo, ni a los gobiernos. Además, indicó que la evaluación estandarizada aporta datos sobre muchos otros temas, como el ambiente escolar, pero la discusión se focaliza en el ranking elaborado a partir de los resultados de desempeño de los estudiantes.

En ese sentido, cuestionó a quienes, por ejemplo, afirman que a partir del ranking es necesario mirar a Singapur, Corea o Estonia, que “no se parecen en nada a ningún país de América Latina”. “Singapur es una dictadura musulmana en la que el sistema educativo tiene una rigidez absoluta y Estonia es un país de un millón de habitantes que es una base militar de la OTAN”, ilustró. Por tanto, consideró que se ha construido un debate “más artificial y menos real” sobre los temas educativos.

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