El asesinato de un niño de dos años la semana pasada en una boca de venta de drogas en Pinar Norte –en donde otros dos niños fueron baleados– generó distintas reacciones a nivel político y social. Además de declaraciones de autoridades y pronunciamientos de colectivos vinculados a la protección de las infancias, el episodio derivó en que el Ministerio del Interior (MI) convocara para este martes a una reunión interinstitucional para coordinar acciones frente a este panorama junto con el Ministerio de Desarrollo Social, la Suprema Corte de Justicia, la Fiscalía General de la Nación, el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, la Administración Nacional de Educación Pública y la Administración de los Servicios de Salud del Estado.
El foco, en particular, estuvo puesto en la situación de niños y niñas que viven “en contextos de vulnerabilidad”, en los que los adultos responsables de su cuidado están vinculados “con el delito”, según especificó el MI en la convocatoria enviada a la prensa.
Es en este escenario que este martes fue consultada por el tema la directora del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), Mónica Bottero, que en una rueda de prensa consignada por Telemundo dijo que hay “una llegada al narcotráfico de una forma que ha ido escalando en violencia, con los famosos ajustes de cuentas que hemos visto, y hemos visto que hoy los niños, las niñas y las mujeres son destinatarios de esos ajustes de cuentas que antes quizá se daban entre hombres”.
En ese sentido, afirmó que Inmujeres identifica desde hace “ya por lo menos un par de años” casos de “madres con niños expuestos a riesgo de vida alto” en esos contextos y que, si bien desde la institución se les da “respuesta” y “refugio”, “también se requiere otro tipo de acción”.
En otras declaraciones vertidas a Canal 5 Noticias, Bottero profundizó en el tema y dijo que esas situaciones llegan, sobre todo, a los servicios de Inmujeres que brindan respuesta las 24 horas a mujeres que estén “corriendo serio riesgo de vida”. “Hace tiempo ya estamos notando que están llegando mujeres vinculadas más que a una situación de violencia ‘clásica’, que podría ser en su casa, [ejercida] por su marido, porque están inmersas en un contexto de narcotrafico, su familia está en una boca, y eso las expone de una manera todavía más riesgosa” a la violencia basada en género.
La directora agregó que, en algunos casos, también se trata de mujeres que son consumidoras y que están en distintos contextos de explotación sexual. En esa línea, aseguró que Inmujeres viene trabajando en instancias de formación para técnicas y técnicos con la Secretaría Nacional de Drogas, en lo que calificó como un “ida y vuelta”, porque son situaciones que, desde los dos organismos, “requieren un abordaje diferente y específico”.