En 1988, el expresidente de Brasil dejó la carrera militar y se pasó a la política. En ese momento también sustituyó el uniforme militar por el traje, un cambio que nunca terminó de asimilar. “Después de pasar varias décadas vistiendo uniforme, desde mis épocas de cadete, fue muy duro volver a vestirme como civil todo el tiempo. Por suerte, dentro de algunos días voy a volver al uniforme”, declaró ayer Bolsonaro, al ser entrevistado tras la confirmación de que será condenado por su intento fallido de golpe de Estado. El exmandatario opinó que un mameluco naranja “no es tan atractivo como un uniforme militar”, aunque, por otro lado, confesó que es “bastante más cómodo”. “Creo que voy a pasar unos días muy lindos en la cárcel. Uniformes, disciplina, cuchetas, baños compartidos, ocasionales golpizas; en fin, va a ser una especie de vuelta a mis épocas de recluta. Pocas personas de mi edad pueden recibir este obsequio”.
La crítica: “Espero que le den varias décadas de cárcel, porque la forma en que fracasó al intentar dar un golpe de Estado nos avergüenza a todos”. Derechista brasileño decepcionado.