El mundo estaba expectante de lo que podía ocurrir en la cumbre entre los mandatarios de Rusia y Ucrania pactada para ayer en Ankara. Pero a último momento el gobierno ruso anunció que Vladimir Putin no asistiría al encuentro. Horas después de divulgada la noticia, el presidente ruso denunció que recibió un trato “hostil y humillante” por parte de las autoridades aduaneras de Turquía. “Tenía toda la intención de reunirme con Zelenski y comenzar un diálogo constructivo, pero no pude ingresar a Turquía porque me prohibieron llevar conmigo los frascos de veneno que llevo a todos lados”, declaró Putin. El mandatario aclaró que el veneno no tenía como objetivo atentar contra la vida de Zelenski o cualquier otra persona. “Llevo mis frascos de veneno a todos lados simplemente porque les tengo cariño. Son de las pocas cosas que guardo de mi período como agente secreto de la KGB. O sea, que no representaban una amenaza para nadie. De todas maneras, sigo estando dispuesto a sentarme a negociar con Zelenski en cualquier país que me deje entrar con mis amados frascos”, indicó el mandatario ruso.
La amenaza a Trump: “Ya le inyecté una sustancia que lo dejó de color naranja. Si osa desafiarme, le voy a inyectar una que lo mate”. Vladimir Putin, alquimista de la geopolítica.