La filtración de los chats entre Pablo Iturralde y Gustavo Penadés en los que el primero se había jactado de presionar a varios actores judiciales para obtener un resultado favorable en los tribunales para el segundo despertó el enojo de los dirigentes nacionalistas, que desde hace tiempo vienen criticando este tipo de filtraciones y reclamando medidas. “Ya no existe la privacidad. Antes uno podía presionar a la Justicia todo lo que quisiera y nadie se enteraba. Ahora, entre que todo queda registrado en Whatsapp y que la Fiscalía es un colador, se entera todo el mundo. Se perdió el derecho a la intimidad”, se quejó un dirigente nacionalista.
En el Partido Nacional creen que la divulgación de los chats en los que sus dirigentes, militantes o representantes en el gobierno espían, presionan a la Justicia o conspiran para ocultar información constituye un ataque a la institucionalidad republicana. “Son prácticas propias de un Estado policíaco como la Unión Soviética o la República Democrática Alemana. No sería raro que la izquierda esté detrás de todo esto”, sentenció el dirigente consultado.
La expresión de deseos: “Si logramos desarrollar un método de comunicación cuya privacidad esté realmente garantizada, no nos sacan más del gobierno”. Dirigente nacionalista que tiene razón.