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Luis Alberto Lacalle Herrera, el 13 de octubre, a la salida del juzgado, en Montevideo.

Foto: Mara Quintero

Lacalle Herrera sobre el vino envenenado: “Hasta el día de hoy estamos con la duda de quién fue el que generó esta conspiración”

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La jueza Silvia Urioste tomó declaración al expresidente Lacalle, en la causa que investiga el asesinato de Cecilia Fontana.

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La jueza en lo penal de 27° turno, Silvia Urioste, tomó declaración por más de una hora al expresidente Luis Alberto Lacalle Herrera en la causa que investiga el asesinato de Cecilia Fontana, madre del ministro del Interior, Luis Alberto Heber, ocurrido el 5 de setiembre de 1978, tras ingerir vino envenenado de una de las tres botellas que llegaron al domicilio de Lacalle Herrera el 29 de agosto de ese año.

Fuentes judiciales informaron a la diaria que la declaración del expresidente se centró en las circunstancias en las que fueron encontradas las botellas que eran dirigidas a la cúpula del Partido Nacional, integrada también por Mario Heber y Carlos Julio Pereira, y se le preguntó por el contexto político de aquel momento, debido a que en la última etapa de la investigación se fortaleció la hipótesis de que el hecho fue un atentado político, en el marco de una contienda entre militares del Ejército.

Concretamente, entre quienes se oponían a retomar el diálogo con el sistema político, facción liderada por el general Amaury Prantl y el teniente coronel José Gavazzo, y quienes respondían al entonces comandante en jefe del Ejército, Gregorio Álvarez, quien buscaba, a través del diálogo político, integrar un triunvirato para sustituir al dictador civil Aparicio Méndez.

En ese contexto, pocos días antes de la entrega del vino, la dirección del Partido Nacional, que funcionaba sin autorización de la dictadura, había divulgado un mensaje instando a retomar los canales democráticos. Además, Álvarez había definido una sanción para Prantl y Gavazzo por ser responsables de una publicación que circuló en el ámbito militar en la que Álvarez fue calificado de “traidor”, justamente por mantener contactos con figuras políticas.

Una de las nuevas piezas que podría cerrar la investigación penal sobre el hecho fue encontrada en la casa de José Nino Gavazzo, en Parque Miramar, en mayo de 2019. Entre los documentos incautados, conocidos en el ámbito judicial como “el archivo Gavazzo”, se encontró información que permitiría establecer un vínculo entre Gavazzo y los autores materiales del hecho.

El 30 de octubre declarará como indagado el expolicía Ricardo Zabala, cuya huella dactilar fue encontrada en las botellas cuando fueron periciadas, pero siempre se asoció ese hallazgo al hecho de que integraba el equipo de investigación del homicidio como parte del Departamento de Narcóticos de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia.

A la salida de la audiencia, Lacalle recordó el momento en que encontró las botellas, en la mañana del 30 de agosto, envueltas en papel de embalaje azul, con un sobre con los nombres de los destinatarios y otro con una esquela invitando a brindar al día siguiente. “Aparecieron en casa de mañana, en la entrada del costado. Yo pude haber sido víctima de esto, estuve a punto de tomar de la botella con veneno delante de mis hijos, y -esas cosas que manda Dios- mi mujer me dijo: 'No tomes', y no tomé. Después descubrimos que la botella tenía veneno, sino me hubiera muerto delante de mis hijos”.

“Mi vida no fue la que se perdió, pero fue la de mi prima [...] y hasta el día de hoy estamos con la duda de quién fue el que generó esta conspiración, este acto terrible. Podría haber sido cualquiera si hubiéramos convidado a alguien en casa, una cosa aberrante”, agregó.

Lacalle rechazó la idea de que la llegada al gobierno del Partido Nacional esté vinculada a la reactivación y el avance de la causa, y defendió la independencia del Poder Judicial.

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