Laura Raffo se mueve entre la gente. Para, se saca una selfie con un grupo de mujeres que lleva una bandera celeste con un “no” en mayúscula, camina otros tantos pasos y la detienen de nuevo para otra selfie. Se abraza, saluda, una selfie más y sigue, hablando por encima de la música que invade la plaza Vidiella, en el barrio Colón.
“En Montevideo tenemos un despliegue muy grande”, dice a la diaria, apartada por unos segundos de la masa celeste que se apiña en semicírculo en torno a la tarima. “Creemos que hay que defender la LUC [ley de urgente consideración] porque es una buena ley, que ya produjo cambios en este año y medio de vigencia”; por un lado, explicó, “participan todas las agrupaciones del partido, haciendo barriadas, reuniones en casas de familia, en las plazas, en los shoppings, en la rambla”, y por otro se desarrollan asambleas vecinales, municipio a municipio, como la de plaza Vidiella. La idea es que en la primera parte se acerquen vecinos del barrio a plantear dudas respecto de la ley y, en una segunda instancia, hablen dirigentes de la coalición de gobierno. La lista de oradores en Colón incluye a Raffo, al diputado Daniel Martínez y a los senadores Jorge Gandini y Graciela Bianchi.
“Creemos que de esta manera le podemos transmitir mejor a la gente, que se saque las dudas, hablar en serio de que acá nadie se perjudicó”, continúa Raffo mientras a la militancia congregada se suman algunos curiosos. “¿Quién se perjudicó por poder alquilar sin una garantía?, ¿quién se perjudicó por haber podido adoptar un hijo finalmente?, ¿quién se perjudicó porque hayan puesto en la cárcel a quien lo rapiñó?”, pregunta.
Los ejes en los que se basa la campaña del No, que defiende los 135 artículos que se pretenden impugnar, son bien claros. Por un lado, se hace hincapié en “el derecho de ejercer la huelga por parte de los trabajadores así como el derecho a acceder a su lugar de trabajo para aquel que no quiere plegarse a una huelga”, según palabras de la propia Raffo, que recuerda lo sucedido con la elección de horas de docentes de UTU, en la que “había un puñado de 15 docentes que quisieron ocupar el centro donde se elegían las horas, impidiéndoles a cientos de docentes anotarse. Gracias a la LUC se los pudo sacar de ese lugar y quedaron a un costado”. Por otro lado, se insiste en la posibilidad de alquilar sin garantía, y por último –y en esto es donde la campaña hace más hincapié– se habla de seguridad. Todo está resumido en 18 folletos diferentes que se reparten durante las asambleas o barriadas, cada uno en referencia a un eje temático.
Para Flavia, militante del espacio 40 desde hace mucho, desde la campaña por el Sí “están agitando todos los cucos”, por ejemplo, lo que sucedió con el futbolista de Peñarol Nicolás Schiappacasse: “Todo eso que dicen que está mal para mí está genial, porque no veo nada de malo en que un policía revise un vehículo en ninguna instancia, en ningún momento”. Habla convencida, sin quitar la vista de la tarima mientras sostiene una bandera de su sector, y llama “a que venga un frenteamplista y me explique por qué vota que Sí; por ahora te ponen una Pantera Rosa, un [Esteban] Valenti que lo único que hace es agredir e insultar, y eso me parece que no suma”.
Entre la gente, menos solicitado que Raffo pero igualmente rodeado, está el director de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior, Santiago González, que discurre por los mismos caminos discursivos. “No conozco hasta ahora una sola persona que diga ‘ese artículo a mi me perjudica’”, dice, y sostiene que “se puede votar en contra del gobierno, pero no estamos votando un presidente ni legisladores. Estamos votando artículos, en su mayoría votados por unanimidad”. Es que una cuarta línea de argumentación desde la campaña celeste es que se trata de un “trancazo” al gobierno, una forma de impedirle gobernar. “Creo que hay estrategias de algunos dirigentes de enfrentar temas contra el gobierno, y aunque no esté en la LUC, siempre es ‘esto es culpa del gobierno’, ‘esto es por la LUC’”, sostiene, y en esto coincide Raffo, que cree que se trata de “impedir una ley que respondió al cambio que votó la mayor parte de la población. Cuando concurrimos a las urnas la mayoría de los uruguayos votó un cambio en el signo de gobierno, y ganó un gobierno de coalición comandado por un gran presidente que es Luis Lacalle Pou”.
“Defendemos la LUC porque creemos que es una ley que les da a los uruguayos más derechos y genera soluciones en materia de seguridad”, dice Matías, militante de la lista 71. Se arrimó a la asamblea como a “todas las volanteadas y barriadas, creo que de a poco se va informando a la gente, se habla, se trata de evacuar dudas, en ese sentido va la campaña”.
Rosa, rosa
Por Garibaldi, en la esquina con Pando, frente al colegio Sagrado Corazón, está instalado el gazebo para la militancia por el Sí. La Pantera Rosa baila unos metros más allá y Emiliana y Valentina reparten volantes informativos a los peatones que van y vienen de la feria, una cuadra más adelante.
