El fiscal especializado en crímenes de lesa humanidad, Ricardo Perciballe, volvió a pedir la captura internacional de Fleming Gallo, un exintegrante del Partido Comunista que colaboró con los militares y es acusado de torturas durante la última dictadura. La Justicia española rechazó en marzo un anterior pedido para extraditar a Gallo a Uruguay, en un caso centrado en detenciones llevadas a cabo por la Armada en 1979. En aquella oportunidad, los magistrados españoles entendieron que el delito de torturas ya había prescripto y que no correspondía aplicar los delitos de lesa humanidad, ya que España los reconoció recién en 2004.
Sin embargo, el nuevo pedido del fiscal Perciballe obedece a otra causa. El fiscal pidió ahora que se capture a Gallo a los efectos de “tomarle declaraciones” sobre acusaciones en su contra que aparecen en un juicio iniciado por Jorge Vera Pereira, un integrante del Partido Comunista que fue detenido, junto a otras nueve personas, en agosto de 1977 por el cuerpo de Fusileros Navales (Fusna).
Vera tenía 21 años entonces y trabajaba como pintor de letras. Tras su detención, durante dos semanas fue sometido a tormentos mediante la aplicación de la picana eléctrica en sus genitales, fue colgado de sus brazos, sometido al “submarino” y privado de condiciones mínimas de higiene y alimentación.
“Los interrogatorios fueron realizados, entre otros por el S-2 (oficial de inteligencia) de la unidad, el alférez de navío Jorge Tróccoli, quien se encontraba acompañado por los ex comunistas Fleming Gallo y Roberto Patrone”, dice la vista fiscal, fechada el 4 de abril. Además, agrega que “como juez sumariante actuó el indagado Tabaré Yamandú Daners”.
Daners –según declaró Vera– le aconsejó firmar como válidas las confesiones que le habían arrancado bajo tortura, para evitar nuevas sesiones de tormentos.
Con base en tales “confesiones”, un juez militar le impuso a Vera una condena de ocho años de cárcel, luego reducida a seis por el Supremo Tribunal Militar.
“Le reconocí la voz”
Otros de los detenidos también señalaron que Gallo estuvo presente en los interrogatorios, y no como mero espectador.
Sergio Iván Álvarez, que tenía 31 años al momento de la detención, declaró que Gallo “participó de mi tortura”. También Graciela Lignelli reconoció a Gallo: “Él era un colaborador y participó activamente del interrogatorio. Las preguntas las hacían entre varios, pero le reconocí la voz de la época de la militancia en el barrio”.
Gallo, exmilitante de la Unión de la Juventud Comunista, fue detenido en 1976 como parte de la Operación Morgan, dirigida contra el Partido Comunista. Desde ese momento, comenzó a colaborar con la dictadura.
Ha sido acusado de haber operado en la oficina del Fusna conocida como “La Computadora”, comandada por Juan Carlos Larcebeau, ya fallecido, y por Tróccoli, hoy preso en Italia luego de ser condenado por su participación en el Plan Cóndor.
En la sentencia que en 2009 condenó a Gregorio Álvarez y a Larcebeau por el homicidio de unas 30 personas, el entonces juez penal Luis Charles describió el funcionamiento de La Computadora.
“Dentro de la estructura del S-2 del Fusna funcionó lo que se llamó ‘La Computadora’, donde se procesaba la información obtenida en los operativos cumplidos, así como en los interrogatorios practicados a detenidos. En la misma participaron activamente los detenidos Fleming Julio Gallo Sconamiglio y Roberto Patrone Belderrain, los que ordenaban la información, confeccionaban fichas de cada detenido o requerido, mecanografiaban y también interrogaban y salían al exterior a colaborar en procedimientos”, señala la sentencia.
El documento sostiene que tanto Gallo como Patrone tenían “cierta autonomía para manejarse y sometían tanto a hombres como a mujeres detenidos a tratos degradantes”, y señala que ambos “no fueron procesados ni figuran en los listados de presos”. Si bien está registrado su ingreso como detenidos al Fusna, no hay registros de su liberación.
Demanda al Estado
Gallo estuvo preso en Zaragoza desde el 24 de abril hasta el 21 de julio de 2021, mientras se sustanciaba su pedido de extradición a Uruguay, finalmente rechazado.
Tras el fallo a su favor, el exmilitante comunista anunció que demandaría al Estado uruguayo.
“Esta detención, manifiestamente ilegítima e improcedente, le provocó daños y perjuicios morales y materiales ya que fue encarcelado, imputado de delitos que nunca cometió y que, según surge de la solicitud, ocurrieron hace más de 40 años”, dice la demanda que firmó el abogado Carlos Bustamante.
En el escrito, Gallo señala: “Las graves e infundadas imputaciones de que fui objeto fueron ampliamente difundidas por la prensa, por lo que llegaron a conocimiento de familiares, amigos y ciudadanos de España y Uruguay, exponiéndome así al odio y al desprecio público”.
En su demanda, Gallo no niega haber participado en La Computadora. “En el Fusna – dice – funcionaba una sección de análisis de información y producción de inteligencia denominada ‘La Computadora’, donde colaboraban en forma voluntaria 12 presos pertenecientes a diversas organizaciones, Aparato Armado del Partido Comunista en el Uruguay (PCU), Movimiento de Liberación Nacional–Tupamaros (MLN-T), Partido Socialista Revolucionario (PSR) y los Grupos de Acción Unificadora (GAU), entre otras. En ‘La Computadora’ los detenidos negociaban su libertad con las Fuerzas Armadas a cambio de su colaboración informando sobre medios, instalaciones, actividades, identidad y encuadre de los miembros de la organización a la que pertenecían”.
Gallo remarca que su participación en esos hechos ocurrió mientras estaba detenido y condenado: “En esa época estaba preso, a disposición de la Justicia Militar por el delito de ‘Atentado contra la Constitución en el grado de conspiración, seguido de actos preparatorios’ […] por el que fui condenado a cumplir seis años de penitenciaría”.
Gallo dijo a la diaria en abril que decidió colaborar con los militares por un cúmulo de motivos, entre ellos, haber sido delatado por varios de sus superiores, “la caída cantada de todo el aparato militar”, la “hipocresía” de varios dirigentes comunistas y la falta de seguridad de su pareja, “que estaba regalada en Buenos Aires”. “No fue una sola cosa. La URSS [Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas], el paraíso prometido, era una mierda. Me iba a comer una cana de siete años por algo en lo que ya no creía. Había perdido la fe mucho antes”, agregó.
También Daners
Como ya lo hizo en casos anteriores, Perciballe también pidió el enjuiciamiento y prisión de Daners, a quien señala como autor de “cinco delitos de abuso de autoridad contra los detenidos” y coautor de otros “cinco delitos de privación de libertad”.
La vista fiscal sostiene que Daners, quien luego sería comandante en jefe de la Armada entre 2004 y 2006, “estando en posición de garante de los detenidos, permitió que se les aplicaran apremios físicos y tratos crueles inhumanos o degradantes no permitidos por las leyes, la Constitución ni los reglamentos”.