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Integrantes del colectivo Aruera durante la jornada de apoyo a Carla Pappalardo.

Foto: Natalia Ayala

Ocean Park: la persecución a vecinos acusados de usurpar terrenos

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El colectivo Aruera expuso el caso de Carla Pappalardo como uno de los ejemplos más claros del hostigamiento que sufren por defender su derecho a la posesión de tierras.

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Carla Pappalardo vivía con sus dos hijos en una casa alquilada en Ocean Park, aunque con la intención de encontrar un terreno “para estar”. Finalmente, lo consiguió con la orientación de una vecina, quien le dijo que allí “no había movimiento”. Ahora, habla con la diaria desde el interior de una modesta vivienda que instaló en la zona boscosa del mismo balneario, mientras afuera llueve de forma torrencial. Dice que lo ocupa “haciendo uso de su derecho a habitar”.

No está sola. La acompañan algunos integrantes del colectivo Aruera, organización local que defiende la posesión de la tierra amparada en la normativa vigente. Carla se contactó con el colectivo tras ser objeto de múltiples denuncias, desde noviembre pasado, por parte de un vecino que no la quiere en el lugar.

Actividad del colectivo Aruera en Ocean Park.

Foto: Natalia Ayala

Todos los casos en su contra han sido archivados, afirman. Después de la primera denuncia, radicada por presunta usurpación, siguió la más grave, porque involucró a sus hijos, de siete y diez años. Un vecino la acusó de tenerlos en malas condiciones y no enviarlos a la escuela. Primero, la mujer recibió en su casa a policías de la Unidad Especializada en Violencia Doméstica, quienes al cabo de media hora consideraron que la acusación no tenía fundamento. Sin embargo, el asunto no terminó.

Cuenta que dos días después le llegó una orden para que los niños fueran derivados a un centro del INAU debido a una nueva denuncia; ahora la acusación era que los varones habían intentado suicidarse. También este caso fue archivado, después de una audiencia. Pero el acoso no cesó. La semana pasada recibió una nueva notificación. “Alguien me denunció por ruidos, por estacionar un auto y porque una moto vino a visitarme”, sostiene.

Integrantes del Colectivo Aruera durante la jornada de apoyo a Carla Pappalardo.

Foto: Natalia Ayala

Esa fue la gota que colmó el vaso. El colectivo Aruera, que ya venía exponiendo el “hostigamiento” policial y judicial sobre algunas familias de Sauce de Portezuelo y Ocean Park, resolvió divulgar el caso de Carla, como el ejemplo más gráfico, con una juntada en la que, además de informar, realizarían trabajos para su proyecto de huerta comunitaria.

A pesar de la lluvia torrencial, unas diez personas acompañadas por algunos niños plantan semillas en su patio. La dueña de casa insiste en defender su derecho a “cuidar el espacio y habitarlo de manera respetuosa”, igual que otros vecinos que también han sido denunciados e intervenidos sin chances de defenderse, comenta Marcos Montico, referente del colectivo Aruera.

Casa de Carla Pappalardo en Ocean Park, durante la jornada de huerta comunitaria.

Foto: Natalia Ayala

Cuestionan a la Asociación Vecinal de Ocean Park

Montico dice que la mayoría de las denuncias son anónimas, pero sabe que no provienen de propietarios de los padrones reclamados. Plantea fundamentos similares a los presentados, semanas atrás, por la Coordinadora Derecho a Habitar, que nuclea a varios colectivos en defensa de la posesión de terrenos. Advierte que la documentación que presentan ante la Policía y la Justicia “no son revisadas debidamente” y que, en algunos casos, se les ha intimado a desalojar sus viviendas en 72 horas sin considerar, por otra parte, la situación de vulnerabilidad en esta época invernal. “Algunos de nosotros hemos sido citados a audiencias de formalización y estamos viviendo realmente una persecución de algunos vecinos”, afirma.

Integrantes del Colectivo Aruera durante la actividad en la huerta en Ocean Park.

Foto: Natalia Ayala

Entonces apunta a la Asociación de Vecinos de Ocean Park y, en particular, al presidente Carlos Font. “Ha hecho muchas de estas denuncias por supuestos delitos de usurpación, pero nosotros estamos haciendo uso de este derecho amparado por el Código Civil bajo las normativas vigentes”, insiste.

Además de las denuncias formales, Montico sostiene que en las redes sociales de la Asociación Vecinal abundan los mensajes en los que “se incita al odio y a la violencia, con información falsa e imágenes extraídas de internet que no representan la realidad”. Con todo, esperan que al mostrar el caso de Carla y continuar organizados los habitantes de la zona accedan a los fundamentos de la posesión de terrenos y los conozcan mejor.

Jornada de huerta comunitaria del Colectivo Aruera en Ocean Park.

Foto: Natalia Ayala

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