“Venimos de una campaña de recolección de firmas que, como todo, costó arrancar, pero generamos una organización tal que ahora estamos al día con todo a través de la Comisión Prorreferéndum”, dice Emilia, con un gorro rosado del Sí. “Creemos fundamental dejar de lado los egos, el protagonismo de algunos dirigentes”, sostiene, y cree que “así como se demostró con las 800.000 firmas que las bases fueron las que llevaron adelante las conquistas, en esta oportunidad es lo mismo”.
Para Valentina “es una cuestión de no confiarse”. Ahora, dice, “la gente se tiene que informar y somos nosotros los encargados de poder proporcionar esa información”. En el Municipio C, donde se mueve la coordinadora, trasladan el gazebo por distintos puntos estratégicos para la campaña.
“Queremos que el pueblo legisle por un día”, dice Emiliana. “La idea es llevar un discurso contrahegemónico. Nos hemos encontrado con mucha gente que no sabe lo que es un referéndum”. Para la militancia del Sí, si “hay gente que no tiene ni idea de lo que es un referéndum”, existe una responsabilidad “por parte del Estado por no haber preparado al pueblo uruguayo para tomar decisiones”.
“Señor, ¿tiene un minuto para hablar del referéndum de este 27 de marzo?”, se escucha que dice uno de sus compañeros a un hombre mayor que lo desestima con un gesto. “Una de las cosas que siempre cuestionamos en la campaña de la recolección fue no habernos permitido el espacio para discutir con el gobierno y el Parlamento”, dice Emiliana, que milita en el Sindicato Único de Telecomunicaciones (Sutel), y admite que se quedaron “con las ganas de discutir a fondo un montón de artículos que afectan directamente a las empresas públicas”.
Otro de los ejes que tanto a Emiliana como a Valentina les importa tiene que ver con la cercanía del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. “Las militantes del movimiento sindical también somos parte de la sociedad, por eso queremos discutir una ley nefasta para las mujeres en general. A las madres de familia, a las mujeres que alquilamos, a las que dejamos a los gurises en la escuela y tenemos que salir a llenar la olla, nos afecta mucho”.
“¡Opa!”, se escucha a modo de saludo, y quien aparece y agarra unos volantes es el senador del Frente Amplio (FA) Óscar Andrade. Luego de un breve intercambio, se acerca y conversa. “Yo creo que la fortaleza que tiene el Sí es que es un movimiento ciudadano, que nació de las asambleas de trabajadores, de las cooperativas de vivienda, de instancias de deliberación estudiantil”, dice, y sostiene que “del otro lado”, desde la campaña del No, “hay una defensa desde la institución, del gobierno. Son campañas que de por sí son distintas, porque la fortaleza que tiene la campaña por el Sí está en el trabajo y el contacto mano a mano, en la capilaridad, en el esfuerzo militante”.
Para Andrade, “la victoria se enraiza” en esta práctica, y en las recorridas por el interior del país, “la mayoría de los que recibe el material no sólo lo recibe con mucha predisposición, sino que en general comparte la preocupación por cuánto la LUC recorta derechos de los trabajadores, desnaturaliza el Instituto Nacional de Colonización [INC] y genera una lógica represiva que tiene una deriva autoritaria para abordar los temas de seguridad”.
Según Andrade, “el triunfo está ahí, no en otro lugar. Creo que en lo que hay que concentrarnos estas casi seis semanas que nos quedan es en ese trabajo”. La campaña de la papeleta rosada también se basa en ejes temáticos. Para el legislador, “son cinco: primero, el mercado resuelve todo, eso se ve muy claramente en los temas de vivienda, también en el sentido del INC”; en segunda instancia, hay “una línea antisindical”. Para el dirigente “claramente la LUC está fundada en una filosofía que entiende que el problema en el trabajo es que hay demasiada fortaleza en los colectivos laborales, cuando los problemas de trabajo se dan donde los colectivos laborales no tienen fuerza o son inexistentes”. Luego, una tercera pata refiere a “recortar la participación, esto se ve en la educación, en los congresos de la educación y en la participación de los estudiantes”. También hay “un cuarto costado represivo que llega a niveles insólitos: establecer que el derecho a la propiedad está por encima del derecho a la vida, dos elementos muy potentes desde el punto de vista discursivo”. El quinto y último “son las empresas públicas: la LUC debilita las empresas públicas privatizando parte de las sociedades anónimas propiedad de estas empresas”.
Respecto de si la campaña busca “impedir gobernar”, como se dice desde filas celestes, Andrade considera que “está el lado del No, el lado del Sí, y está la verdad”, que, sostiene, “es una: el 28 de marzo van a quedar el mismo presidente, los mismos legisladores, los mismos intendentes, los mismos ediles, el mismo gobierno; por tanto, no se elige gobierno, esa es la verdad”, y parte de la verdad “es que a lo que está convocado el pueblo es a ser legislador por un día”.