El caso de Rosendo, el guacamayo del bioparque de Melo cuyo rapto a manos de dos delincuentes fue frustrado por la intervención de funcionarios del lugar, podría generar una nueva crisis en el Servicio de Inteligencia Estratégica del Estado. Es que si bien el intento de secuestro pudo ser abortado, los delincuentes escaparon y Rosendo terminó con heridas en sus alas, por lo que en las más altas esferas del gobierno consideran que “alguna cabeza tiene que rodar”. Fuentes de la Torre Ejecutiva reconocieron que el episodio del guacamayo arachán seguramente termine provocando la dimisión de algún jerarca. “Sería un golpe muy duro, porque hace pocos días ya se relevó a alguien por haber hecho manifestaciones públicas sobre política. Pero no podemos permitir que una falla de inteligencia tan grosera quede impune. Los servicios de la inteligencia estatal tenían que haber estado al tanto de que se planeaba un secuestro a Rosendo, porque si los criminales cumplían su objetivo y le pedían al gobierno un rescate, no íbamos a tener más remedio que pagarlo, no importa qué tan alto fuera. Ningún gobierno que deje morir a un guacamayo puede sobrevivir”, opinaron las fuentes.
El mensaje: “Rosendo pasó un mal momento, pero Rosendo está recuperándose. Rosendo agradece a los funcionarios del bioparque”. Rosendo, guacamayo arachán.
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