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Foto: Ernesto Ryan (archivo, 2022).

Jonathan Mastropierro era informante de Carlos Taroco y aportó datos sobre la fuga del cuñado de Sebastián Marset

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Sebastián Alberti Rossi se fugó de la Unidad 10 Juan Soler en una maniobra que Mastropierro describió como de “corrupción” orquestada entre la familia de una persona privada de libertad y funcionarios, y financiada por Marset.

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Leído por Andrés Alba.
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Jonathan Mastropierro es una de las víctimas asociadas al caso de explotación sexual de adolescentes que tiene varios imputados, entre ellos el exsenador Gustavo Penadés. Por este caso fue condenado Carlos Taroco, exdirector del Comcar y de la Oficina de Inteligencia Táctica del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), que fue acusado por montar una investigación policial paralela para obtener información sobre las víctimas. Taroco elaboró un flujograma en el que tenía el nombre de algunas de las víctimas a las que estaba investigando, entre ellos Mastropierro y Romina Celeste Papasso, hoy en prisión preventiva por haber organizado una denuncia penal falsa contra el precandidato del Frente Amplio Yamandú Orsi.

Mastropierro era informante de Taroco en la Oficina de Inteligencia Táctica. Según un acta de declaración de mayo de 2021 a la que accedió la diaria, cuando Mastropierro estaba preso por varias estafas y por falsificación de certificados aceptó colaborar con esta oficina. Consultado sobre cómo pensaba colaborar, con qué información, el joven respondió relatando “hechos de corrupción, maniobras ilícitas y situaciones de vulneración” ocurridas en la Unidad 6 Punta de Rieles y en la Unidad 10 Juan Soler.

Sobre esta cárcel, en la que actualmente cumple reclusión Papasso, dijo que fue “víctima de más de una estafa” y que “suceden hechos que pueden configurar un delito”. Según Mastropierro, “dentro de la unidad hay venta de teléfonos, sustancias, alimentos, entre otros objetos prohibidos, lo que involucra a presos y funcionarios”. “La corrupción es tal que se venden hasta las comisiones laborales”, afirmó, en referencia a las oportunidades de trabajo en la cárcel. Habló sobre varios funcionarios, de los que aportó sus datos personales, que obtienen dinero por vender celulares, drogas y alimentos, entre otras cosas, también por avisar sobre requisas.

Como informante, Mastropierro aportó datos sobre la fuga de Sebastián Alberti Rossi, cuñado de Sebastián Marset, que se escapó cuando salió a tirar la basura de la cárcel de Juan Soler. Por este caso, cinco policías fueron sumariados.

Según Mastropierro, Alberti Rossi “pagó para que la fuga fuera exitosa” y aclaró: “Cuando digo ‘pagó’, me refiero a que para lograr el cometido tuvo que hacerse con beneficios que no le correspondían porque la persona privada de libertad se desempeñaba en la comisión de cocina, de máxima confianza, estando en la unidad por un lapso muy corto de tiempo, sin llegar a cumplir con los requisitos obligatorios para el resto de las personas privadas de libertad”.

Mastropierro relató que “para llegar a esa comisión abonó a la psicóloga de la unidad la suma aproximada de 40.000 pesos”. “Esta funcionaria vende comisiones dentro de la unidad a diferentes precios dependiendo de la situación económica de la persona privada de libertad”, acotó. El informante dijo que, en su caso, le cobró 50.000 pesos por obtener una comisión de “lavadero”. Sobre la transacción indicó que “ella me pide que el dinero sea entregado en persona para que no quede registro”.

Respecto de cómo se organizó la fuga del cuñado de Marset, Mastropierro declaró que fue por intermedio de la madre de la persona privada de libertad con la que Alberti Rossi compartía celda. Según señaló, la mujer tiene más de un hijo privado de libertad, conoce varias unidades y “así creó una red de contactos que le ha permitido lucrar y obtener beneficios económicos entrando equipos celulares, drogas, alimentos prohibidos y tarjetas SIM” para los celulares, entre otras cosas.

En particular, remarcó que en la Unidad 10 Juan Soler la mujer “tiene beneficios que le permiten generar ingresos corrompiendo el normal funcionamiento” de la cárcel. Tras aportar los datos personales de ella y de su hijo, Mastropierro explicó que la mujer “organizó al detalle” la fuga “para que se concrete”. “Gestionó la salida de la novia de Alberti Rossi del país, coordinó a un tercero para que en una moto lo esperara en la puerta de la unidad”, indicó. A cambio, la mujer “cobró un dinero” cuya suma aseguró “fue de importancia” y fue cubierta por “la familia del fugado”, es decir, la familia de Marset, con quienes manifestó que mantiene un “vínculo estrecho”.

Mastropierro planteó que “el día de la fuga estaba todo coordinado”. Informó que la mujer había conseguido la cédula de otra persona para que Alberti Rossi use para poder cruzar la frontera, lo que hizo a través de Rivera, según el informante. Una vez fuera de Uruguay, indicó que se alojó en la ciudad brasileña de Bagé, en Rio Grande do Sul, junto a su novia. Mastropierro relató que, luego de la fuga, Alberti Rossi recibió giros a través de Western Union y que “mantuvo contacto” con privados de libertad que seguían presos en la Unidad 10 Juan Soler “explicando su nueva vida allí y jactándose”. El informante indicó que el plan de Alberti Rossi era permanecer fugado hasta que su delito prescribiera, luego de diez años.

Finalmente, Mastropierro enfatizó en que su comparecencia ante la Oficina de Información Táctica fue “voluntaria” y que lo hizo porque “me sentí ofendido y descartado en la Unidad 10” y “porque estoy en contra de las situaciones de corrupción que se suscitan en las unidades de internación”. “Por mi parte, estoy a entera disposición para colaborar con información que pueda llegar a ser relevante para terminar con la corrupción en lo que me queda de pena”, concluyó en la declaración que le tomaron desde el INR, que fue firmada por el informante y por Taroco como receptor.

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