En la interna del Frente Amplio todos saben que la campaña electoral estará permeada por el debate sobre la reforma constitucional impulsada por el PIT-CNT y apoyada por los partidos Comunista y Socialista. Entre los sectores que se oponen al plebiscito existe la convicción de que se debe intentar convencer a la población mediante un debate “serio y responsable”, pero sin dejar de lado “las prácticas de vudú que tanto resultado han dado a las poblaciones de África Occidental y del Caribe”. Un dirigente de Asamblea Uruguay reconoció que pinchar con alfileres a un muñeco que represente a Marcelo Abdala “quizás no sea lo que la gente espera del astorismo, una corriente que se caracteriza por el análisis racional y científico”, aunque afirmó que “cuando se lanzó la idea del plebiscito nos negamos a realizar este tipo de prácticas y apostamos a convencer a la gente, y nos fue como el culo”.
El diagnóstico: “Si la reforma constitucional es aprobada, el día después va a estar bravo. Si la reforma constitucional es rechazada, el día después también va a estar bravo. Lo único que nos podría sacar de este atolladero sería un empate”. Dirigente frentista que ansía el milagro.
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